La Psic. Raquel Burstein comparte sus emociones al visitar Jerusalem: “Volví al Muro de Los Lamentos en febrero de este año 2017. Era un retorno nuevamente a casa, como es la vivencia de cualquier judío de cualquier parte del mundo, religioso o no, como yo que no lo soy, y coloqué entre sus piedras un papelito con el deseo de que tengamos un mundo mejor, más civilizado y con Paz universal”.
A cincuenta años de la Guerra de los 6 días, tengo el recuerdo, a pocos días de finalizada, casi adolescente integrando un grupo que iba a realizar una experiencia en un kibutz, nos llevaron a Jerusalem recién reconquistada. Se trató de una guerra desigual, cruel, dónde tres poderosos ejércitos árabes se lanzaron para aniquilar al Estado de Israel. ¿Era éste una gran potencia? ¡No! ¡Su tamaño era semejante a nuestro Departamento de Tacuarembó! Israel felizmente con sus realmente heroicas Fuerzas de Defensa pudo defenderse y salir victoriosa y liberar Jerusalém y con ella el Muro de Los Lamentos, los lugares más sagrados para el pueblo-nación judía.
Cuando me fui acercando al Muro -bendito Kotel- visualicé incrédula, como este lugar tan sagrado, había sido profanado por los jordanos, convirtiéndo en sucias letrinas sus paredes, sus suelos. Nada impidió mi contacto con sus piedras que con una emoción y amor indescriptibles, sentí las vibraciones de toda la historia de nuestro pueblo como en un susurro que me penetraba. No podía desprenderme de dicho contacto y lloré. Cerca de mí había entre cientos, miles de personas, soldados también con lágrimas en sus ojos. Se los veía agotados. Muchos de ellos vendrían del frente de la post batalla impuesta con tanta alevosía. Nos costó alejarnos del lugar, pero tuve la necesidad de llevarme algo más aparte de lo que ya estaba instalado en mi alma en forma ancestral: levanté del suelo tres piedritas, testigos mudos de tanta injusticia, tanta profanación, pensé que ellas también estarían llorando de emoción, porque un nuevo tiempo de libertad se avecinaba.
Volví al Muro de Los Lamentos en febrero de este año 2017. Era un retorno nuevamente a casa, como es la vivencia de cualquier judío de cualquier parte del mundo, religioso o no, como yo que no lo soy, y coloqué entre sus piedras un papelito con el deseo de que tengamos un mundo mejor, más civilizado y con Paz universal.
Para finalizar estas líneas, quisiera recordar que Jerusalem está mencionada seiscientas veces en nuestras Escrituras Sagradas (y ni una vez en el Corán). Vaya si Jerusalém -Yerushalaim- tiene un significado sublime para el pueblo judío:
SALMO 137:
“Si te olvidare oh Jerusalém,
Pierda mi diestra su destreza,
Mi lengua se pegue a mi paladar,
Si de tí no me acordare
Si no enalteciere a Jerusalém
Como preferente asunto de mi alegría”
Fuente: CCIU – Autora: Raquel Burstein
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