Europa y los nacionalismos sin freno

Europa para los europeos y los países para sus ciudadanos. Probablemente no nos suene raro que esto se empiece a vociferar por toda Europa y luego en cada continente.


Por Ilan Buzny

El paradigma de la globalización está transcurriendo uno de los momentos más oscuros y difíciles como nunca antes. El avance de nacionalismos extremos (principalmente de derecha) en Europa, la subida  al poder de Donald Trump y los deseos de independencia por parte de distintos nacionalismos son una muestra de que un mundo “sin fronteras y un universo donde todos somos ciudadanos del mundo” está al borde de fracasar.

Las recientes crisis económicas, el aumento de inmigrantes que huyen de las guerras civiles buscando un futuro mejor y el aumento del  caudal de votos hacia los partidos nacionalistas ponen sobre el tablero de ajedrez de la política mundial un desafío gigante que pocos estadistas creen poder resolver.  Alemania, Francia, España, Hungría, Austria, Países Bajos e incluso el Reino Unido con su famoso “brexit” tienen instalado en el corazón de sus naciones grupos nacionalistas que quieren ponerle fin a la unión entre las naciones europeas para fortalecer sus fronteras, creyendo que así podrían solucionar los problemas que los aquejan.

En América el fenómeno nacionalista se ve en su máxima expresión con el presidente Trump quien a vivas voces reclama la construcción de un muro con México para solucionar los problemas que aquejan una parte de los ciudadanos norteamericanos.

El fenómeno de los movimientos nacionalistas trae aparejado aumentos en manifestaciones racistas, xenófobas, antisemitas y  la violencia hacia el “distinto”. Cómo si esto fuera poco el aumento en la cantidad de votos le da una mayor representación en el poder legislativo y una competencia cara a cara con los partidos tradicionales gobernantes de cada nación o incluso llegan a tal punto que hacen de un candidato como Trump el presidente de los Estados Unidos.

Todos sabemos a dónde llevo a parar los nacionalismos descontrolados del siglo XX y como finalizó Europa y el mundo entero después de la segunda guerra mundial. Si bien no existen recetas mágicas para frenar el auge nacionalista, si existen maneras de que los pueblos no se vean con necesidad de recurrir a ellos. La mejora de la crisis económica, el creer nuevamente en los políticos y el aumento de políticas inclusivas además del fortalecimiento de las democracias  y sus instituciones son herramientas para frenar el avance de los nacionalismos. Un tema para recalcar será que dentro de poco Argentina asumirá la presidencia del g-20 con lo cual el gobierno tendrá la dura misión de mantener firme los lazos de cooperación mundial en salud, economía y seguridad entre otros.

Se avecinan momentos de plena incertidumbre a nivel mundial. Será tarea de cada gobierno pero por sobre todo de los ciudadanos del mundo no permitir que los nacionalismos se apoderen de los gobiernos, porque uno nunca sabe hacia dónde se puede desencadenar. Comenzaran con muros, seguirán con expulsiones y luego será cuestión de tiempo para ver cuál será el próximo paso.