La rendición frente a Irán


Por Natalio Steiner, co-director de Comunidades

En agosto del  año 2015 las cinco potencias más Alemania firmaron un controvertido pacto con Irán, pacto que ha sido puesto en marcha a principios del mismo año bajo la exhultante alegría del regimen iraní y la desconfianza de las principales potencias del Medio Oriente como Israel, Arabia Saudita y Turquía y Egipto

Más allá de los diversos puntos que contiene el acuerdo y que son de público conocimiento para evitar la eventual nuclearización  militar de Irán, este acuerdo no elimina el problema de fondo: el deseo iraní de eliminar a Israel del mapa, algo proclamado por el siniestro regimen con llamativa continuidad.

Sin embargo, no se trata solo del valor de la palabra y la credibilidad de la misma que aparece relativizada en el caso de Irán sino que las acciones concretas del país persa hablan por si mismas.

Para Irán poseer o no un arma nuclear no fue más que un objetivo para un fin : expandir su influencia regional en Medio Oriente a expensas de las progresivas retiradas de EE.UU. de la región y amenazar la existencia de Israel no solo apoyando abiertamente a Hizbollah sino expandiendo su influencia sobre Siria con la veña de la política exterior de EE.UU. que no solo ha claudicado  frente a Irán sino que da la espalda a los intereses de seguridad de tres regímenes aliados como Israel, Arabia Saudita y Egipto.

El acuerdo firmado con el beneplácito de Irán no anula la posibilidad de que los persas sean una potencia nuclear sino que posterga la ambición por una década mediante un complejo sistema de revisiones.  Se ganó tiempo; se descomprimió la tensión nuclear pero no se anuló el desarrollo misilistico de largo alcance de los iraníes ni se inhibió el apoyo al terrorismo chiita del Hizbollah.

Las consecuencias más visibles de este acuerdo a corto plazo serán un desarme mayor del poder nuclear israelí como elemento disuasivo ante la reorientación estratégica de EE.UU y la proliferación nuclear de diversos programas en Turquía, Arabia y Egipto. Si EE.UU. y las grandes potencias han querido calmar la región postergando la amenaza nuclear iraní, habrán logrado el efecto inverso exacerbando a la mayor parte del mundo sunnita que ve en Irán una amenaza real y no una ficción. Es más, el acuerdo con Irán ha influenciado claramente en el chantaje que el regimen de Corea del Norte mantiene sobre sus países vecinos.

En la historia contemporánea hay ejemplos varios de fallidos acuerdos con regímenes despóticos que originalmente estaban destinados a lograr una distensión o lograr la paz pero en verdad generaron más guerras y amenazas. El fracaso en la desnuclearización militar del regimen comunista- stalinista de Corea del Norte es el ejemplo más reciente( 2006). El reciente acuerdo con Irán puede ir por un rumbo similar que cada tanto se disfraza camaleonicamente como un regimen " moderado ".

Obama y su ingenua politica exterior concluyeron  su mandato en  2017 pero dejarón las semillas de la discordia sembradas en la convulsionada región pagando otros las consecuencias del fortalecimiento regional de Irán. Una realpolitik absurda que en nombre de la paz traerá más inestabilidad y guerra.

A esto hay que sumarle la actitud de una Europa claudicante y la soledad de EE.UU. para revisar y remodelar un acuerdo que ha dejado completamente de lado las amenazas misilísticas de Irán sobre países de la región.