Rohani, el pasivo-agresivo. Por Marcelo Kisilevski


Este fin de semana, un dron iraní penetró durante un minuto y medio en cielo territorial israelí, hasta que Israel lo derribó. Aviones de la Fuerza Aérea israelí atacaron, entonces, 12 objetivos en Siria, parte sirios (entre ellos bases de lanzamiento de misiles antiaéreos) y parte iraníes. Uno de los aviones F-16 fue derribado por un misil sirio, en realidad de fabricación rusa.

La estrategia de Irán consiste en lograr una hegemonía iraní en el Medio Oriente, penetrando en países árabes (Irán es persa), actuando como potencia regional militar y económica, a través de la concreción de un corredor: Irán + el Irak chiíta (centro-norte) + Siria como protectorado iraní + Mediterráneo. Sin olvidar a su proxy en el Líbano, Hezbollah. Allí, en el Líbano, supuestamente a salvo de los bombardeos israelíes, es donde Irán planea construir una planta de fabricación de misiles de alta precisión a ser disparados contra Israel cuando llegue la hora, lo cual sería la solución, desde su punto de vista, a las incursiones israelíes en territorio sirio para frustrar el costoso traslado de misiles desde Irán a las comarcas de Hezbollah. Para Israel, eso es una línea roja, y de allí las incursiones. Como movimiento de pinzas, Irán se acerca por el sur, apoyando a los hutíes chiítas en el Yemen, y también a Hamás (sunitas, pero un enemigo en común los une) en la Franja de Gaza. Israel está preocupado por esta avanzada iraní en la región, pero más lo están los propios países árabes. En Siria, medio millón de civiles ya fueron muertos, y el régimen genocida de Assad permanece incólume, gracias al sostén iraní, además del ruso.

Todo esto no lo impidió al presidente de Irán, Hassan Rohaní decir, en respuesta a la escalada del fin de semana: “Una solución militar, intervención extranjera, y traspaso de armas destructivas a la región, no son la solución a los problemas de la zona. Si un país piensa que se pueden obtener resultados deseados por medio de aumentar el terror, intervención en asuntos de otros países o bombardeos de países vecinos, está equivocado”.

¿De veras? ¿No es lo que está haciendo, precisamente, Irán? Quizás Rohaní está proyectando, diría un psicólogo. Son síntomas del famoso trastorno pasivo-agresivo, diría un psiquiatra. En conferencia de prensa, mostró grandes dotes de manipulador. Por desgracia, el Medio Oriente no es un espacio terapéutico.

¿De quién habla Rohaní? Es sabido que existe una interna entre él, que defiende soluciones económicas para la alicaída economía iraní, reduciendo la inversión en aventuras militares exteriores, y Muhamad Alí Jafari, comandante de la Guardia Revolucionaria Iraní, que defiende las soluciones militares a todos los problemas de Irán. ¿Le estará hablando a él? ¿Es un Irán que se mira al espejo?

Pero no. Rohaní, leal, aclara el punto: “Irán está dispuesto a aportar a la seguridad de la región. Ya hemos creado una cooperación tripartita, cuádruple y quíntuple en la región, y vemos que esta cooperación contribuye a la zona”.

El mandatario iraní tiene suerte: en la era de las narrativas, cualquier construcción simbólica es posible. En tanto, altos oficiales del ejército israelí han anunciado que el actual choque a tocado a su fin pero, advierten, el próximo incidente con Irán es solo cuestión de tiempo.

Fuente: Facebook Marcelo Kisilevski