Todos contra Polonia por la polémica “Ley del Holocausto”. Por Oliver Pieper


Stella Testa sobrevivió al Holocausto y hoy vive en Jerusalén. Los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial están omnipresentes para esta mujer de 90 años, que ha seguido atentamente el debate sobre la polémica nueva ley polaca. “No creo que los polacos intenten eludir sus responsabilidades”, dice Tesla, mostrando comprensión. Pero, por otro lado, añade que “no hay nadie culpable, porque todos son culpables. ¿No es Roosevelt también culpable? ¿Por qué no bombardearon Auschwitz?”.

Testa, que nació en Macedonia, debió escapar de los nazis y los primeros años se escondió con algunos partisanos en Europa del Este. Los polacos también estaban asustados, recuerda. “Cuando eran interrogados por los alemanes, denunciaban a sus propios vecinos. Cuando llegaron los nazis, mi vecino incluso intentó matarme”, dice. Pero uno no debe generalizar: “Son responsabilidades individuales”, sostiene.

Disputa polaco-israelí

Los primeros ministros de Polonia e Israel, Mateusz Morawiecki y Benjamín Netanyahu han acordado la creación de un grupo de trabajo bilateral para tratar asuntos históricos. Pero Polonia no quería esperar. El presidente Andrzej Duda firmó la polémica Ley del Holocausto, que establece multas o hasta tres años de prisión si, entre otras cosas, alguien “públicamente, y contrariando los hechos”, responsabiliza o hace corresponsables al pueblo polaco y al Estado por los crímenes cometidos por el Tercer Reich. Duda dejó la ley ahora en manos del Tribunal Constitucional, que debe ver si ésta pone en riesgo la libertad de expresión.

Por ahora, el conflicto polaco-israelí se ha solucionado en parte, al menos a nivel gubernamental. El Ministerio de Exteriores del Estado judío espera que ambas partes puedan acordar algunos cambios a la ley. “Israel y Polonia tienen la responsabilidad compartida de preservar la historia del Holocausto”, dice el comunicado oficial. En el Parlamento israelí preparan, en tanto, una reacción sobre la nueva ley.

También los investigadores israelíes tienen algo que decir, aunque ni el arte ni la ciencia son afectados directamente por el polémico cambio. Pero “lo que se busca es presentar una única visión sobre el rol de Polonia en el Holocausto como la correcta. Eso es muy problemático”, lamenta David Silberklang, historiador del Instituo Internacional para la Investigación del Holocausto en Jerusalén. La mayoría de las instituciones y especialistas apoyan la idea de no utilizar el término “campos de exterminio polacos”, pero así como está estipulada la ley se impide el debate público sobre el tema. “Obviamente en gran parte el pueblo polaco no estuvo involucrado en el Holocausto, pero hubo gente que hizo cosas terribles y eso debe ser debatido”, opina el historiador.

Decepción en Estados Unidos

Las reacciones en Estados Unidos han causado incomodidad en Polonia. Tras la firma de la Ley del Holocausto, el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo que su país estaba “decepcionado”. Tillerson criticó esta ley, pues “tiene un efecto negativo en la libertad de expresión y para la investigación académica”. Una crítica tan clara de su principal aliado no se había escuchado en Varsovia ni siquiera tras su controvertida reforma constitucional.

Los congresistas republicanos y demócratas criticaron también con dureza a Polonia. Orrin Hatch, el senador republicano más veterano y miembro del Consejo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos, dijo que “la ley es muy perjudicial para todos quienes desean aprender las lecciones del pasado y trabajar por un futuro mejor”. Debbie Wasserman-Schulz, congresista demócrata por Florida, dijo que la decisión del presidente Duda era “profundamente decepcionante y preocupante”.

Crítica de la Unión Europea

¿Y Bruselas? El presidente del Consejo de la UE, el polaco Donald Tusk, calificó la decisión de Varsovia como contraproducente. Tusk acusa al gobierno polaco de haber logrado exactamente lo contrario de lo que se proponía. “Los autores de la ley han puesto el erróneo concepto de ‘campos de exterminio polacos’ en boca de todos con una eficiencia nunca antes vista”, tuiteó Tusk.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, llamó a todos los países alguna vez ocupados por los nacionalsocialistas a enfrentar la historia. “Hubo muchos héroes que lideraron la resistencia, pero también hubo en esos países gente que colaboró con la ocupación nazi”, sostuvo.

Alemania enfatiza su propia culpa

Alemania tiene un papel importante en este difícil debate. Incluso antes de la firma de la polémica ley, el ministro de Exteriores germano, Sigmar Gabriel, recalcó la culpa histórica de Alemania. “No existe la menor duda sobre quién fue responsable de los campos de exterminio, de operarlos y asesinar allí a millones de judíos: los alemanes”, dijo. Alemania organizó los asesinatos masivos y nadie más, insistió Gabriel.

Los campos de exterminio no se establecieron accidentalmente en Polonia, agregó el político socialdemócrata. Ocurrió así porque “la cultura polaca debía ser aniquilada, así como cada vida judía. Tres de los seis millones de judíos asesinados venían de Polonia”, recordó. La conciencia de esa culpa histórica es parte de la actual identidad germana y “un consenso esencial de todas las fuerzas democráticas alemanas”, finalizó.

Fuente: Diario Judío