Mauricio Macri está listo para viajar a Israel, un país que presenta tecnología de punta


El presidente Mauricio Macri viajará este año Israel, donde se encontrará con un país en pleno crecimiento económico, una guerra que parece que no tener fin, el impresionante avance militar y civil en tecnologías digitales y su misticismo de siempre.

El embajador argentino, Mariano Caucino, le dijo a Clarín en Tel Aviv que espera que la visita "se concrete este año" y recordó que Macri ya visitó Israel como jefe de Gobierno porteño y diputado nacional. "Lo ideal sería que viaje en mayo para los festejos por los 70 años de la creación del Estado de Israel", reveló.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, también se había encontrado con Macri en setiembre pasado, cuando lo visitó en la Argentina.

Caucino, un académico de la UCES que fue recientemente nombrado, aclaró también que el Gobierno aún "no decidió" trasladar la Embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, tal como lo anunció el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien lo hará en mayo.

Si bien el diplomático informó que otras naciones como Guatemala sí seguirán los pasos de Estados Unidos, aseguró que la política argentina es esperar “una solución diplomática, consensuada y sustentable” entre Israel y Palestina para luego tomar una decisión en bloque con los países sudamericanos.

Con respecto al histórico conflicto, el vicepresidente de la universidad de Tel Aviv, Raan Rein, contó que Israel deberá decidir en el corto plazo qué hará con los territorios ocupados para salir de esta situación de conflicto permanente.

Sin embargo, durante la charla, el ex jefe del Ejército de Israel, teniente general retirado Benjamín Gantz, añadió otra preocupación israelí: el desarrollo nuclear de Irán. “Teherán aún no tiene la bomba, pero está en proceso”, alertó. Y opinó que el partido Hezbollah del Líbano “está ahora metido en Siria y en sus propias internas, pero su brazo internacional sigue activo en Medio Oriente, Europa y América Latina”.

El Hezbollah está acusado de haber sido el autor material de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA.

Israel es un país militarizado y con enormes dispositivos de seguridad electrónica por todos lados, pero con una sociedad que vive su día a día en forma normal. Es común ver a los soldados viajar en colectivo con su fusil automático M16 en la mano, el muro que separa a algunos territorios palestinos de israelíes y una tensión latente.

Este periodista viajó a Israel, junto con colegas de otros medios, invitado por el presidente de la DAIA, Ariel Cohen Sabban. El grupo de periodistas argentinos visitó, por ejemplo, las tumbas de los patriarcas judíos Abraham y Sara en Hebrón –una de las ciudades más conflictivas y donde viven 10 mil judíos y sólo 100 palestinos-. Lo curioso es que el grupo debió hacerlo en un micro blindado y con un guardia civil con un M16 en la mano.

Sin embargo, cualquiera puede emocionarse, sin sentir miedo, al ver cómo los creyentes rezan frente al Muro de los Lamentos, el Santo Sepulcro, el Domo de la Roca o el conmovedor museo del Holocausto, construido sobre una colina en las afueras de la ciudad, para recordar la memoria de los 6 millones de judíos asesinados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

En medio de esta realidad, el vicecanciller israelí, Modi Efraín, resaltó mejoras en las relaciones bilaterales tras el cambio de Gobierno en la Argentina en 2015 y la pérdida de influencia del chavismo en América Latina, que tiene “una política anti-israelí” en el conflicto de Medio Oriente.

Efraín, Caucino y Cohen Sabban coincidieron en que el mejoramiento de las relaciones bilaterales permite un aumento del intercambio comercial, cultural, político y tecnológico entre ambos país. Aunque Israel tiene una superficie equivalente solo a la de la provincia de Tucumán, en los últimos años hizo una enorme inversión en tecnología de uso dual (civil y militar), motivada por el conflicto con sus vecinos y que ahora comenzó a desparramarse sobre proyectos civiles con fines pacíficos.

En uno de esos proyectos invirtió el grupo IRSA, liderado por Eduardo Elsztain, al comprar al conglomerado Israelí IDB. Por ejemplo, una empresa de IDB convirtió las minicámaras de los misiles Rafael en dispositivos para hacer endoscopías.

Como política de Estado, Israel construyó en el medio del desierto de Be'er Sheva –literal- un complejo tecnológico donde participa el Ministerio de Defensa, la Universidad Ben Gurión, la municipalidad local y empresas privadas como el grupo IRSA. Está a pocos kilómetros de la Franja de Gaza, el punto de mayor tensión en el conflicto con los palestinos y la frontera con Egipto.

El lugar está diseñado como una ciudad del futuro, con tren bala y puente del arquitecto español Santiago Calatrava incluidos, donde ya hicieron inversiones empresas como Google, IBM y Oracle. Allí trabajan 2.000 ingenieros, sobre todo en sistemas informáticos, en un ambiente relajado con mesas de ping pong y almohadones por todos lados.

El Gobierno financia el 25 por ciento de los sueldos de esos ingenieros, porque la futura venta de los productos que fabrican será parte del negocio. Por ejemplo, así se hizo con aplicaciones para teléfonos como Moovit –donde trabaja el ingeniero argentino Diego Goldesten-, que luego le permiten recuperar la inversión. Los gerentes de IRSA quieren convertir a Be’er Sheva en la cibercapital de Israel.

La apuesta tecnológica, que en parte es parecida a los proyectos desarrollados ya en Estados Unidos, Rusia o China, empezó luego de que el Gobierno detectara jóvenes talentos en matemáticas en la secundaria y les pagara la universidad para cuando tuvieran que cumplir tres años de servicio militar obligatorio. Entonces allí se podrían desempeñar en las unidades de élite de ciberataque.

La más famosa es "la unidad militar 8.200", que creó un virus informático que habría afectado computadoras Siemens de la fábrica de enriquecimiento de uranio de Irán.

Además de las unidades militares de ciberataque, Israel creó hace seis años un organismo civil para ayudar a ciudadanos que sufren hackeos u otro tipo de ataques de carácter interno. En la Argentina, hasta ahora, solo se creó una Subsecretaria de Ciberdefensa en el Ministerio de Defensa y hay unidades especializadas en distintas fuerzas de seguridad. En Israel ya funcionan 350 empresas privadas de ciberseguridad, pero hay un debate abierto sobre si se puede regular la actividad.

Al margen de los negocios, el ex director de Cíber Crimen de la DGI de Israel, el argentino José Cohen, contó cómo usó programas para desencriptar contabilidades ocultas en computadoras o celulares en casos de evasión impositiva. "Un mafioso israelí un día me dijo que se había 'comido a muchos como yo' y le contesté que la carne argentina era dura y luego de 48 horas de trabajo le desencripté sus códigos", agregó el correntino, quien ofreció desinteresadamente su cooperación a la AFIP.

Así es cómo Israel, un país de 9 millones de habitantes que vive en una burbuja de seguridad en el conflicto de Medio Oriente, parece sacar provecho de todos los programas tecnológicos. Eso sí, las unidades militares de élite "8.200" de Ciberdefensa y "Gadgets" (dispositivos digitales específicos) pasan a retiro a unos mil expertos informáticos por año.

Buena parte de estos "nerds" crearon luego cerca de 700 "star up" (compañías emergentes) como Waze (para el tránsito vehicular) o bien están desarrollando bancos totalmente digitales o robots que sirvan como asesores financieros.

Hay otra cara también: la corrupción es un gran problema en Israel, aunque en menor medida que en la Argentina. Pero, por lo menos, pueden contar que el ex primer ministro y un ex presidente están presos, mientras que el actual jefe de Gobierno, Netanyahu, puede terminar también entre rejas porque su esposa recibió regalos "por más de 30 mil dólares" de una empresa concesionaria alemana.

Fuente: Clarín