Recordando a Ana Frank. (1929-1945)


Norte 26 de mayo 2.018 pagina 26

Cuando leí por primera vez algo sobre esta niña de 13 años de cuya vida se adueñaron los que soñaron con el imperio de los mil años, de los que siquiera conocía historia alguna. Eran hombres que cumplían órdenes muy alejadas del mandamiento, “No mataras” ni del amor al prójimo que está en Levítico XIX.-18 y San Marcos XII.-31. Como si esas ideas implantadas pudieran considerarse como valores dignos de ejemplos hacia un mejoramiento humanitario.

En Mayo de 1.940 los nazis invadieron Holanda donde ella vivía y ya nada siguió como en el mes anterior. Muchos jóvenes judíos eran llevados (les decían:) a campos de trabajo. La calle se volvió peligrosa, porque eran de inmediato recluidos para ser deportados. Descubierto su refugio y recluidos en el campo de concentración se enferma y muere, pero sus descripciones, sus sueños no cumplidos sobreviven a la barbarie y son recordados por judíos y gente de otros credos, para que sucesos de esta naturaleza no se repitan más.

Cuando alguien debe esconderse y por ello no ver el sol cuando el sol anuncia el día y no percibirlo en su ocaso y cuando el sol se oculta y los poetas y soñadores dicen que es el momento en que el sol muere.

Son momentos de obstrucción de vidas a las que ningún ser humano tiene derechos sobre sus semejantes.

Y eso es precisamente lo que le paso a Ana Frank, esa niña que preguntaba ¿por qué nos ocultamos? Y anotaba a diario sus sucesos personales y familiares. Al sentir esas privaciones a pesar de las cuales trataba de sentirse feliz. Describía sus sueños y su vida real que compartían primero en su guarida.

No sabía que descubiertos en Ámsterdam, los mandarían a Auschwitz como a otros vecinos judíos y surgían las nuevas preguntas, ¿Por qué? Sabía que las personas no eligen donde y cuando nacer, que luego no saben como vivir y por ultimo no quieren morir, pero Auschwitz ¿Como seria? Todavía no se sabía que eran los campos de la muerte. En ese campo siguió con sus anotaciones que su padre, único sobreviviente de la familia encontró después de su enfermedad y muerte posteriormente de mayo 1.945. Por ello tenemos ese testimonio que los lectores de cualquier edad logran comprender la importancia de vivir en libertad.

Lo días antes de ser llevados los describía en su diario, tal como logramos leerlo años después, como diciéndonos: Se puede ser feliz a pesar de todo. Pero nunca soñaron que participarían tan directamente de la parte oscura del silo XX.-

Ya en Auschwitz imaginaba que todo termine bien y pronto porque estando en ese sitio horrendo, por su formación personal, no tenía miedo a la muerte y anotaba.

“Aun muertos triunfaremos” Se asombraba no haber perdido las esperanzanas, comprendiéndolas irrealizables, pero pensando siempre de que al final el mal será vencido.

Por suerte existen almas buenas como su protectora que surgió en sus momentos difíciles y aunque Ana ya volcó toda su verdad en su diario, la señora Miep Gies su cristiana bienhechora temporaria describe los hechos y los saca a luz.

Sus descripciones, sus sueños no cumplidos sobrevivieron a la barbarie y siguen siendo recordados por judíos y gente de todos los credos para que sucesos de esas naturales no repitan más.

Quedan en la historia triste del holocausto judío, y de las demás victimas del horroroso proceso que mucha gente admiraba y ponían sus esperanzas creyéndolos con fuerzas

capaces de vencer al sistema comunista de la Unión Soviética que por entonces avanzaba por el mundo como la mejor idea de valores positivos, que por ultimo, antes que terminara el siglo XXI, cayo por su propio peso.

Jacobo Garber