El Hamas sufrió la pérdida de 2203 terroristas y civiles y cerca de 11.000 heridos. Si bien la guerra no tuvo un final cierto, hubo una tregua formal que en líneas generales se cumplió bastante bien hasta fines de 2017. Desde entonces, y en especial desde marzo, las provocaciones del Hamas han complicado el normal desarrollo de las tareas en los kibutim cercanos provocandose graves incendios que no cesan. El Hamas retiene los cuerpos de dos soldados israelíes caídos y un etíope israelí detenido. Israel ofrece levantar restricciones a cambio de liberar los cuerpos y al israelí. Alemania esta mediando para encontrar una solución que pacifique la región y Trump ha comenzado a tejer un plan de paz que tenga a Gaza como centro. Pero por el momento crece la indignación de miles de israelíes contra el gobierno por la falta de decisiones concretas ante los reiterados ataques con barriletes y balones incendiarios. Una reciente encuesta del Instituto Israelí para la Democracia estableció que el 93 % de los israelíes ( incluyendo a 45 % de izquierdistas pacifistas) estan de acuerdo con que se dispare directamente contra el que eleva un barrilete incendiario, algo que el gobierno no desea hacer para no ser culpado por organizaciones humanistas propalestinas.
