¿Qué tan factible es una tregua a largo plazo con Hamás? Por Yaakov Lappin

Yahya Sinwar liberado por Israel

La perspectiva de una tregua de largo plazo entre Israel y Hamás conlleva tanto riesgos como oportunidades. Si bien no está nada claro que tal arreglo sea factible, Israel le está dando una oportunidad a los esfuerzos de mediación por parte de los egipcios.

Actualmente, la tregua entre Israel y Hamás tiene base en la fórmula minimalista de “calma por calma”. Muchos impedimentos obstaculizan los esfuerzos para ampliar este acuerdo.

A medida que pasa el tiempo, esta fórmula minimalista, en funcionamiento desde finales de la Operación Margen Protector en el 2014, enfrenta riesgos crecientes de colapsar en una nueva guerra.

La tregua ya ha sido interrumpida por 5 grandes rondas de escalada desde mayo de este año, en las que Hamás y otras fuerzas armadas radicales en Gaza aterrorizaron las áreas del sur de Israel disparando más de 600 cohetes y morteros.

La Fuerza Aérea de Israel respondió lanzando oleadas de ataques aéreos, alcanzando cientos de activos militares de alta importancia de Hamás en Gaza. Los objetivos incluyeron ataques navales a los túneles de Hamás, a las instalaciones de fabricación de cohetes, a cuarteles generales de batallones, puestos de comando, campamentos de entrenamiento sobre guerra urbana y otros activos enemigos junto a los cuales Hamás invirtió considerable tiempo y dinero en crear.

Estas rondas de combates parecen ser el resultado de una campaña calculada del líder de Hamás Yihya Sinwar, para de esta manera escalar la situación al punto de hacer estallar una nueva guerra, pero evitando retroceder y caer en el abismo.

La campaña política peligrosamente calculada de Sinwar comenzó en marzo con una serie de esfuerzos de infiltración masiva e incidentes de disturbios fronterizos y continuó en intercambios armados con Israel en los últimos meses.

El objetivo estratégico de Sinwar es presionar al gobierno israelí para que acepte demandas y de esta manera se alivien las restricciones de seguridad en torno a Gaza ampliando los acuerdos de alto el fuego. Esto, al parecer cree Sinwar, evitará una crisis económica-humanitaria en Gaza que amenazara la viabilidad de su régimen.

Un alto el fuego mucho más amplio, da esperanzas a Hamás de que permitiría que la inversión internacional sea vertida hacia Gaza, además de conducir a la apertura de cruces fronterizos, proyectos económicos y de infraestructura, la construcción de un puerto marítimo y la mejora del poder adquisitivo de los habitantes de Gaza.

Hamás prioriza las necesidades de su brazo armado sobre la de su población civil y cínicamente desvía fondos y material hacia su programa de desarrollar su poderío militar. Pero se encuentra muy preocupado por la posibilidad de un colapso económico que pudiera llevar a un alzamiento popular en su contra por los habitantes de Gaza. Por lo tanto, este busca una manera de poner fin a su aislamiento regional para que elementos externos puedan entrar y rescatar la ya tambaleante economía de Gaza.

Como parte de este mismo esfuerzo, Sinwar intentó alcanzar una reconciliación con su enemigo interno palestino, la Autoridad Palestina, al ofrecerle un acuerdo mediante el cual la Autoridad Palestina gobernaría Gaza políticamente y actuaría como conductor para los fondos internacionales, mientras que Hamás mantendría su ala militar y disfrutaría del monopolio de las armas.

La oferta fue rechazada de plano por el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, quien lo describió como “el modelo Hezbollah”. Abbas también insiste en que Hamás desmantele su ala militar si la reconciliación interna palestina llegase a ocurrir.

La encrucijada Ramala-Gaza y las propias sanciones de la Autoridad Palestina contra Gaza, a fin de castigar a Hamás por separarse del gobierno de Ramala, es una de las principales razones por las cuales todos los esfuerzos para ampliar el cese al fuego entre Israel y Hamás, hasta ahora, han fracasado.

Con el carril de la Autoridad Palestina bloqueado, Hamás recurrió a una táctica mucho más arriesgada de realizar una escalada controlada en contra de Israel.

Las tácticas de negociación de Hamás han alternado entre conversaciones y proyectiles morteros, pero su objetivo a corto plazo sigue siendo el mismo: abrir Gaza al mundo mientras se aferra a su ejército terrorista que este ha edificado.

La audiencia prevista para las acciones de Hamás no es solo Israel y la AP, sino también Egipto. El Cairo tiene las llaves del cruce de Rafah entre Gaza y el área del Sinaí, un cruce que a Hamás le gustaría ver abierto siempre. Egipto, por su parte, no desea ver estallar un nuevo conflicto armado en Gaza, un desarrollo que El Cairo consideraría como un evento regional desestabilizador y destructivo, a pesar de la inherente hostilidad de Egipto hacia Hamás.

Hamás, consciente que todos los actores regionales preferirían evitar la guerra, ha estado señalando a Israel, Egipto y a la Autoridad Palestina de que está preparado para ir a la guerra, si es necesario, para evitar así el escenario de un alzamiento nacional debido a un encontronazo económico.

El aislamiento regional de Hamás no es un problema nuevo para este. Ello se agudizó cuando el gobierno egipcio de la Hermandad Musulmana, un aliado ideológico natural de Hamás y que Hamás esperaba se convirtiera en su patrocinador regional de poder, fue reemplazado por la administración anti-Hamás del Presidente egipcio Al-Sisi en el 2013. Si bien Irán ha ofrecido alguna ayuda, esto está muy lejos al tipo de apoyo externo que Hamás esperaba disfrutar y la disposición de Hamás de colaborar con Teherán ha provocado la ira de los poderes sunitas.

Los esfuerzos de Hamás por romper su aislamiento fueron un factor importante detrás del estallido del conflicto del 2014 con Israel. Hoy día, el mismo factor pudiera muy bien provocar una nueva guerra.

Incrementando aún más las apuestas, Hamás introdujo en los últimos meses un nuevo principio de “ojo por ojo”, obligándolo a disparar proyectiles contra Israel cada vez que las FDI actúan contra las actividades terroristas en Gaza. Este principio está diseñado para proteger la imagen pública de Hamás y defenderla de las acusaciones de otras organizaciones armadas en Gaza que han sugerido que Hamás se ha convertido en un obstáculo en sus tratos con Israel.

Todos estos factores se combinaron para colocar a Hamás e Israel al borde de una nueva guerra. Sin embargo, a pesar de la ideología islamista radical de Hamás, su liderazgo desea mantener su dominio en Gaza y este está consciente de que una nueva guerra con Israel pondría aquello en peligro.

Sinwar parece reconocer lo inútil de cualquier nueva guerra con Israel en esta coyuntura, particularmente ante la efectividad de la defensa aérea israelí Cúpula de Hierro y las nuevas tecnologías anti-túneles. Se supone que las nuevas contramedidas eliminarán totalmente la amenaza de los túneles transfronterizos para finales de este año.

Al mismo tiempo, los esfuerzos de Hamás en producir cohetes y morteros se han intensificado durante el año pasado. Gaza es cruzada en su totalidad por un laberinto interno de túneles de combate y los batallones de Hamás están muy bien equipados para las intensas guerras asimétricas urbanas. Hamás también está trabajando en nuevas capacidades de ataque, probablemente en forma de drones y nuevas células de ataque con bases marítimas. Esto significa que el programa de desarrollo del poderío de Hamás está cambiando de dirección, pero no se detiene. Hamás se ha convertido en expertos en la producción nacional de sus propias armas debido a las dificultades que tienen para contrabandear armas del Sinaí.

Israel también posee sus razones para desear evitar en esta etapa un gran conflicto en Gaza. Una razón es que un conflicto a gran escala significaría que Israel dispondría de menos recursos contra amenazas mayores y significativamente más peligrosas que se están desarrollando en otras plazas.

La Franja de Gaza es la plaza menos estable en el entorno de Israel, pero es solo una de las 5 áreas activas y no es la más amenazante. Las plazas libanesas y sirias al norte constituyen niveles de amenaza significativamente mayores. El Líbano está siendo dirigido por Hezbollah, el actor enemigo más poderoso en el entorno de Israel. Las capacidades de poder de fuego de Hezbollah exceden a las de la mayoría de los ejércitos estatales en el mundo.

En Siria, Irán ha estado realizando grandes esfuerzos para establecer bases de ataque en contra de Israel e inundar el país con milicias chiitas bajo el mando de Teherán.

Según informes internacionales, Israel despliega regularmente un poder aéreo preciso e inteligencia de alta calidad para poner un alto a la toma de control de Siria por Irán, pero la situación sigue siendo muy explosiva e impredecible.

Mientras las FDI fueron diseñadas para combatir en múltiples frentes simultáneamente y surgen con victorias contundentemente claras, parece justo suponer que el sistema de defensa israelí preferirá enfocar sus recursos sobre los frentes más peligrosos del norte y priorizar aquellos sobre Gaza si fuese posible.

Detener la toma de control de Siria por parte de Irán es el primer objetivo inmediato de Israel y un conflicto en Gaza ahora serviría como distracción a la amenaza más peligrosa que está siendo desarrollada al norte.

Además, parece poco probable que Israel pueda encontrar mandatarios sustitutos viables para reemplazar a Hamás en Gaza. Eso significa que contener y disuadir a Hamás, siempre que esto sea posible, es preferible a cualquier conflicto a gran escala en el que las fuerzas en tierra se muevan hacia uno de los entornos de guerra urbana más densos y fuertemente armados del mundo. Tal conflicto solo sería absolutamente necesario si Sinwar elige la opción de librar una guerra.

Por lo tanto, mientras las FDI están ahora totalmente preparadas para derrotar decisivamente a Hamás, Israel ha elegido en su lugar la opción de contención y disuasión.

Como resultado de estos factores, los esfuerzos activos de mediación por parte de Egipto en Gaza sirven a los intereses de Israel.

Las posibilidades de una amplia disposición de tregua siguen siendo muy bajas, pero un alto el fuego limitado, siendo este aún más firme que la configuración actual inestable pudiese estar al alcance.

Por Yaakov Lappin es investigador asociado en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat. Este se especializa en la institución de defensa de Israel, temas militares y el entorno estratégico del Medio Oriente.

Fuente: BESA / PorIsrael.org