ROGER WATERS Y SU INQUINA ANTISIONISTA ARRIBAN A URUGUAY


Por Lic. Psic. Jorge Schneidermann.

Recientemente, un grupúsculo de “artistas e intelectuales” uruguayos publicitó una carta dirigida al músico británico Roger Waters (presto a brindar un mega recital en el mítico Estadio Centenario el próximo 3 de noviembre) en la que, como no podría ser de otra manera, se incluye como plato principal de un variado menú de reivindicaciones, una suculenta porción de inquina anti-israelí. De acuerdo a su agenda, este ícono del Rock devenido en “adalid de la justicia, la equidad, la tolerancia y la lucha contra el imperialismo”, comprometió su participación en un acto de apoyo al BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel) a realizarse en la jornada previa al concierto. A su vez, como corolario, las autoridades departamentales le ungirán como visitante ilustre de una Montevideo ya tristemente acostumbrada a tender alfombras rojas y rendir pleitesía a cuanto ídolo con pies de barro que posa fugazmente su fama sobre nuestro suelo.

Ha sido una pena que el ex Pink Floyd no llegara a nuestras costas durante los oscuros años de la larga noche dictatorial y nos regalara su mensaje solidario y su música. Seguramente se trató de una cuestión de… “Money”.
Sería dable aguardar, dadas las promocionadas convicciones libertarias del susodicho mecenas, que se aviniese a donar todo lo recaudado en esta ocasión en beneficio de los millones de hermanos venezolanos expulsados literalmente de su tierra por un impresentable gobierno totalitario y de los miles de hondureños que en estos momentos mendigan pan y cobijo por las rutas de Centroamérica.

¡Qué bueno sería que los autores de la misiva repararan también en la situación del pueblo Kurdo y sus desestimadas reivindicaciones independentistas; en los contingentes de migrantes que deambulan por Europa en procura de refugio y trabajo; en los millones de niños africanos sometidos a los avatares del hambre y del olvido; en el estatus cuasi medieval de millones de mujeres musulmanas cosificadas hasta lo inenarrable! Pero no. Ha sido desde siempre mucho más fácil hostigar a Israel cual chivo expiatorio de todos los males de la humanidad, mientras infinidad de pueblos se desangran desde sus entrañas en luchas fratricidas de las que pocos activistas del anti-sionismo se hacen eco. La centralidad que cobra Israel en este manifiesto no debe llamarnos la atención sino a la reflexión. Es parte de una inveterada y nefasta tradición abrazada por ciertos sectores de la izquierda empeñados desde siempre en demonizar, caricaturizar y categorizar lo judío y al Sionismo como sinónimos de usurpación, codicia e insensibilidad. Todo ello, claro está… al servicio de los subalternos intereses del “Imperio”. Estos prejuicios sólo funcionales a afanes desestabilizadores, denotan un flagrante desconocimiento de lo que ha sido a través del tiempo la ardua lucha del pueblo judío y el Movimiento Sionista por retornar a la patria ancestral.

Esta actitud asaz hostil hacia el Estado Judío no es en absoluto representativa de los valores en que se ha sustanciado la cultura uruguaya, vale decir: la tolerancia, la ecuanimidad, el respeto, la mesura, la ponderación y, consecuentemente, la justipreciación de las cosas en su debido contexto.

No quisiera concluir este artículo sin hacer mención a la encomiable resolución de la Institución Teatral El Galpón que, fiel a su tradición humanista optó por denegar la cesión de su sala para todo evento que atente contra la saludable convivencia de los pueblos. Entrevistado al respecto por Búsqueda, el actor Héctor Guido (en su carácter de Secretario de la entidad) manifestó que las instalaciones no serán prestadas a los efectos de “… fomentar enfrentamientos del hombre contra el hombre” y que “… El Galpón está a disposición de todo lo que llame al encuentro, no para estimular enfrentamientos, sin importar contra quién”. Chapeau para este genuino referente de las artes escénicas de nuestro país.

Abogo y milito en favor del inalienable derecho de todos los pueblos a su autodeterminación y ello por supuesto incluye al pueblo palestino en la medida que sus líderes se dispongan a reconocer de una vez y para siempre el derecho del pueblo judío a morar pacíficamente en su tierra.

Lo demás, vendrá por añadidura.

Fuente: Mensuario Identidad