Siempre se puede ser mejor


Cansados de los partidos de fútbol amistosos, la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), decidió organizar la Liga de las Naciones. Un campeonato organizado cada dos años, con todas las selecciones de Europa dividido en cuatro divisiones: las dos primeras tienen 12 equipos cada una, la tercera división tiene 15 equipos y la cuarta división tiene los 16 restantes.

Los ganadores de los cuatro grupos de la primera división pasarán a la fase final, los primeros de cada grupo de la segunda, tercera y cuarta división ascenderán, y los últimos de la primera, segunda y tercera división descenderán.

La creación del Estado de Israel, en 1948, marcó un quiebre en todos los ámbitos, y el deportivo no fue la excepción. Antes de esa fecha, el Mandato Británico, tenía sus propios seleccionados, conformados por judíos y árabes. Luego, Israel, formó sus propias delegaciones deportivas.

Desde 1974, luego de la guerra de Iom Kipur, la Confederación Asiática expulsó a Israel, por presión de los países árabes. De este modo, Israel comenzó a deambular por los diferentes continentes: Intentó en Oceanía, África, hasta en Sudamérica, donde participó del campeonato sudamericano Sub 16, en 1985, y definitivamente, en 1994, desembarcó el continente europeo.

Si de fútbol hablamos, la Confederación reúne a 55 países y el ranking lo elabora la UEFA según el rendimiento de todos los equipos representantes de una federación en los últimos cinco años. Israel se presentaba en esta competición en la zona C (por su puesto número 34), compartiendo grupo con Escocia (27) y Albania (31). Como mencionamos anteriormente, el primero asciende y faltando 2 fechas a disputarse en fin de noviembre, con 1 victoria ascendería a la zona B.

Con esta nueva competición, cada país puede nivelarse a su rival y en muchos casos (como por ejemplo Gibraltar), lograr victorias increíbles. Gibraltar, ultima selección ubicada en el ranking, consiguió su primera victoria en un partido oficial.

Volviendo al conjunto israelí, en caso de ascender de zona, no solo subiría en el ranking en el continente europeo y a nivel mundial, sino que competiría con selecciones mucho más exigentes como Rusia, Gales, Dinamarca, Turquía, entre otras, donde su estadía en estos tipos de grupos puede ser con resultados apabullantes en contra.

Y la pregunta que surge es: ¿Mejor subir de categoría y sufrir la supremacía del rival o mantenerse en la categoría con rivales de su nivel? En definitiva ¿cola de león o cabeza de ratón?

Por Alan E. Benchoan