Marisa Braylan: "La violencia, el antisemtismo y la discriminación también crecen en Argentina"


La directora del Centro de Estudios Sociales de la DAIA, Marisa Braylan, dialogó con Comunidades Plus de los 70.000 documentos que muestran la relación de gobiernos argentinos con el nazismo el último informe de antisemitismo publicado,, el crecimiento del odio y la violencia en redes sociales, y el resurgimiento de grupos y políticas con ideas extremistas en todo el mundo.

Por Luciano Stilman

- En la fiesta anual de DAIA se informó que hay 70.000 documentos que prueban la complicidad argentina con el régimen nazi. ¿Los sorprendió o ustedes ya sabían que esto existía?

No nos sorprendió porque esos 70.000 folios en papel nosotros ya lo tenemos desde hace varios años. El inicio de esta investigación es en 1992, en otra apertura que hubo, y con un equipo que arma en su momento el Centro de Estudios Sociales de la DAIA para la lectura de esos archivos y la clasificación para los temas de nuestro interés.

- Durante el período 1936-1950, ¿llegaron muchos criminales nazis a nuestro país?

Sí, vinieron no sólo criminales de guerra sino también colaboracionistas y personas que no tenían nada que ver con las responsabilidades de los crímenes de guerra, y también, hay que decirlo, algunos judíos. Algunos de los que arribaron eran muy conocidos, muy trascendentes, y se continuó con los pedidos de extradición durante muchos años, y por eso el tema volvía a estar en la palestra tratando de hacer justicia.

- ¿Había una relación frecuente entre el gobierno argentino y los jerarcas nazis?

Hubo períodos en los que sí había una relación frecuente; de hecho, el documental que nosotros enviamos como adelanto da cuenta de eso, que había simpatías, admiración. Un dato importante es que la Argentina fue neutral hasta casi el último día de la Segunda Guerra Mundial, y de esa manera se puede determinar la posición bastante clara que había tomado respecto de lo que era el régimen alemán y el Eje.

- ¿El Gobierno les otorgaba asilo?

Hubo distintos formatos para que pudieran ingresar; por un lado fueron organizaciones internacionales las que les dieron la posibilidad de documentación falsa para poder entrar, otros lo hicieron como refugiados, ese fue el caso de muchos que vinieron en el Graf Spee, que fue un acorazado autohundido. Algunos lo hicieron en forma natural. No hubo una única manera, pero por supuesto los que sabían que estaban fugados de los tribunales pudieron recurrir a identidades falsas, aunque muchos no las necesitaron utilizar porque convivían fácilmente con sus vecinos argentinos, incluso algunos sabían quiénes eran, y nada sucedía con eso.

- ¿Qué pasaba con los judíos que escapaban del nazismo y pedían asilo en Argentina?

La política migratoria argentina en general fue restrictiva respecto del ingreso de judíos al país, no se los consideraba una migración buena, por decirlo de alguna manera, eran denominados incluso como indeseables. De todos modos, algunos lograron ingresar por circuitos no oficiales, no legales, en algunos casos por personas que los ayudan dentro de las propias oficinas de migraciones, en otros a cambio de dinero, pero desde la oficialidad era una política restrictiva como pasaba también en otros países, no era solamente Argentina que, sabiendo de las persecuciones, le dificultaba el ingreso a este grupo migratorio al país para salvar sus vidas.

- ¿Cómo va a trabajar la DAIA con esa documentación?

La novedad de esta documentación es su digitalización, que en 1992 no existía, y estamos en este momento en una etapa exploratoria con voluntarios que están viendo qué es lo que tienen los discos, porque es mucha la información que hay, y por supuesto la posibilidad de rescatar documentación que no se conozca, que no esté incluida en aquella primera búsqueda que era más artesanal, y a medida que se vaya encontrando la elaboración de informes que se van a hacer públicos.

- ¿Se sabe cómo eran las vidas de Eichmann o Mengele en Argentina?

De Mengele tanto no; logra escaparse, pero no cuento con información concreta de eso, sí de los pedidos de extradición. De Eichmann sí un poco más porque fue muy famoso su traslado a Jerusalem para su juzgamiento, con lo cual se conoce el nombre de sus hijos, dónde vivía, qué tipo de vida llevaba, incluso su cuarto hijo nace acá en Argentina. Llevaba una vida absolutamente pacífica, normal, como que no estaba pensando lo que podía pasar. Entiendo que como ya era 1960 cuando se lo llevan, que si hasta esa fecha no había pasado nada no pensaba que llegaría el brazo de la Justicia hasta la puerta de su casa. Pero de lo que se sabe es que hasta ese momento estuvo con absoluta normalidad y libertad.

- Otros que estuvieron en nuestro país fueron Schwammberger, Priebke y Roschmann, algunos de los criminales de guerra nazi más buscados. ¿Cuándo estaban acá tenían relación con el Gobierno?

No surge por lo menos de la documentación cuál era la relación, con quiénes y a qué nivel. Lo que sí puedo decir es que cuando a Priebke lo extraditan a Italia en el 1995 y se va de Bariloche, que era donde vivía tranquilamente y dirigía una escuela que todavía existe, fue abrazado ferviente y emocionadamente por una persona de las Fuerzas de Seguridad de Argentina.

- Viniendo a la actualidad, hace poco hubo un importante fallo contra una banda nazi en Mar del Plata ¿hay muchos grupos neonazis en nuestro país?

El caso que más resonó es el de Mar del Plata, que es una zona que nos preocupa porque hay mucha discriminación, no sólo hacia los judíos, sino que hubo hechos de extrema violencia hacia la comunidad LGBT. No podemos decir que en Argentina están resurgiendo los neonazis como organizaciones políticas de peso que accederían al poder, pero estamos muy atentos a estas situaciones de absoluta violencia, por eso fue muy importante el fallo y poder informar a la sociedad que estos grupos existen y, sobre todo, estar muy advertidos en los adolescentes y las redes sociales. Muchas veces los más jóvenes son captados por estas organizaciones, son

chicos con ciertas vulnerabilidades o que necesitan la presencia de un líder fuerte, y que a veces su inmersión en estos movimientos se explican más por problemas de tipo social o hasta psiquiátrico que por ideologías políticas. El problema es que una vez adentro y convencidos pueden ser muy peligrosos para la sociedad.

- ¿Cómo operan?

Las reuniones en general son clandestinas, recuerdan fechas como la de la muerte de Hitler, emulan o reproducen toda la simbología, y en el caso de Mar del Plata, cuando ya pasan directo a la acción, atacan concretamente a determinadas personas que ellos entienden que hay que eliminar. El tema de la violencia física es un rasgo contundente, al igual que a las propiedades, pero no es que tienen una forma de operatoria en particular y sistematizada que nosotros hayamos podido captar.

- ¿Cómo se trabaja contra el negacionismo de personajes públicos como D'Elía o Biondini, entre otros?

Se trabaja con educación, información y con la prevención de la discriminación, porque para que alguien llegue a negar hechos tan contundentes tiene que haber pasado por muchísimos filtros antes de la naturalización de la violencia. Quien niega la contundencia del Holocausto, el solo hecho de cuestionarlo, ya está parado en una idea discriminatoria, antisemita y de rechazo. También es muy importante, y cada vez nos vamos a quedar más solos en ese sentido, que es el testimonio de los sobrevivientes.

- Hace poco presentaron el informe de antisemitismo en Argentina, ¿hay un crecimiento de este tipo de odio?

En realidad lo que más nos preocupa y venimos notando en los últimos informes anuales sobre antisemitismo en Argentina es el crecimiento de la violencia en las redes, no necesariamente de estos grupos, sino la violencia en general. Uno puede estar leyendo una noticia online en cualquier medio importante referida a algún grupo vulnerable y es impresionante la cantidad de comentarios groseros y agresivos hacia las víctimas que uno puede encontrar, sea referido a las mujeres, homosexuales, migrantes o judíos. Eso es lo que más nos preocupa. Por supuesto, las redes para este tipo de grupos que emulan al nazismo son muy sencillas de utilizar y el peligro de la masividad, porque pueden llegar a una gran cantidad de personas. Ellos operan más que nada con lo visual, que tiene mucha potencia, como la cruz esvástica y toda la parafernalia que ostentaba el nazismo para transmitir sus ideas.

- ¿Y en el mundo? ¿Hay un rebrote de la judeofóbia?

Sí, en algunos países del mundo es muy peligroso es ser judío y estar en la calle con algún signo visible de judaísmo, una kipá o hasta las propias instituciones. Hay una preocupación en general de la violencia discriminatoria por distintos motivos y hacia diferentes víctimas, y sobre todo de gobiernos o de proyectos políticos que insisten en un discurso de exclusión y violencia Está pasando en Europa. Recientemente un caso terrible en EE.UU. que un racista entró a una sinagoga y disparó a mansalva. También tenemos que estar atentos a lo que está pasando a nivel regional en Latinoamérica con personajes que llegan al poder negando los principios básicos de la democracia y sociedades que los naturaliza o los toma en chiste al principio.

Hitler también parecía al principio un payaso, sin embargo llevó adelante una masacre descomunal. Insisto que la educación, la información y la sensibilización, cuando todavía estamos a tiempo que la maquinaria no se ponga en marcha, son los antídotos del racismo y la xenofobia.