ROGER WATERS: PROXENETA DE LA CAUSA PALESTINA

Acerca de Roger Waters, debo expresar que personalmente lo considero un mercader de la causa palestina, así de categórico entro a manifestar mi posición abiertamente. Él dice indignarse de lo que le ocurre a los palestinos solamente frente a Israel pero no se manifiesta por el mal trato que recibe esta población en Siria donde fue vilmente diezmada durante el conflicto armado, además de perseguidos acusándoles de tener una doble lealtad, ni tampoco se manifiesta por la categoría de ciudadanos de cuarta que le dan en el Líbano, donde se exponen además a ser reclutados por una organización como el Hezbollah que finalmente los utiliza como carne de cañón.


POR BRYAN ACUÑA

Ser activista pro palestino al estilo de Waters que lo hace para la foto es muy sencillo, y escoger una de las causas más populares demuestra que en realidad no es un humanista, sus manifestaciones contra otros crímenes en el mundo son muy tibias, casi inexistentes, viendo la cantidad de personas a las que sus derechos les son mancillados diariamente o que son víctimas de delitos de Estado o de agrupaciones al margen de la ley, da señas de que él no está por los Derechos Humanos, sino por la pose política.

Se puede considerar a este cantante y actor un antisemita, me atrevería a decir que sí. No solo por el cerdo que utilizó con la estrella de David o por hacer manifestaciones de que no cree en la solución de 2 Estados (como lo expresó en una actividad en Perú) ya que esto finalmente es el discurso que hacen los activistas de la línea que sigue actualmente Waters.

Tampoco por hacer aseveraciones de que los judíos se creen “pueblo elegido” y están dispuestos a asesinar a todos con tal de “cumplir sus profecías”. Todos estos elementos mencionados podrían ser tomados como secundarios en verdad y ser parte realmente de una estrategia de marketing.

Pero quizás el elemento más fuerte que marca ese antisemitismo es su ligamen con el movimiento de boicot a Israel, ¿por qué? Porque este movimiento ha sido claro en su intención de no aceptar la existencia de un Estado Judío en cualquier parte de la “Palestina histórica”, como lo diría su fundador Omar Barghouti en algún momento. En otras palabras, que el problema del movimiento de boicot es su posición contra la legitimidad de la existencia de Israel o el derecho a los judíos de tener su autodeterminación, al negar ese derecho legítimo, automáticamente se cae en una discriminación.

El grupo de boicot además, ha afectado a judíos de otras partes del mundo, lo cual no se entiende desde el marco de oponerse a una posición contra el Estado de Israel, por qué deberían de pagar otros artistas judíos de otras nacionalidades que no sean israelíes. Si su reclamo fuera contra las denominadas “políticas expansionistas de Israel en los territorios de Judea y Samaria (Cisjordania)”, no promovería el boicot académico, artístico y de otras índoles que no son de la política de Estado, por cuanto las acciones del grupo son discriminatorias, y por tanto si Waters dice seguir y ser abanderado de dicha organización, promueve la discriminación contra los judíos, no contra el Estado de Israel, contra el que puedo estar en desacuerdo en sus políticas, como me ocurre con Netanyahu un día sí y el otro también en algunas de sus decisiones que van contra mis principios ideológicos.

Pero bueno, Waters recibe fuertes sumas de dinero al haber tomado la bandera de dicho esquema de boicot, por lo que se prostituye en nombre de una causa que no asume con honestidad y que claro, junto al espectáculo y el show que monta, complementándolo con todo el disfraz de gran luchador, usando con una banda roja en el brazo (similar a la de los nazis), siendo todo parte del espectáculo, tal y como los grupos de Heavy Metal que hacen espectáculos de sacrificios humanos y de cultos satánicos, es parte de un guion dirigido a un nicho de mercado específico que compra el producto.

En este caso Waters se vende cual convencido de la causa palestina, se ofrece como un humanista contra los “fascismos del mundo” y los grandes capitales abrazadores, mientras sus cuentas nada socialistas se inflan diariamente, habría que ver cuánto de este dinero termina mejorando la calidad de vida de ciudadanos palestinos y no hinchando las pomposas billeteras de los líderes corruptos que gobiernan sobre las vidas de esta golpeada población.

Personalmente considero que Roger debería dedicarse a la guitarra y a la música protesta, The Wall puede ser catalogada de maravilla musical; desde un punto de vista subjetivo muy propio, Pink Floyd nunca fue de mis grupos preferidos ya que yo personalmente prefería la blasfemia directa y dura del Black Metal o las letras de causas sociales contenidas muchas veces en grupos de Punk y de Oi, pero para luchas a medias, o que sean parte de un “espectáculo”, tengo otras opciones más interesantes, me ocurre lo mismo con los libros de autoayuda o los “trovadores comerciales”, dicen lo que otros quieren escuchar o leer.

Respeto a quienes consideren a Waters un abanderado de causas sociales, pero está claro que no soy parte del mercado al que están dirigidos los espectáculos y poses de estrella de Roger, a quien por cierto le considero un idiota por gritarle fascista a Bolsonaro en pleno proceso electoral de Brasil. Ya que aparte de ser un irrespetuoso contra los brasileños que apoyaban al candidato Jair Bolsonaro, demostró su ignorancia sobre lo que es el fascismo, pensando que ni siquiera era el presidente electo aún.

Al parecer Roger Waters es bueno en mercadotecnia, pero deshonesto al escoger sus luchas sociales, las cuales obedecen a un principio económico y no filantrópico, y por supuesto no habría tenido el mismo efecto masivo si hubiera escogido por ejemplo la mutilación femenina en el África o el asesinato de minorías sexuales en el Medio Oriente, porque es un hecho que la causa palestina es más mediática y los réditos son más efectivos.

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