De retórica a crimenes de odio

En Francia estallaron dos fenómenos que generan un incremento del ímpetu judeofobo, aunque en realidad, el judaísmo no está involucrado; sin embargo, resulta el chivo expiatorio propicio


En Francia estallaron dos fenómenos que generan un incremento del ímpetu judeofobo, aunque en realidad, el judaísmo no está involucrado; sin embargo, resulta el chivo expiatorio propicio. Uno de ellos, el movimiento de protesta y demandas reivindicativas de los “chalecos amarillos”, en el cual se conjugan la extrema derecha y la ultra izquierda y suma a la violencia que genera, los consabidos prejuicios antisemitas que vienen adaptándose a las características de cada época desde el oscurantismo de la Edad Media y que tienen cierta tradición en ese país. Pese a que la inmensa mayoría de los judíos franceses enfrenta dificultades semejantes al resto de sus conciudadanos, los revoltosos los señalan como los causantes de sus problemas. Durante las furiosas manifestaciones, se vieron carteles en los que identificaban a Macron como títere de los judíos y lemas clásicos de las teorías conspirativas. En París, hubo sinagogas que, por precaución, no abrieron en momentos de gran efervescencia.

El otro fenómeno viene ocurriendo desde hace un par de décadas, se trata del virulento odio antijudío del islamismo radical, también propio de una trasnochada involución, que sobreviene en Francia debido al aumento de los inmigrantes musulmanes, quienes no se acomodan al sistema democrático. Este factor resulta mucho más peligroso, pues ha asesinado a varios judíos por el hecho de serlo; ha agredido y torturado. Algunos casos: en 2018, el asesinato de Mireille Knoll, de 85 años, sobreviviente del Holocausto; un año antes, el asesinato tras torturas de Sarah Halimi, de 65 años. En 2015, la matanza de 4 personas en el ataque a un supermercado casher a las afueras de París, después de la emboscada contra la revista Charlie Hebdo. En 2012, la masacre de 3 niños y un adulto a la entrada de la escuela judía Ozar Hatorah de Toulouse. En 2006, tras días de suplicio, el homicidio de Ilan Halimi, de 23 años. Incluso, en los ataques terroristas del 13 de noviembre de 2015, el asalto al teatro Le Bataclan, tuvo una motivación antijudía.

La experiencia histórica nos demuestra que tal enfermedad social comienza con agresiones, primero verbales dirigidas hacia determinado sector, luego van creciendo hasta convertirse en graves crímenes de odio que afectan a toda la sociedad.

POR BEATRIZ DE RITTIGSTEIN
Fuente: El Universal