Por Jonathan S.Tobin
La ironÃa es tan clamorosa que casi es de no creer. La misma semana en que en Israel se produjo el hito de que un gay fuera nombrado ministro, una organización gay de referencia en EEUUprohibÃa los sÃmbolos judÃos en su marcha anual del Orgullo como muestra de su repulsa por Israel. Para la izquierda interseccional, todo el mundo tiene derechos salvo privilegiados opresores como los judÃos. Asà que, en su estupefaciente visión del mundo, el Estado más progresista de Oriente Medio es, por definición, un apestado y el único paÃs del planeta que merece ser destruido.
Lo anterior podrÃa desecharse como un mero caso de locura ideológica. Pero resulta que sà que importa, porque la cuestión de si Israel es un bastión reaccionario o un paÃs progresista ha causado que numerosos judÃos se aparten del sionismo. El nombramiento de Amir Ohana como ministro de Justicia demuestra que lo que proclaman los enemigos del Estado judÃo es mentira. Israel no sólo es una democracia y el único Estado judÃo del planeta, sino el paÃs más progresista en esa parte del mundo en lo relacionado con el respeto a los derechos humanos, mientras que quienes pugnan por destruirlo son enemigos fervientes de la libertad.
Para muchos jóvenes, ser visto como defensor de causas progresistas es fundamental para su supervivencia social. El mito de que Israel es un Estado apartheid y de que sus enemigos palestinos no son sino población indÃgena que resiste a tiranos coloniales es una poderosa arma del arsenal del movimiento antisemita BDS, y corroe los lazos de la juventud con la comunidad proisraelà organizada.
En el meollo de todo esto está el interseccionalismo, que sostiene que todas las batallas por la igualdad y contra regÃmenes opresivos están vinculadas. En este sentido, hay quien desde la izquierda hace el abracadabrante reclamo de que la guerra palestina para destruir Israel es análoga a la lucha por los derechos civiles en EEUU. Y tan demencial como sostener que los sanguinarios terroristas de Hamás y Fatah son los equivalentes morales de Martin Luther King es el intento de relacionar la lucha por los derechos de los gais con la que libran los palestinos.
Como sucede en el resto del mundo árabe y musulmán, en la sociedad palestina los gais que revelan su condición se ponen a sà mismos en grave peligro: se juegan ser apalizados, enviados a prisión o incluso la vida. Por eso es por lo que muchos de ellos huyen a la libertad israelÃ.
Dividido como está en sectores laicos y profundamente religiosos, Israel no es inmune a los prejuicios habituales en cualquier otro paÃs libre. Pero allà los gais disfrutan de iguales derechos que los demás individuos. Sirven en el Ejército, desempeñan cargos públicos y pueden vivir con entera libertad. Y, como ha demostrado la semana pasada Amir Ohana, pueden optar a las más altas responsabilidades.
El nombramiento de Ohana por parte del primer ministro Netanyahu es temporal y aquél sólo será ministro hasta que se forme un nuevo Gobierno, tras las elecciones del próximo 17 de septiembre. Pero se trata de un paso significativo que muestra lo abierta que ha llegado a ser la sociedad israelÃ, asà como la falsedad de la idea de que Netanyahu está ayudando a los ultraortodoxos a crear un Estado regido exclusivamente por la ley religiosa judÃa. Es más, el hecho de que Ohana no sea miembro de un partido de izquierdas, sino una figura emergente del Likud, puede chocar a algunos. Pero, como él mismo ha destacado, que sea gay no quiere decir que no se preocupe profundamente por la seguridad nacional y que no tenga como gran prioridad la defensa de los israelÃes frente a quienes quieren acabar con su patria.
Con dicho nombramiento, Netanyahu ha hecho algo que no ha hecho ningún presidente norteamericano. Ningún gay estadounidense ha ocupado un puesto gubernamental tan destacado como Ohana, que además tendrá plaza en el gabinete de seguridad. Aunque algunos de los aliados ultraortodoxos de Netanyahu no estarán contentos de ver a Ohana en una posición tan relevante, no hay duda que éste no será su último cargo relevante: es muy probable que sea un actor polÃtico destacado en el futuro previsible.
El ejemplo de Ohana es poderoso porque se trata de un likudnik que ha sido oficial en el Ejército y servido en el Shin Bet, el servicio de seguridad nacional. La extrema izquierda lo desprecia casi tanto como a su aliado Netanyahu.
El hecho de que Ohana sea un judÃo con ancestros marroquÃes –y, como más de la mitad de los judÃos de Israel, una persona de color, según la teorÃa de la interseccionalidad– hace de la idea de que no es un lÃder de una democracia diversa aún más mendaz.
Los haters izquierdistas de Israel dicen que hablar de la aceptación de los gays en la sociedad israelà es pinkwashing, un intento de ocultar el tratamiento que Israel da a los palestinos poniendo el foco de atención en los derechos de los gays. Sucede que los argumentos ilógicos sobre el pinkwashing son reflejo de la bancarrota intelectual de los intelectuales interseccionalistas. Israel trata bien a los gays porque es una democracia y una sociedad libre, no por una cuestión de relaciones públicas. Para los defensores de los derechos de los gays, pretender la destrucción de Israel y dar ayuda y consuelo a grupos palestinos nacionalistas e islamistas que oprimen y asesinan a los gays es tan estúpido como dañino para la causa de los derechos humanos.
Asà las cosas, es a quienes vetan lo sÃmbolos judÃos en acontecimientos como la Dyke March de Washington o el desfile del Orgullo de Chicago (2017) a quienes hay que pedir cuentas, por excluir a los judÃos. Puede que pretendan ser progresistas, pero, como todos los que incurren en el odio y el antisemitismo, son profundamente antiliberales.
La idea de que hay algo antiliberal en apoyar el sionismo –el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo judÃo– es una mentira descomunal que se cuenta a los jóvenes judÃos liberales. Si los estudiantes y activistas judÃos quieren ser verdaderamente progresistas, han de ser sionistas.
© Versión original (en inglés): JNS
© Versión en español: Revista El Medio
Fuente: PorIsrael.org