A pesar de los 25 años formales de paz, muchos en Jordania consideran a Israel como un estado enemigo ilÃcito. El gobierno jordano juega al doble discurso: su hostilidad pública hacia Israel le permite preservar su popularidad mientras que tras bastidores, mantiene estrechos lazos con Israel.
Parlamentario jordano Tarek Khoury, fotografÃa vÃa Twitter @TarekSamiKhoury |
Muchos en Jordania se oponen al acuerdo de gas con Israel, pero esto está llevando las cosas a otro nivel.
Las conversaciones sobre el acuerdo comenzaron en el año 2011 y este fue firmado en el 2016 con mediación estadounidense tras varios aplazamientos. El acuerdo permitirá la transferencia de gas natural del campo gasÃfero Leviatán en Israel a la compañÃa eléctrica jordana y el monto ascenderá a $10 billones sobre un perÃodo de 15 años. Se supone que el suministro de gas comenzará a principios del año 2020.
El trato ha sido objetado constantemente por muchos de los miembros del parlamento jordano y no por una parte no-considerable de su población. Numerosas manifestaciones han exigido que este sea cancelado con el argumento de que Jordania no deberÃa realizar ningún trato con el “enemigo sionista”.
Muchos jordanos están enojados por el hecho que el acuerdo fue escrito en inglés, lo cual es una violación a las leyes jordanas y que las únicas monedas de las que habla son el shekel y el dólar y no el dinar jordano. En diciembre del 2014, la mayorÃa de los parlamentarios votaron a favor de un proyecto de resolución el cual insta al gobierno a cancelar el acuerdo.
Recientemente, el portavoz de la cámara baja del parlamento afirmó que todos los sectores de la sociedad jordana y todos los parlamentarios se oponen al acuerdo firmado con la “entidad sionista” y han exigido que se cancele a cualquier costo. Algunos parlamentarios incluso han pedido que se demande al gobierno por haber firmado el acuerdo sin obtener la aprobación del parlamento.
A pesar del tratado de paz existente y de dos décadas y media de relaciones diplomáticas con Israel, muchos en Jordania siguen considerándolo como un estado enemigo ilÃcito. El gobierno juega al doble discurso: su hostilidad pública hacia Israel le permite preservar su popularidad mientras que tras bastidores, mantiene buenas relaciones con Israel. Estas relaciones encubiertas tienen como destino, entre otras cosas, complacer a la administración Trump y a garantizar el suministro de agua y de otros recursos.
Asà las cosas, a pesar de su ardiente retórica, el gobierno jordano se comporta racionalmente. No tiene prisa en hacer declaraciones que conduzcan a la cancelación del acuerdo, lo cual es vital para el reino. El contrato estipula que cancelarlo le costarÃa al Reino Hachemita una multa de 1.5 billones de dólares.
El Rey Abdallah aún tiene que declarar formalmente sobre el tema. A finales de abril, los medios de comunicación jordanos informaron que el monarca recibió un informe que analizaba el acuerdo de gas con Israel y las ramificaciones de continuarlo o congelarlo.
Las relaciones israelÃes-jordanas se encuentran en una etapa delicada, no solo por el acuerdo gasÃfero, sino también ante la decisión de Jordania el 28 de octubre, 2018 de poner fin al arrendamiento de la “Isla de la Paz” y el enclave Tzofar a Israel. No está claro si, en aproximadamente un año a partir de esa fecha, Jordania aplicará su plena soberanÃa a estos lugares; Puede ser que se estén llevando a cabo negociaciones para resolver el problema. Incluso pudiera ser que uno dependa del otro.
El Dr. Edy Cohen es compañero investigador en el Centro BESA y autor del libro El Holocausto visto por Mahmoud Abbas (en hebreo).