La segunda torre de energía solar más alta y potente del mundo está en Israel

Así funciona la planta de energía verde ubicada en Ashelim


El título original de esta nota era superlativo: "la más alta y más potente". Pero nos han corregido la información, lo cual agradecemos, dado que recientemente se instaló otra un poco más alta y un poco más fuerte en Marruecos, aunque esa funciona con receptor de sales fundidas, un sistema distinto de la torre con caldera de la israelí.

En la planta de energía solar Megalim, en el desierto del Negev en el sur de Israel, sea como sea, se hace historia. Funciona con una  singular tecnología absolutamente verde y ya está  conectada a la red eléctrica israelí. Desde el mes de abril vende electricidad a los usuarios y cubre las necesidades de más de 100.000 hogares en Israel.

Ingenieros y expertos en distintas disciplinas necesarias en el lugar , provenientes de 25 naciones, han trabajado en la planta. Entre ellos también 6 ingenieros uruguayos. El primero en llegar fue Jacinto Durán, como Director del proyecto-cargo que desempeña hoy Germán Schaffner-, seguido por Martín Chalar, Gonzalo Casas, Noelia Maciera y Nicolás Rocha. Los tres primeros ya finalizaron su trabajo en la planta y esta semana también lo ha hecho Noelia.

Visitamos la planta hace ya mucho tiempo, cuando ya resultaba imponente ver su despliegue, pero faltaba aún mucho por hacer. Esta semana volvimos al Neguev a entrevistar a los tres ingenieros uruguayos, tomando en cuenta que para Germán, Noelia y Nicolás, ya se puede resumir. Especialmente Noelia, que al publicarse estas líneas, ya se halla en su nuevo destino.

De la mano de los tres, aprendimos y nos place compartirlo.


Los “espejos”- heliostatos es el nombre oficial-, más de 50.000 en total, son la pieza clave en el mosaico de la planta. Los  vimos de cerca, ya viajando dentro de la planta. Germán nos explica parte de su funcionamiento.


Los desafíos son numerosos. Y hay que pensar en todo. No sólo en la producción de energía sino en la protección de la planta en sí.


Dentro de una estructura absolutamente protegida-“esto es como un bunker”, nos explican- está la sala de control.


Se termina el proyecto y la planta funcionará con un equipo de mantenimiento, lidiando ya con un desafío diferente del que fue la construcción de este impresionante despliegue en medio del desierto.


Pero los resúmenes, claro está, no son sólo los profesionales.


Y están también los recuerdos de Israel, que estos ingenieros uruguayos se llevarán consigo para siempre.



Por Ana Jerozolimski
Fuente: Semanario Hebreo Jai