Refugiados: un ejemplo para mostrar al mundo

En el año 1869, Argentina, un país con la superficie de Europa, no tenía más de 2.000.000 de habitantes, casi los que se pueden encontrar hoy en una ciudad como Viena.


Por Ariel Gelblung y Dr. Shimon Samuels

¿Dónde puedo comprar varenikes?
-En el negocio que se encuentra a la vuelta.
-Ahh, ¿son judíos?
-No. Son italianos.

Este diálogo, que en el fin de la segunda década del Siglo XXI puede darse en cualquier gran Metrópoli en el mundo, no es de Nueva York, ni París, ni Buenos Aires. Se da en una localidad del norte de la Provincia de Santa Fe, Argentina, que según el censo de 2010 aloja 2425 habitantes. Su nombre: Moises Ville

En el año 1869, Argentina, un país con la superficie de Europa, no tenía más de 2.000.000 de habitantes, casi los que se pueden encontrar hoy en una ciudad como Viena. Los gobiernos de la segunda mitad del Siglo XIX invitaron al mundo a venir a poblar y buscar un nuevo horizonte en estas tierras. Para el cambio de siglo, la población ya se había duplicado y en 50 años se multiplicó.

Esa invitación fue oída por mucha gente en situación de necesidad que cruzó los mares para probar suerte. Algunos se quedaron y muchos otros se volvieron.

Para entonces, luego del asesinato del Zar Alejandro II en 1881, las condiciones de vida de los judíos en el imperio ruso se resintieron. Eran confinados en zonas de exclusión de las que no podían salir y grupos de cosacos tenían vía libre para cometer ocasionales desmanes que incluían muertes, violaciones, robos, destrucción que obtuvieron el nombre de Pogroms.

En una zona llamada Podolia, hoy Ucrania, un grupo de judíos obtuvo permiso para salir, suscribiendo un documento donde reconocían que se llevarían sólo lo que pudieran acarrear consigo, abandonando el resto de sus posesiones y comprometiéndose a nunca regresar. Se dirigieron al puerto de Hamburgo, unas 130 familias, donde se embarcaron en el vapor Wesser y luego de un difícil travesía, llegaron a Argentina en agosto de 1889.

Un interminable viaje en tren los dejó en un paraje denominado Palacios, en el norte de la Provincia de Santa Fe, a más de 500 kilómetros de Buenos Aires, y cerca de allí se asentaron denominando al lugar como Moises Ville, la villa de Moisés. El guía que sacó al pueblo judío de la esclavitud en Egipto, hace más de 3.000 años, inspiraba a este grupo de desarrapados a pensarse en una nueva Tierra Prometida de leche y miel que les deparara un porvenir.

Sin idioma local, con otra religión, otras costumbres, sin saber trabajar la tierra, en dos generaciones se integraron con la población local de una forma única. Sinagogas, escuelas, cementerio, biblioteca, teatro fueron muestras de un esplendor cultural jamás visto en aquellas tierras. En el escenario del teatro se estrenaban obras en idisch que luego se verían en los teatros de Broadway. La llamada Jerusalén Argentina dio luz a grandes hombres y mujeres que buscaron luego estudiar y profesionalizarse en las grandes ciudades y vivir más tarde en distintos rincones del país y del mundo, sin olvidar ese mágico y único lugar en el centro norte Argentino.
El mundo, según ACNUR, la agencia de Naciones Unidas que se ocupa de la situación de los refugiados, es testigo de 30 millones de personas que por distintas razones ha tenido que dejar su tierra de origen contra su voluntad para resguardar su vida.

El Centro Simon Wiesenthal, organización internacional de derechos humanos con más de 400.000 miembros en el mundo, que toma las lecciones del holocausto para aplicarla a la lucha cotidiana contra el racismo, la discriminación, la xenofobia, el antisemitismo y el terrorismo. Es la única organización no gubernamental judía acreditada ante el Comité de Patrimonio Mundial de UNESCO.

En 2012, el Centro Wiesenthal comenzó una campaña para obtener el status de Patrimonio Mundial para Moises Ville, para honrar a sus primeros habitantes y a la Argentina, la tierra que los recibió. De esta forma se está dando al mundo un ejemplo exitoso de absorción de refugiados. Una comunión de integración única, de dar y recibir, de amor y progreso, de agradecer al que recibe aprendiendo de él sin querer cambiarlo sino enriquecerlo con su propia historia, creando una nueva síntesis cultural. Cada año Moises Ville celebra el "Día de la Convivencia" con sus vecinos italianos, ucranianos, gauchos y a la que muchos familiares de los originarios habitantes de localidad de que hoy viven a lo largo de toda la Argentina, Israel, Estados Unidos y Europa suelen asistir.

Por ello, aplaudimos que en 2015 Argentina haya logrado incluir en la Lista Indicativa de UNESCOa Moises Ville para ser eventualmente designada Patrimonio Mundial. La candidatura requiere de un trabajo riguroso para lograr el objetivo, el cual fue apoyado por el Presidente Macri en una reunión con altas autoridades del Centro Wiesenthal.

Un equipo altamente profesionalizado debe ser contratado para desarrollar el proyecto. Esto requiere apoyo moral y financiero. El equipo que lidera y concentra los esfuerzos, GRUPO MOISES VILLE PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, puede ser ubicado escribiéndole a mvpatrimoniohumanidad@gmail.com y espera tu aporte y participación en este hermoso proyecto.

A 130 años de la llegada del Wesser, ésta es la mejor resignificación que podemos brindar a sus pasajeros y sus logros.

Por Ariel Gelblung y Dr. Shimon Samuels. Director de Relaciones Internacionales y Representante para América Latina del Centro Simon Wiesenthal respectivamente
Fuente: Perfil