Por Natalio Steiner, director de Comunidades Plus.
Ante una sociedad absorta por un resulto electoral de tanta paridad- con ligera superioridad para la centroizquierda pero sin poder plasmarlo en escaños parlamentarios- Israel parece encaminarse el próximo año a un nuevo ejercicio electoral que ya de por si nadie quiere ante una población abrumada y desgastada.
El presidente Rivlin debe otorgar la semana que viene el mandato para formar gobierno y seguramente se lo dará a Kajol Laban por los dos escaños de ventaja pero aún asà no se ven los socios que faltan... a no ser que haya deserciones en el bloque de la derecha religiosa que a su vez a firmado un acuerdo de unidad con el Likud, que tiene menos mandatos y por ahora menos posibilidades. Rivlin desea un gobierno de unidad nacional entre los dos grandes partidos que obtuvieron 33 y 31 bancas pero no hay acuerdo en quien detentará el poder y quien lo cederá. Gantz aceptarÃa tal gobierno sin Netaniahu y el Likud lo acepta solo con Netaniahu. Como cuarta fuerza ( la tercera son agrupaciones árabes antisionistas) emerge Israel Beteinu de Liberman que tiene dos condiciones para sumarse a una coalición: la primera si la coalición es de derecha que no haya sectores religiosos o si los hay que se comprometan a votar por la ley que permitirÃa el transporte público en Shabat, una verdadera utopÃa. Por izquierda, Liberman no quiere árabes en la coalición con lo cual Gantz no cuenta con los escaños necesarios.
La semana que viene será decisiva para ver como se sigue. Si ninguno de los candidatos se baja de su egoÃsmo o duras exigencias, se irá a nuevas elecciones con el casi mismo resultado actual. ¿Un laberinto sin salida ?