Por Natalio Steiner, director de Comunidades Plus
Finalizadas hace horas las elecciones en Israel y con
resultados no definitivos pero casi inexorables a la vista, Israel se encamina
hacia un atolladero electoral para poder tener un gobierno de coalición. Metafóricamente
puede decirse que la frazada queda corta tanto por derecha como por centro-
izquierda siempre y cuando se excluya de la coalición a la lista árabe que es
profundamente antisionista, mucho más que los árabes- israelÃes que dicen
representar.
A menos que saque un conejo de la galera, Netaniahu no será
nominado por el presidente para formar un gobierno. Eso no significa que no lo
pueda integrar. Benny Gantz cuyo partido Kajol –Lavan se perfila como
mayoritario, serÃa el signatario aunque igual los números no le dan. La tercera
opción- y casi probable- es la que muestra el gran vencedor de este comicio; a
alguien que hace unos meses se lo consideraba un muerto polÃtico: me refiero al antireligioso de la derecha
laica, Avigdor Liberman, que ya ha dicho
que esta dispuesto a ir a un gobierno de unidad nacional con Likud y Kajol
Laban pero sin religiosos y sin árabes israelÃes, algo que complica a los otros
dos partidos.
Asà las cosas, vemos que Israel empieza a virar a otra
concepción de gobierno que cierre la brecha que ha polarizado a la sociedad
israelà en varios aspectos. Más allá de que la izquierda sionista ( Avoda y
Meretz) hayan salido hechos con el resultado electoral ( se pensaba que quedarÃan
fuera del parlamento ), la opción centrista les ha quitado fuerza.
Una posibilidad de salida a esta situación serÃa que
Netaniahu renuncie a su aspiración de ser el número uno del Likud lo que automáticamente
generarÃa que Kajol Laban y Likud puedan formar una alianza electoral
prescindiendo de algunos partidos pequeños pero que condicionan. No es algo que
Netaniahu digiera con facilidad o que el Likud acepte, más allá de probables
pases de factura al actual premier que llevó al paÃs a estas elecciones
innecesarias.
Una sola cosa ha quedado en claro en forma rotunda para
todos en Israel: no debe haber un nuevo llamado a elecciones. La población esta
agotada y desmotivada.
Habrá que formar un gobierno de unidad nacional de base
amplia que abarque a por lo menos 80 diputados y rotar en el cargo de premier. No
es imposible. Ya hubo algo asà en 1984
entre Avoda y Likud.
La democracia ganó; los sectores religiosos mantienen su
fuerza pero pueden quedar fuera de todo gobierno. Es allà donde la ecuación
Israel –estado judÃo o de judÃos entra en conflicto. No es un tema menor. Es
una de las tantas grietas que ponen signos
de interrogación no sobre la continuidad fÃsica del estado judÃo sino
sobre su modelo.
Esperremos unos dÃas más para avanzar en estas u otras
conclusiones.
Esta historia recién escribe un nuevo capÃtulo. No será el último.