Varios altos ministros del gobierno y miembros del partido del presidente de Francia, Emmanuel Macron condenaron las declaraciones de Jean-Luc Mélenchon, mientras que otros miembros del partido La France Insoumise de Mélenchon apoyaron sus ataques contra los líderes de la comunidad judía de Francia.
Mélenchon dijo que Corbyn había perdido por “órdenes arrogantes de las comunidades [judías] y del consejo que representa a las instituciones judías en Francia [CRIF]”, y añadió que Corbyn había sido “obligado” a pasar su tiempo defendiéndose de insultos y disparos por la espalda desde su propio campo político.
“Se vio obligado a huir sin poder defenderse de las graves acusaciones de antisemitismo del Gran Rabino de Inglaterra y de las diversas redes de influencia del Likud”, dijo Mélenchon.
El político dijo que en lugar de responder a las acusaciones, Corbyn había pasado su tiempo disculpándose y “ofreciendo garantías de buena conducta”, lo que Mélenchon dijo que demostraba “debilidad”.
El Ministro del Interior francés, Christophe Castaner, respondió a los comentarios de Mélenchon diciendo que “el odio y la creencia en teorías de conspiración se alimentan mutuamente”.
El ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, calificó de “repugnantes” las opiniones de Mélenchon.
Gabriel Attal, secretario de Estado del ministro de Educación Nacional y Juventud, de origen judío, dijo que los comentarios de Mélenchon fueron “muy serios” porque atribuyeron la derrota de Corbyn -y la del Partido Laborista- a los judíos.
Los partidarios de Mélenchon dijeron que no era antisemita y que había estado tratando de dejar claro que “no sería influenciado por grupos financieros o comunitarios”.
Por: Eldad Beck / En: Israel Hayom / Traducción de Noticias de Israel
