Las autoridades alemanas están en alerta máxima por las amenazas islamistas al país más poblado de Europa, que en los últimos años ha sufrido varios ataques.
“Bajo la sospecha de estar planeando un grave acto violento que pone en peligro al Estado, se están ejecutando órdenes de registro en Berlín, Brandenburgo, Renania del Norte-Westfalia y Turingia”, dijo la oficina del fiscal general de Berlín a través de Twitter.
Los presuntos militantes, de origen checheno, tienen entre 23 y 28 años de edad y “se sospecha que han explorado lugares para un posible ataque islamista”, dijo la policía de Berlín en un comunicado.
Las sospechas fueron motivadas por las fotos encontradas en el teléfono celular de uno de los sospechosos durante un control policial de rutina, agregó.
La revista de noticias alemana Spiegel dijo que los sospechosos podrían haber tenido una sinagoga en Berlín en la mira después de que se encontrara material de video del edificio.
Los sospechosos también presuntamente exploraron varios centros comerciales como posibles objetivos, dijo la revista.
Unos 180 oficiales participaron en las redadas, confiscando dinero en efectivo, discos duros y cuchillos.
La policía no confirmó el informe de Der Spiegel sobre los posibles objetivos.
Pero agregaron que “en base a la información actual, no había todavía ningún peligro concreto de un ataque”.
El ataque más mortífero de Alemania fue un ataque con camiones en un mercado navideño de Berlín en diciembre de 2016.
El atacante, el solicitante de asilo tunecino Anis Amri, secuestró un camión y asesinó a su conductor polaco antes de atropellar a otras 11 personas. Cuatro días después, la policía italiana lo mató a tiros en Milán mientras huía.
Desde entonces, las autoridades alemanas han frustrado nueve ataques que se cree que tienen motivos islamistas radicales.
Más recientemente, la policía de la ciudad occidental de Offenbach detuvo a tres hombres en noviembre por haber planeado supuestamente un atentado con bomba en nombre del Estado Islámico.
Ese mismo mes, un sirio fue arrestado en Berlín acusado de haber adquirido componentes clave para un artefacto explosivo y de haber discutido consejos sobre la fabricación de bombas con otros presuntos islamistas en un grupo de chat en línea.
Los servicios de seguridad alemanes estiman que hay unos 11.000 radicales islámicos en Alemania. De ellos, unos 680 son considerados particularmente peligrosos y capaces de usar la violencia, un aumento de cinco veces desde 2013.
Alrededor de 150 de estas personas potencialmente peligrosas han sido detenidas por diversos delitos.
Un baño de sangre antisemita fue evitado por poco en octubre cuando un asaltante armado trató de abrirse paso a través de una sinagoga en Halle, Alemania, donde decenas de fieles asistían a los servicios religiosos en Yom Kippur, el día más sagrado del judaísmo.
Incapaz de romper una puerta cerrada, el pistolero se puso a alborotar en las calles cercanas, matando a dos personas e hiriendo a otras dos.
Las autoridades dijeron que el alemán de 27 años de edad, que confesó el ataque, había colocado un pedestal antisemita antes del asalto y transmitió el tiroteo en vivo en un popular sitio de videojuegos.
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