A mediados de octubre, el general de división iranà Qassem Soleimani se reunió con sus aliados de la milicia chiÃta iraquà en una villa a orillas del rÃo Tigris, mirando al complejo de la embajada de Estados Unidos en Bagdad.
El comandante de los Guardias Revolucionarios ordenó a su principal aliado en Irak, Abu Mahdi al-Muhandis, y a otros poderosos lÃderes de la milicia que intensifiquen los ataques a objetivos estadounidenses en el paÃs con nuevas y sofisticadas armas proporcionadas por Irán, dijeron a Reuters dos comandantes de la milicia y dos fuentes de seguridad que informaron sobre la reunión.
La sesión de estrategia, que no ha sido reportada previamente, se produjo cuando las protestas masivas contra la creciente influencia de Irán en Irak estaban ganando impulso, poniendo a la República Islámica en un foco de atención no deseado. Los planes de Soleimani de atacar a las fuerzas estadounidenses tenÃan como objetivo provocar una respuesta militar que redirigiera esa creciente ira hacia los Estados Unidos, de acuerdo con las fuentes informadas sobre la reunión, los polÃticos chiÃtas iraquÃes y los funcionarios del gobierno cercanos al primer ministro iraquà Adel Abdul Mahdi.
Los esfuerzos de Soleimani terminaron provocando el ataque estadounidense del viernes que lo mató a él y a Muhandis, marcando una importante escalada de tensiones entre Estados Unidos e Irán. Los dos hombres murieron en ataques aéreos a su convoy en un aeropuerto de Bagdad cuando se dirigÃan a la capital, asestando un duro golpe a la República Islámica y a los grupos paramilitares iraquÃes que ésta apoya.
Las entrevistas con las fuentes de seguridad iraquÃes y los comandantes de las milicias chiÃtas ofrecen un raro vistazo de cómo Soleimani operaba en Irak, que una vez le dijo a un reportero de Reuters que conocÃa como la palma de su mano.
Dos semanas antes de la reunión de octubre, Soleimani ordenó a los Guardias Revolucionarios iranÃes que trasladaran armas más sofisticadas, como cohetes Katyusha y misiles de hombro que podÃan derribar helicópteros, a Irak a través de dos cruces fronterizos, según dijeron a Reuters los comandantes de las milicias y fuentes de seguridad iraquÃes.
En la villa de Bagdad, Soleimani dijo a los comandantes reunidos que formaran un nuevo grupo de milicia de paramilitares de bajo perfil, desconocidos para Estados Unidos, que pudieran llevar a cabo ataques con cohetes contra americanos alojados en bases militares iraquÃes. Ordenó a Kataib Hezbolá, una fuerza fundada por Muhandis y entrenada en Irán – que dirigiera el nuevo plan, dijeron las fuentes de la milicia que informaron sobre las reuniones.
Soleimani les dijo que tal grupo “serÃa difÃcil de detectar por los americanos”, dijo una de las fuentes de la milicia a Reuters.
Antes de los ataques, la comunidad de inteligencia estadounidense tenÃa razones para creer que Soleimani estaba involucrado en la “etapa tardÃa” de la planificación para atacar a los estadounidenses en múltiples paÃses, incluyendo Irak, Siria y LÃbano, dijeron funcionarios de Estados Unidos a Reuters el viernes a condición de mantener el anonimato. Un alto funcionario estadounidense dijo que Soleimani habÃa suministrado armamento avanzado a Kataib Hezbolá.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, dijo a los periodistas el viernes que Soleimani acababa de llegar de Damasco, “donde estaba planeando ataques contra soldados, aviadores, marineros y diplomáticos estadounidenses”.
Un funcionario del cuartel general de los Guardianes de la Revolución de Irán se negó a hacer comentarios. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iranà no estaba disponible para hacer comentarios.
ESCOGIENDO OBJETIVOS ESTADOUNIDENSES CON AVIONES NO TRIPULADOS
A Estados Unidos le preocupa cada vez más la influencia de Irán sobre la élite gobernante de Irak, que lleva meses acosada por manifestantes que acusan al gobierno de enriquecerse y de servir a los intereses de potencias extranjeras, especialmente de Irán, mientras los iraquÃes languidecen en la pobreza sin trabajo ni servicios básicos.
Soleimani, lÃder de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución, fue instrumental en la expansión de la influencia militar iranà en el Medio Oriente como el operativo que maneja las operaciones clandestinas fuera de Irán. El general de 62 años fue considerado la segunda figura más poderosa en Irán después del lÃder supremo, el ayatolá Alà Khamenei.
Muhandis, ex legislador iraquÃ, supervisó las Fuerzas de Movilización Popular de Irak (PMF), un grupo de fuerzas paramilitares compuesto en su mayorÃa por milicias chiÃtas apoyadas por Irán que se integró formalmente en las fuerzas armadas iraquÃes.
Muhandis, como Soleimani, habÃa estado durante mucho tiempo en el radar de Estados Unidos, que habÃa declarado a Muhandis como terrorista. En 2007, un tribunal kuwaità lo condenó a muerte en rebeldÃa por su participación en los atentados con bombas de las embajadas de Estados Unidos y Francia en Kuwait en 1983.
Soleimani escogió a Kataib Hezbolá para dirigir los ataques a las fuerzas estadounidenses en la región porque tenÃa la capacidad de usar aviones no tripulados para explorar los objetivos de los ataques con cohetes Katyusha, dijo uno de los comandantes de la milicia a Reuters. Entre las armas que las fuerzas de Soleimani suministraron a sus aliados de la milicia iraquà en el otoño pasado estaba un avión no tripulado que Irán habÃa desarrollado y que podÃa eludir los sistemas de radar, dijeron los comandantes de la milicia.
Kataib Hezbolá usó los aviones no tripulados para reunir imágenes aéreas de los lugares donde se desplegaron las tropas estadounidenses, según dos oficiales de seguridad iraquÃes que monitorean los movimientos de las milicias.
El 11 de diciembre, un alto funcionario militar estadounidense dijo que los ataques de grupos apoyados por Irán a las bases que albergan a las fuerzas estadounidenses en Irak están aumentando y haciéndose más sofisticados, lo que acerca a todas las partes a una escalada incontrolable.
Su advertencia se produjo dos dÃas después de que cuatro cohetes Katyusha impactaran en una base cerca del aeropuerto internacional de Bagdad, hiriendo a cinco miembros de la élite del Servicio Antiterrorista de Irak. Ningún grupo reivindicó la responsabilidad del ataque, pero un oficial militar estadounidense dijo que los análisis de inteligencia y forenses de los cohetes y lanzadores apuntaban a grupos de milicias musulmanas chiÃtas apoyadas por Irán, en particular Kataib Hezbolá y Asaib Ahl al-Haq.
El 27 de diciembre se dispararon más de 30 cohetes contra una base militar iraquà cerca de la ciudad de Kirkuk, al norte de Irak. El ataque mató a un contratista civil estadounidense e hirió a cuatro militares estadounidenses y dos iraquÃes.
Washington acusó a Kataib Hezbolá de llevar a cabo el ataque, una acusación que negó. Dos dÃas después, Estados Unidos lanzó ataques aéreos contra la milicia, matando al menos a 25 combatientes de la milicia e hiriendo a 55.
Los ataques desataron dos dÃas de violentas protestas de los partidarios de los grupos paramilitares iraquÃes apoyados por Irán que irrumpieron en el perÃmetro de la embajada estadounidense y lanzaron piedras, lo que llevó a Washington a enviar más tropas a la región y a amenazar con represalias contra Teherán.
El jueves, el dÃa antes del ataque que mató a Soleimani, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, advirtió que Estados Unidos podrÃa tener que tomar medidas preventivas para proteger las vidas de los estadounidenses de los ataques previstos por las milicias apoyadas por Irán.
“El juego ha cambiado”, dijo.
Fuente: Reuters