Cómo será la seguridad para Israel en el Medio Oriente según el plan de paz de Trump


Para evaluar en qué medida el plan de paz de Donald Trump para Oriente Medio contribuirá a mejorar la seguridad nacional y personal de Israel, hay que diferenciar entre dos realidades: La actual, en la que los palestinos boicotean el plan, y una hipotética futura en la que aceptan los principios del plan con pequeñas reservas y después de negociar los detalles acuerdan aplicarlo.

En el clima actual, el plan de Trump no cambia nada sobre el terreno. No hay nada que comprenda las capacidades de las Fuerzas de Defensa de Israel, el servicio de seguridad Shin Bet y la Policía de Israel en Judea y Samaria para reunir inteligencia, realizar operaciones antiterroristas, contener disturbios o incluso hacer frente a una intifada a gran escala.

Lo mismo ocurre con la capacidad de las fuerzas de seguridad para detener el contrabando de armas, fondos y terroristas a través del Valle del Jordán y la zona del Mar Muerto hacia los territorios palestinos.

Si el régimen jordano cayera repentinamente o si hubiera una nueva amenaza repentina al este del Valle del Jordán y del río Jordán, esa amenaza se enfrentaría a una barrera terrestre que ayudaría a las FDI a bloquear cualquier peligro.

Las instalaciones de reunión de inteligencia en Judea y Samaria seguirán funcionando como hasta ahora, e incluso en la frontera de Gaza y en la propia Franja de Gaza, nada cambiará desde el punto de vista militar y defensivo.

No obstante, es justo decir que la sensación de seguridad que sienten los 400.000 residentes judíos de Judea y Samaria mejorará si sus asentamientos se anexan a Israel, ya que tal medida disminuiría el peligro de desplazamiento bajo cualquier gobierno futuro en Jerusalén o Washington.

Pero también hay que tener en cuenta el hecho de que tanto la anexión de los asentamientos como la falta de un horizonte político repercutirán en los palestinos y reforzarán la motivación de los jóvenes y los terroristas para oponerse y socavar el plan Trump.

Así pues, existe una posibilidad inmediata de una escalada violenta en los territorios palestinos, lo que supone una amenaza para las comunidades judías de Judea y Samaria y a lo largo de la frontera de Gaza.

Mientras no haya un asociado palestino para aplicar el plan Trump, la situación de seguridad -y la posibilidad de una escalada a corto plazo- en Judea y Samaria y a lo largo de la frontera de Gaza no cambiará.

Una situación compleja

Curiosamente, si los palestinos llegan en el futuro a un acuerdo con Israel sobre la base del plan de Trump, el panorama de seguridad será mucho más complejo y mucho menos conveniente para el Estado judío.

Hay elementos del plan que mejorarán la situación de seguridad de Israel, a saber, la desmilitarización del Estado palestino, incluida la Franja de Gaza, y la soberanía permanente de Israel sobre el Valle del Jordán, el río Jordán y el norte del Mar Muerto.

Estos elementos contribuirán a frustrar el terrorismo y aumentarán la capacidad de Israel para hacer frente a las amenazas estratégicas procedentes del este, como la caída del régimen jordano en manos de la Hermandad Musulmana o la toma de Arabia Saudita u otros Estados del Golfo por los yihadistas.

Aun así, las potencias que están en el Estado de Israel deben ser conscientes del problema que la aplicación de la soberanía sobre el Valle del Jordán creará con el Rey Abdullah de Jordania y su reino hachemita.

La perspectiva de la soberanía israelí sobre el Valle del Jordán ya ha incitado a los palestinos y a los islamistas jordanos que amenazan la supervivencia del régimen de Abdullah.

El propio rey puede alegrarse de tener una frontera con Israel y no con la Autoridad Palestina o un Estado palestino, lo que podría suponer una amenaza. Pero no dirá tanto públicamente para no provocar la ira de los palestinos e islamistas de su reino. De hecho, puede que se vea obligado a protestar si Israel se anexiona el Valle del Jordán, lo que podría dañar los lazos de seguridad.

Otro aspecto positivo de la propuesta estadounidense es el control de seguridad sobre toda Judea y Samaria que Trump ha prometido a Israel, algo que sería extremadamente difícil de mantener si se estableciera un Estado palestino soberano que no permitiera a los soldados de las FDI entrar libremente en su territorio como ocurre en la actualidad.

Otro beneficio es la retención de las instalaciones de inteligencia estratégica de las FDI que operarán desde enclaves soberanos israelíes en Judea y Samaria.

Se trata de importantes beneficios en materia de seguridad que ayudarán a Israel a mantener su seguridad incluso cuando se cree un Estado palestino.

Pero el plan tiene sus inconvenientes para Israel.

Será muy difícil verificar que un estado palestino en dos secciones – Judea y Samaria y la Franja de Gaza – permanezca desmilitarizado incluso cuando tenga acceso exclusivo a los puertos marítimos y aéreos, así como a los cruces fronterizos con Jordania.

Las FDI y el Shin Bet tendrán dificultades, mucho más que hoy, para mantener el control de la seguridad en toda Judea y Samaria. El control de seguridad de que goza Israel hoy en día que otorga una relativa seguridad incluso durante los períodos de escalada debido a la superioridad de la inteligencia, la libertad operacional y el despliegue de fuerzas para facilitar una respuesta rápida a cualquier acontecimiento inusual.

El Shin Bet y las FDI podrían modificar sus operaciones sobre el terreno, tal vez con financiación de los Estados Unidos, a fin de preservar la actual superioridad de inteligencia de Israel. Esta superioridad permite a las FDI no sólo frustrar los ataques de apuñalamiento, sino también hacerlo con una gran economía de mano de obra.

Un estado palestino restringiría en gran medida la libertad de operación de Israel y su capacidad de responder rápidamente a situaciones de seguridad.

Las FDI ya no podrían enviar un convoy de cuatro jeeps blindados a una aldea palestina para detener a los sospechosos o buscar armas y explosivos. En el mejor de los casos, el Shin Bet y las FDI tendrían que coordinarse con la Autoridad Palestina, como ocurre actualmente en operaciones complejas en el corazón de las ciudades palestinas.

Pero una cierta pérdida de libertad operativa es un precio que Israel tendrá que pagar en cualquier acuerdo con los palestinos, no sólo el plan Trump.

En esto no hay que hacerse ilusiones, especialmente por parte de los que creen en Trump cuando dice que en caso de un acuerdo con los palestinos, Israel tendría el mismo control de seguridad en Judea y Samaria que tiene hoy.

Por: Ron Ben-Yishai / En: Ynet News / Traducción de Noticias de Israel