Por qué rechazan los palestinos el plan de Trump


Por qué rechazan los palestinos el plan de Trump

Robert Spencer, autor de obras como la Guía políticamente incorrecta del Islam (y las Cruzadas) o el recién publicado The Palestinan Delusion: The Catastrophic History of the Middle East Peace Process (El engaño palestino: la catastrófica historia del proceso de paz de Oriente Medio), afirma que el Acuerdo del Siglo del presidente norteamericano para la resolución del conflicto israelo-palestino está condenado al fracaso porque choca frontalmente con la cosmovisión musulmana, que pretende someter el mundo entero al Islam.

He aquí el factor del conflicto israelo-palestino que los analistas occidentales hegemónicos indefectiblemente menosprecian o ignoran: el Islam. Se trata de un desastroso despliegue de ignorancia voluntaria, mientras los yihadistas palestinos y sus seguidores no dejan de concebir su guerra contra Israel en términos islámicos.

(…)

Lo cual quiere decir que jamás habrá un acuerdo negociado que [asegure la existencia de Israel y] ponga fin a la yihad [que se libra en su contra], de ahí que los analistas ignoren el Islam cuando reflexionan a propósito del conflicto: a la gente no les gustan las malas noticia ni los problemas que no tienen solución. Ahora bien, la realidad es ésta, e ignorarla no conducirá a nada bueno.

Habida cuenta del papel que desempeña el Islam en el conflicto, un Estado palestino no sería sino una nueva plataforma para la comisión de más ataques contra Israel, como sucedió tras la retirada [israelí] de Gaza. Su establecimiento no traería la paz. La idea de que los palestinos y sus aliados y defensores aceptarán honestamente el derecho de Israel a existir es una quimera.

(…)

La negativa de los analistas del conflicto israelo-palestino a asumir el rol de la teología islámica en el mismo es tremendamente ingenua y etnocéntrica. Ni los palestinos ni sus seguidores van a aceptar el plan de paz de Trump, porque los mandatos islámicos dictan que el Islam ha de dominar y no ser dominado, y que todo territorio que haya estado sujeto a la ley islámica debe ser regido eternamente por la ley islámica. Mientras no se tomen estas realidades en consideración, todo plan de paz está condenado al fracaso.

Palestinos: cada vez que dicen ‘no’, salen perdiendo

Bret Stephens, autor de America in Retreat (EEUU en retirada) y coautor de Has Obama Made the World a More Dangerous Place? (¿Ha hecho Obama del mundo un lugar más peligroso?), teme que los palestinos sigan haciendo bueno el dicho que dice que no dejan de perder la oportunidad de perder una oportunidad y rechacen de plano el plan de Trump, llevados por un maximalismo que les está haciendo un daño tremendo.

Nadie se beneficiará menos de un rechazo tajante del plan que los propios palestinos, cuyos líderes están de nuevo dejando que la Historia les pase por encima.

El recuento de las iniciativas por la paz entre árabes e israelíes puede resumirse así: casi cada vez que los árabes han dicho ‘no’, han acabado quedándose con menos.

Eso fue lo que pasó luego de que rechazaran el Plan de Partición de la ONU de 1947, por el que se habría creado un Estado palestino de unas dimensiones mucho mayores de las [disponibles] tras la guerra por la independencia de Israel. Y fue lo que pasó en 1967, después de que Jordania rechazara las súplicas de Israel [para que no se implicara en el conflicto], que se saldó con el fin del dominio jordano sobre la Margen Occidental (…)

[…]

Sin embargo, es aun más importante lo que el plan ofrece a los palestinos del común, y lo que exige a sus líderes. Lo que ofrece es un Estado soberano, un territorio en gran medida contiguo, el retorno de los prisioneros, una conexión entre Gaza y la Margen Occidental y 50.000 millones de dólares en asistencia económica. Lo que exige es el fin del adoctrinamiento antiisraelí en las escuelas, la restauración de la autoridad política legítima en Gaza y el desmantelamiento de las milicias terroristas.

(…)

Al mismo tiempo, es igualmente esencial atemperar las expectativas palestinas. En parte, el Estado judío ha prosperado porque (…) siempre ha estado dispuesto a apañárselas con menos. La tragedia palestina es consecuencia directa de adoptar la postura diametralmente opuesta: insistir en el máximo en vez de trabajar en pro de lo plausible. (…)

(…) [todas estas] décadas de incesante hostilidad hacia el Estado judío han sido un error fenomenal. Lo mejor que el mundo árabe podría hacerse es aprender de Israel, en vez de demonizarlo.

(…) El viejo cliché de que los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad tiene, por desgracia, mucho de cierto. Nadie debería condenarles a que cometan de nuevo el mismo error.

Por fin un plan realista

En Tablet, el periodista israelí afincado en EEUU Liel Leibovitz celebra el pragmatismo del Acuerdo del Siglo trumpiano y hace una acerada crítica al establishment norteamericano de política exterior por su constante desprecio de las realidades sobre el terreno en sus aproximaciones a Oriente Medio.

El plan [de Trump] introduce un elemento que ha estado completamente ausente de las posiciones de Washington sobre Oriente Medio desde hace al menos dos décadas: la realidad.

(…) en la tierra imaginada por Foggy Bottom [sede del Departamento de Estado norteamericano] no hay gente e intereses, sino marcos teóricos y conceptos, y para saber de esa arenosa Narnia lo mejor no es visitarla sino acudir al Council on Foreign Relations.

[…]

El presidente te puede caer mal, y puedes recrearte en sus defectos. (…) Pero hay una cosa que ya está clara: como el niño del cuento del nuevo traje del emperador, Trump tiene una capacidad extraordinaria para, por lo menos en lo relacionado con Oriente Medio, señalar y ridiculizar aquello que sus predecesores consideraban sacrosanto.

[…]

Cualquier observador inteligente e imparcial de este conflicto –no los politicuchos del Potomac– habría asumido hace ya mucho que insistir en el mismo esquema que viene siendo rechazado desde hace veinte años es una insensatez, y que es mucho más constructivo reconocer que las acciones tienen consecuencias, que el pasarse decenios rechazando ofertas tiene un coste y que, dadas las circunstancias, cualquier nuevo acuerdo debería empezar por asumir las realidades sobre el terreno y partir de ellas.

Fuente: ElMed.io