Iom Haatzmaut / De la Esperanza a la Realidad. Por Ilán Buzny


De acuerdo a la definición de la Real Academia Española, la resiliencia es: “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Israel tiene la peculiar característica de ser de los estados más jóvenes con una de las historias más antiguas del mundo. Que el pueblo judío habitó las tierras de Israel y fue desalojado negándole su autodeterminación en su tierra ancestral fue el motor para que los jóvenes idealistas ,como Theodor Herzl, puedan animarse a soñar, porque tanto sufrimiento, tanta injusticia y tanta violencia injustificada para con el pueblo judío terminaría en una tragedia mayor si un 14 de Mayo de 1948 un líder corajudo, como David Ben Gurion, no se hubiera atrevido a declarar el acto de justicia más importante y trascendental que la historia le debía al pueblo judío: la creación de un estado judío en sus tierras ancestrales. Claro está que nada de esto habría pasado sin la osadía, la rebelión, el heroísmo y coraje que encarnaron los antiguos defensores del pueblo judío en sus distintas épocas que hoy se refleja en el ejército israelí que además de caracterizarse por sus valores tiene en sus jóvenes 72 años la característica de ganar batallas heroicas e inimaginables para mantener viva a la nación israelí.

Ser reciliente en 72 años implicó muchas cosas. Estar rodeado de vecinos que buscan la destrucción constante del estado y vencerlos una y otra vez en batallas épicas, superponerse a la adversidad para convertir el desierto en un centro de producción agrícola fue el motor impulsor para que la economía avance. Pese a no contar con recursos naturales la resiliencia israelí supo erigir un estado moderno, democrático, pluralista y vanguardista para dejar a un costado los obstáculos de organismos internacionales hostiles y desmesurados en su obsesión judeofoba para lograr construir la start up nation, el estado que se encarga del desarrollo de crear agua desde el aire, el riego por goteo, el waze y otros tantos inventos de punta que ayudan a que el mundo sea un lugar mejor para poder ser habitado. El odio y el revanchismo que llevó a los países vecinos como Egipto y Jordania a guerras contra un país en formación fue el que Israel re significó en puentes de esperanza firmando tratados de paz demostrando que existen caminos para coexistir y vivir en armonía.

De haber perdido todo en la historia a migrar de a poco para construir ciudades, luego pasar a defenderlas, animarse frente a todo pronóstico a declarar la independencia, luego vivir durante 19 años sin poder acceder a la Jerusalem histórica, la capital y centro espiritual de la fe judía, enfrentarse a los más grandes ejércitos, poblar desiertos áridos para convertirlos impensadamente en el motor de la economía, hacer del recurso humano una herramienta para ser una nación pujante en ciencia y tecnología. A todo esto como si fuera poco, Israel ante la carencia democrática de la región en 72 años supo revertir tanta oscuridad con una democracia que goza de plenitud y de vigencia para los más de 9 millones de habitantes sin distinción de su religión.

72 años de la existencia de Israel son apenas la punta de un iceberg inmenso de resiliencia. En estos días Israel está cumpliendo 72 años del sueño ininterrumpido de un pueblo milenario,

saliendo hacia adelante enfrentando varias adversidades y oponiéndose a todo pronóstico transformando la esperanza en el motor de su reliciencia. Ese quizá sea el secreto de su éxito el de transformar en realidad la esperanza, la esperanza de dos mil años, de ser un pueblo libre en nuestra tierra: la tierra de Sion y Jerusalén.