La aparición, despliegue y
propagación en el mundo entero del coronavirus, dio lugar al surgimiento de
teorÃas que intentan dar respuesta a su origen y posibilidad de tratamiento,
intentando explicar lo aún inexplicable y alentando esperanzas para hacerle
frente a la problemática.
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Muchas personas comparan “la guerra” con la
pandemia del covid-19, pero en la guerra hay un enemigo visible, se sabe de
donde proviene la amenaza, contra quien se lucha, ocurriendo en un momento de
la historia y en un lugar geográfico determinado. A diferencia este virus,
enfrenta a toda la humanidad a una catástrofe, a un ataque silencioso, mudo,
invisible y desconocido que nos iguala frente a lo calamitoso y por más que las
personas adopten medidas preventivas no hay certeza de poder evitarlo.
Solo tiene nombre, pero su poder agresivo y destructor aún no tiene freno.
Rompe las barreras del espacio y el tiempo sometiéndonos a la incertidumbre y
en muchos casos, desconsuelo. Arrasando en el mundo entero se prolifera en el
espacio, instalándose en el contexto social de todos los paÃses.
Sorpresivamente apareció, desorganizó nuestras rutinas diarias sin darnos
tiempo para comprender la dimensión que cayó sobre nuestras vidas, alterando
nuestra cotidianeidad. Muchos creen que son los paÃses dominantes que lo
desarrollaron para someter a los paÃses mas pobres, o una diferente forma de
guerra entre potencias, o la trasmutación celular de animales salvajes a
personas, mientras otras piensan que a esta plaga solo puede detenerla Dios,
dando lugar a un sistema de creencias. Mientras tanto y en todo el mundo,
cientÃficos e investigadores a pasos agigantados trabajan para encontrar la
“Cúpula de Hierro” que lo detenga, porque no se sabe aún cuál es la mejor arma
para vencerlo, ni cuándo llegará ese dÃa. Hoy nos encontramos situados ante una
emergencia que comparte caracterÃsticas fantasmáticas y reales, en un devenir
de preguntas sin respuestas, donde la certeza otorgó su lugar a la
incertidumbre. Y el tiempo que hasta hace poco lo regÃamos por las actividades
en el mundo exterior, se perfila hoy por acciones en el hogar, reacomodando
vÃnculos y funciones, dando espacio a la imaginación y creatividad. Tolerar
el miedo, la incertidumbre de lo inmediato y mediato es nuestro desafÃo para no
ser condenados a un sufrimiento que no posee una clara perspectiva final.
A pesar que se informa que el
“pico de la enfermedad” aún en este pais no se manifestó, muchas personas se
preguntan cuándo terminará la cuarentena, cómo será la vida después de la pandemia? Seremos los mismos?
Qué cambiará? Seremos mas solidarios? Los nuevos hábitos incorporados se
mantendrán en el tiempo hasta el descubrimiento de la vacuna preventiva?. O
algo de lo actual perdurará en el tiempo? Cómo afectará en las personas esta
vivencia traumática? Preguntas que aún
hoy no pueden ser respondidas. Solo nos cave configurar nuestro presente para
que la amenaza externa nos dañe lo menos posible en todas las aristas de
nuestra vida.
Paralelamente nos aconsejan distanciamiento
presencial con otras personas, barbijo, alcohol, etc. medidas necesarias y
tendientes a disminuir los riesgos de contagio fÃsico. Pero el miedo a la
muerte, al dolor o enfermedad propia o de un ser querido y las vivencias
psicológicas y subjetivas que ocasionan la pandemia y la cuarentena pueden
convertirse en algunas personas en pensamientos tormentosos. Por ello, la
conveniencia de participación de psicólogos quienes junto a los médicos
infectólogos, podrÃan ofrecer
herramientas tendientes a dar contención, amparo y claridad a las personas,
modelando el exceso de información y desmesura de las acciones y apertura de
caminos al pensamiento con el consecuente bienestar psicológico. Evitando posibles
futuros desenlaces pos traumáticos, padecimientos psicosomáticos, depresión,
crisis de ansiedad, adicciones, etc.Y borrando el matiz apocalÃptico frente a
la ausencia de vacunas y teorÃas aún sin certezas.