Comienza hoy por la noche el ayuno nacional más importante del pueblo judÃo, viva donde viva, en especial en Israel donde su significación es mayor.
Como es conocido desde las fuentes talmúdicas, la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem, fue por odio gratuito entre hermanos; odio no solo proclamado sino que se llevó a cabo en masacres de unos y otros ante la vista de los romanos.
No son siempre buenas las comparaciones pero me parece que desde hace casi 2.000 años ,desde la destrucción del Segundo Templo ( 68 e.c.) ,no he visto otro momento histórico en que el pueblo judÃo, en especial en Israel, este tan dividido a la vez que esta rodeado de enemigos que ansÃan destruirlo.
En las manifestaciones polÃticas y sociales en Israel, justificadas por la grave situación que ha generado una cuestionada polÃtica sanitaria, ya se han levantado carteles pidiendo el asesinato del actual premier.
No deja de recordar los tristes momentos en los que aparecian proclamas llamando al asesinato de RabÃn.
Esta vez las proclamas provienen de una izquierda radicalizada que no pudo derrotar a un premier cuestionado en las urnas y en la justicia y todo en un marco de una pandemia que deberÃa unir no solo a los judÃos sino a la humanidad en la lucha contra este fragelo. Entiendase bien. No se trata de criticar la "diversidad" ( como algunos les gusta decir ) de ideas sino de ver cuales son los lÃmites del disenso y hasta donde el sistema polÃtico lo aguanta. Israel es una sociedad agrietada por múltiples fisuras que no son sólo polÃticas y sociales sino que llevan también matices de lucha entra laicos , liberales y ortodoxos. No son buenos los términos en que se estan llevando a cabo las discusiones en el pueblo judÃo. La diáspòra tampoco es la excepción. Curiosamente, en parte, la virtualidad de la cuarentena y la pandemia, ha unificado en algo a nuestro quebrado pueblo siempre amenazado por fuerzas centrifugas y centripetas. Pero las divisiones avanzan en todos los frentes y no enriquecen "en la diversidad " sino que agrietan en la centralidad de valores nacionales que alguna vez supimos conseguir.
Di-s quiera que este año las plegarias no se transformen en meros rituales para muchos inentendibles; que las Kinot sean leÃdas y profundizadas en el idioma que uno hable. Asà podrÃamos ayudar a evitar una grieta que a veces parece transformarse en abismo.