El Cáucaso Sur: Armenia y Azerbaiyán al borde de la guerra total


La declaración del estado de guerra y movilización general por parte de los armenios, tras los últimos enfrentamientos militares con las fuerzas azeríes puso en alerta a la comunidad internacional. Por Mariano Roca

Tras la escalada de tensión que tuvo lugar en julio pasado en la región fronteriza de Tovuz, las fuerzas militares de Armenia y Azerbaiyán han vuelto a enfrentarse el último fin de semana. Esta vez, los combates se produjeron en la región separatista de Nagorno-Karabaj, de población mayoritariamente armenia pero enclavada en pleno territorio azeríMientras Azerbaiyán denunció que se trata de un “nuevo acto de agresión” y “una continuación de las últimas provocaciones por parte de Armenia”, el Ministerio de Relaciones Exteriores armenio afirmó que “el lanzamiento de misiles por parte de las fuerzas azeríes afectó poblaciones civiles” y citó el caso específico de viviendas en la ciudad de Stepanakert. Se trata de la capital de la autoproclamada “República de Artsakh” (Nagorno-Karabaj), cuya existencia como estado independiente no es reconocida por Armenia.

El especialista en geopolítica del Gran Medio Oriente, Paulo Botta, advirtió que, tras los incidentes de julio, Armenia no consiguió el “apoyo explícito” de Rusia y de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que lidera Moscú y que también integran Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán. En ese sentido, el analista explicó: “Entre el Kremlin y el gobierno armenio, encabezado por el primer ministro  Nikol  Pashinyan,  no hay una alianza plena ni una relación de confianza, sino que existen diferencias importantes y la escasa voluntad rusa en apoyar a Armenia lo ha demostrado”.

Azerbaiyán denunció un “nuevo acto de agresión” y “una continuación de las últimas provocaciones” por parte de Armenia. Foto: Archivo DEF.

Un actor clave en esta disputa es Turquía, histórico aliado de Azerbaiyán y principal socio internacional de las autoridades de Bakú tras la declaración independencia de esta antigua república soviética en 1991. Al respecto, el columnista de DEF precisó que, tras los enfrentamientos armados de julio pasado, “la posición de Ankara no solo fue declarativa, sino que se realizaron reuniones  de  los  responsables  de  los  Ministerios de Defensa, se realizaron ejercicios militares combinados y se enviaron armas a   Azerbaiyán,   particularmente drones, un  área  donde  los  sistemas  turcos  tienen  un  desarrollo  considerable”.

A solo 40 kilómetros de la zona de conflicto, discurren un importante oleoducto y un gasoducto, que transportan hidrocarburos desde los yacimientos del mar Caspio hacia la costa del mar Negro. Foto: Archivo DEF.

En el plano de las negociaciones internacionales para encontrar una solución al diferendo en torno al status de Nagorno-Karabaj, Botta lamentó la falta de respuestas para encontrar una salida: “El esquema de solución del conflicto, el denominado Grupo de Minsk, en  el  ámbito  de  la  Organización  para  la  Seguridad  y  la  Cooperación  en  Europa  (OSCE),  cuenta con tres copresidentes: EE. UU., Francia y Rusia. Lamentablemente, luego de casi 30 años de existencia, no ha logrado proponer una salida aceptable para las  partes, particularmente a partir de la integridad territorial de Azerbaiyán. Esta falta de solución del conflicto lo ha convertido en un foco de inestabilidad regional, cuyo tratamiento debería ser prioritario para la comunidad internacional”.

La falta de una solución del conflicto que satisfaga a todas las partes involucradas ha convertido al problema en un foco de inestabilidad regional. Foto: Archivo DEF.

Más allá del incómodo foco de inestabilidad regional, la importancia del Cáucaso para la comunidad internacional obedece a las importantes infraestructuras de transporte de los hidrocarburos que Azerbaiyán exporta hacia Europa, a través de Georgia y Turquía: el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC) y el Gasoducto del Cáucaso Meridional (también conocido como Bakú-Tbilisi-Erzurum). “Una parte de la seguridad energética europea descansa en este sistema de oleoductos y gasoductos; de ahí, el interés, aunque más no sea económico y energético, que deberían tener los países europeos para encontrar una solución a la conflictividad en la región”, manifestó Paulo Botta.

Por último, en el plano estrictamente militar, este experto recordó que Azerbaiyán ha estrechado sus vínculos con Israel, que provee al país de modernos sistemas de drones, destinados tanto a actividades conocidas en la jerga del sector como “ISTAR” –reconocimiento, adquisición de objetivos, vigilancia e inteligencia–, como a ataques aire-tierra –tal es el caso del vehículo no tripulado israelí IAI Heron TP–. “La  guerra  del  siglo  XXI  es  una  guerra  tecnológica, y los drones representan no solo un sistema en sí, sino la cumbre visible de un conjunto de capacidades tecnológicas necesarias para su operación: comunicaciones satelitales e intercambio rápido y seguro de datos que aseguren el comando y control, armamentos  inteligentes  integrados,  materiales e ingeniería que afiancen una baja firma de radar, entre otras aptitudes”, concluyó Botta, cuyo análisis completo formará parte de la próxima revista DEF.

Fuente: DEF