El legado judío tendrá su lugar en los libros de texto de Marruecos

 La medida del Ministerio de Educación del país de África del Norte sienta un precedente para el mundo árabe. “Era cuestión de tiempo", afirma un profesor de Marruecos que sostiene que el país siempre vio al judaísmo como parte de su tejido social y cultural.

Este mes Israel conmemora el “Día del éxodo y la deportación de judíos de países árabes e islámicos", y las actividades este año se enmarcan bajo el título de "Salida sin retorno". Sin embargo, un hecho reciente en Marruecos permite suponer que la consideración sobre el aporte del judaísmo a la cultura y a la historia en el país, cobra un nuevo impulso. 

Hasta ahora los judíos habían estado ausentes en los libros de texto del país. Las pocas veces que aparecían mencionados era para señalar que judíos y bárbaros se encontraban entre los primeros pueblos pobladores del norte de África y Marruecos. Todo esto cambió recientemente. Un nuevo plan de estudios para escuelas primarias aprobado en Marruecos, introduce nuevos capítulos a sus manuales sobre el aporte y la herencia de los judíos marroquíes. 

Algunas personas y organizaciones fueron centrales en la iniciativa que propició este cambio: Andre Azoulay, un político marroquí de origen judío y consejero del rey en asuntos financieros y económicos desde 1991; Simon Levy, profesor e investigador judío marroquí que fundó el Museo Judío de Casablanca; la organización Mimuna, fundada en 2007 por estudiantes musulmanes que trabaja para preservar la herencia judía de Marruecos; y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). 

"¡Siempre supimos que iba a suceder! Era cuestión de tiempo", afirma Abdu Ladino, miembro de la organización Mimuna y profesor en Marruecos. Según él, el país africano siempre vio al judaísmo como parte de su tejido social y cultural. Pero no fue hasta julio de 2011 que la cuestión fue oficializada, cuando el país reconoció al judaísmo como parte de su cultura en una enmienda introducida en la Constitución. 

Ladino agrega que el cambio es sustancial también en cuanto a la línea histórica que se enseña. “El estudio de la historia en las escuelas estaba enfocado en la lista de las dinastías que habían gobernado Marruecos: la dinastía idrisí, el imperio almohade, la dinastía saadi y los morabitos”, explica. Ahora el Ministerio de Educación cambió el método de enseñanza para centrarse en las diversas comunidades que habitaron el país. "Se incorporaron nuevos capítulos sobre los bárbaros, los cartagineses, los fenicios y ahora también los judíos", añade Ladino.

El paso que dio el Ministerio de Educación marroquí es celebrado, además, porque la integración del judaísmo a su currícula no se hace solo desde un punto de vista religioso, sino sobre todo desde un aspecto social. En ella se definen los límites de lo que una sociedad define como propio, es decir, quiénes están incluidos en ella y quiénes no. La declaración de principios marroquí en este sentido es inequívoca: “Son parte nuestra”, una afirmación que sienta un precedente en el mundo árabe y una medida oficial que lucha contra la imagen del judaísmo que prevalece hasta hoy en otros países de la región.

El paso que dio el Ministerio de Educación marroquí es celebrado, además, porque la integración del judaísmo a su currícula no se hace solo desde un punto de vista religioso, sino sobre todo desde un aspecto social. En ella se definen los límites de lo que una sociedad define como propio, es decir, quiénes están incluidos en ella y quiénes no. La declaración de principios marroquí en este sentido es inequívoca: “Son parte nuestra”, una afirmación que sienta un precedente en el mundo árabe y una medida oficial que lucha contra la imagen del judaísmo que prevalece hasta hoy en otros países de la región.

Los libros de texto no representan ni deben representar la historia completa, pero juegan un papel importante en la configuración del orden social y político de un país y en la construcción de la identidad nacional de sus ciudadanos. Incluso si están comprometidos con el pasado, no están dirigidos a él, sino a la formación de la conciencia y a las acciones en el presente y el futuro. Son una herramienta en manos del Estado para configurar una narrativa nacional, política, social y cultural "correcta" que se transmita a las generaciones más jóvenes. 

El cambio en el plan de estudios marroquí es pionero y es una muy buena noticia. Lleva consigo una nueva línea que muestra al "otro" como esencial para la preservación del carácter multicultural e interreligioso de Marruecos.


Fuente: Ynet