La ONU debe reconocer a los refugiados judíos de los países árabes

No escuchará sus historias en las reuniones de la Unión Europea o verá sus fotografías expuestas en los pasillos de las Naciones Unidas. Sus nombres no se encuentran en ninguna de las miles de resoluciones de la ONU discutidas y aprobadas en las últimas siete décadas. No hay un día especial dedicado a sus comunidades o a su memoria. Son los 850.000 refugiados judíos expulsados de los países árabes y de Irán tras la creación del Estado de Israel.

Para los organismos internacionales como la ONU, son refugiados olvidados. Pero para nosotros los israelíes, su lucha continuará.

No hay discusión sobre los hechos: En una muestra de ira, después de no haber impedido el Plan de Partición de la ONU del 29 de noviembre de 1947 y la subsiguiente creación del Estado de Israel, los países árabes libraron una guerra no sólo contra el recién establecido Estado judío sino también contra las pacíficas y prósperas comunidades judías que vivían entre ellos.

Comunidades enteras desde Marruecos a Irak, desde Egipto a Siria, Líbano, Irán y más fueron efectivamente eliminadas. Junto con ellos, miles de años de herencia, historia y cultura judía también fueron borrados.

La ONU no ofreció ninguna ayuda a aquellos que fueron forzados a abandonar sus hogares y ha hecho poco desde entonces para reconocer la enorme injusticia que sufrieron. No hubo una condena internacional del hecho de que estos judíos fueran atacados y asesinados, sus propiedades saqueadas y sus bienes robados, a menudo por sus vecinos y con el respaldo de las autoridades.

En las décadas que siguieron a esta traicionera expulsión, la ONU sólo ha trabajado para ayudar a los llamados refugiados palestinos. Miles de millones de dólares han sido entregados a la UNRWA, que mientras se ocupa del bienestar de las familias, alienta simultáneamente el terrorismo y la incitación a través de sus programas escolares y, en el proceso, perpetúa una falsa narración del “derecho de retorno” de los palestinos.

Veo como una obligación moral corregir el mal que se hizo a nuestros hermanos y hermanas de las tierras árabes. Como embajador de Israel en la ONU, me comprometo a asegurar que sus historias se conviertan en parte de la conciencia internacional.

Dirigiré una campaña diplomática para aprobar una resolución en la Asamblea General de las Naciones Unidas para reconocer su difícil situación. No busco una disputa con nuestros vecinos, sino asegurar que la igualdad y la justicia sean finalmente provistas para las comunidades judías que han sido despreciadas por el mundo por más de 70 años.

Ya he establecido relaciones cálidas con muchos embajadores aquí y me basaré en estos lazos para conseguir un amplio apoyo internacional a esta propuesta. Reuniremos a los ministerios de relaciones exteriores de todo el mundo y juntos, con la ayuda de las organizaciones judías, creo que podemos poner fin a la ignorancia de las Naciones Unidas sobre este tema.

La paz sólo se puede alcanzar a través de la fuerza, el respeto mutuo y el reconocimiento de la verdad. Si la comunidad internacional se toma en serio la promoción de la paz entre nosotros y nuestros vecinos, también debe reconocer los hechos históricos, incluyendo el trauma de los judíos de los países árabes. Un nuevo discurso no cambiará la historia, pero es hora de que su situación sea reconocida en los salones de la ONU.

Los Acuerdos de Abraham son una fuente de luz para miles de judíos que aún hoy viven en países árabes. La normalización de los lazos entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin -y espero que pronto con otros países árabes- animará a los líderes árabes a prestar más apoyo a sus comunidades judías, permitiéndoles practicar su cultura con orgullo y sin preocupaciones.

Todos somos descendientes de Abraham, y debemos respetar la cultura y el patrimonio de los demás – y, no menos importante, nuestras historias únicas.

Gilad Erdan es el embajador de Israel en las Naciones Unidas y el embajador entrante de Israel en los Estados Unidos. Ha ocupado en el gobierno israelí varios cargos ministeriales durante más de una década, entre ellos en el gabinete de seguridad y en la Knesset de Israel.


Artículo escrito por el enviado de Israel en las Naciones Unidas, Gilad Erdan

Fuente: Arutz Sheva