Por Jonathan S. Tobin en Jewish News Syndicate
Michelle Goldberg está preocupada. La columnista del New York Times ha visto cómo algunos miembros de la comunidad judÃa y de otros lugares han conectado los puntos entre la incitación ideológica antijudÃa y la violencia antisemita. Los incidentes relacionados con el vandalismo, el abuso verbal y la violencia contra los judÃos están aumentando en todo el paÃs, e incluso la Liga Antidifamación y otros grupos liberales ni siquiera se están molestando en tratar de vincularlos con el ex presidente Donald Trump como lo hicieron durante sus cuatro años de mandato, independientemente de los méritos de sus acusaciones.
Esta vez no se trata de fingir que todo el antisemitismo está vinculado a la extrema derecha. Este aumento del odio violento a los judÃos está directamente relacionado con los esfuerzos por demonizar a Israel. Este brote es en parte el resultado de ciertos miembros del Congreso, de los medios de comunicación y de otras dependencias de la cultura popular que caracterizaron falsamente a Israel como el agresor que apuntaba injustamente a los inocentes en la Franja de Gaza, a pesar de que fue el gobernante del enclave, Hamás, el que comenzó el conflicto, que terminó después de que la organización terrorista disparara más de 4.000 misiles contra el Estado judÃo.
Igualmente importante es que la deslegitimación de la autodefensa israelà e incluso de su derecho a existir por parte de los defensores de la teorÃa crÃtica de la raza y de la interseccionalidad -ideas tóxicas que se han incorporado a la corriente principal con el auge del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) desde que George Floyd fue asesinado por un agente de policÃa de Minneapolis hace un año- ha puesto de moda el odio a Israel en los cÃrculos de izquierda de una forma que habrÃa sido inimaginable hace sólo unos años.
Aquellos que no creen que las vidas judÃas sean prescindibles están condenando esta violencia y a cualquiera que la haya inspirado sin reservas. Pero Goldberg cree que puede salirse con la suya tratando de disociar a los individuos que fomentan este odio y desprecio por los derechos judÃos del desagradable espectáculo de los judÃos atacados en las calles.
En una columna asombrosamente sorda que se publicó en la prensa con uno de los titulares más atroces del Times de los últimos tiempos – “Los ataques a los judÃos son un regalo para la derecha”- Goldberg escribió que no aprobaba que se atacara a los judÃos en las calles. Su principal queja, sin embargo, era que quienes victimizaban a los judÃos en nombre de la “Palestina libre” estaban dando mala fama a la causa antisionista de la que ella es una de las más prominentes defensoras judÃas.
Goldberg, que tiene un gran número de seguidores en Twitter bajo su alias @Michelleinbklyn, ha utilizado su prominente posición en las páginas de opinión del Times para promover la idea de que negar el derecho de los judÃos a un Estado en su antigua patria es el tipo de idea que los “progresistas” de moda en Brooklyn, incluidos los judÃos, deberÃan abrazar.
Pero un titular insensible no es el problema. El problema es que si uno piensa que un Estado judÃo es ilegÃtimo sin importar dónde se tracen sus fronteras, no es descabellado ver alguna conexión entre esa idea y quienes quieren actuar en consecuencia, ya sea que se trate de terroristas de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina que disparan cohetes contra casas israelÃes o de matones que victimizan a los judÃos en las calles de Nueva York en nombre de #LibertadPalestina.
Goldberg afirma, de manera poco sincera, que es injusto culpar a la diputada Ilhan Omar (demócrata de Minnesota) por la violencia contra los judÃos sólo porque ella y otros miembros del “Escuadrón” de izquierda del Congreso se dedican a hacer afirmaciones falsas que tratan la autodefensa israelà contra el terror como “opresión” y “crÃmenes de guerra”. Creen que Israel es un “Estado de apartheid” y que, por lo tanto, debe ser eliminado y sustituido por una entidad en la que los judÃos ya no sean soberanos ni tengan garantizados sus derechos, algo que la historia nos enseña que es una fórmula segura para la matanza.
Goldberg denunció a Batya Ungar-Sargon de Newsweek, ella misma liberal, por señalar correctamente que aquellos que culparon a Trump de los ataques a los asiático-americanos porque se refirió a los orÃgenes de la pandemia del coronavirus en China, pero “no pueden ver cómo las congresistas que acusan a Israel de terrorismo podrÃan dar lugar a que los judÃos sean atacados por turbas pro-palestinas … o bien no pueden pensar o … tienen un problema con los judÃos”.
La columnista dice que eso es como decir que quienes se preocupan por el odio contra los asiáticos no deberÃan condenar la persecución de los uigures por parte de China. Para ella, Israel es culpable de opresión sistemática y de crÃmenes de guerra, y merece ser excoriado en el Congreso y en otros lugares. Sólo que no quiere que el entusiasmo por esas mentiras sobre el Estado judÃo se convierta en violencia aquÃ, o al menos no en los barrios de lujo donde viven los judÃos progresistas.
A diferencia de los palestinos y de Israel, los uigures no intentan borrar del mapa a la República Popular China. Sólo quieren que se les deje en paz para practicar su fe musulmana sin que se les meta en los laogai, los gulags del Partido Comunista Chino. Por el contrario, los palestinos han rechazado repetidas ofertas de compartir la tierra y siguen trabajando, aunque inútilmente, para borrar los últimos 100 años de historia y mandar a los judÃos a la mierda desde su tierra natal.
Si hay violencia contra los judÃos, ya sea aquà o en Europa, Goldberg prefiere culpar a los partidarios de Israel que, no sin razón, consideran que es su deber hablar en favor del asediado Estado judÃo. Cree que comparten un terreno común con los antisemitas porque “confunden al pueblo judÃo con el Estado israelÔ. Pero, aunque no se debe culpar a los judÃos de otros lugares por lo que hacen los israelÃes, su vinculación de aquellos que entienden correctamente que Israel es parte integral de la identidad y el pueblo judÃo con los odiosos es en sà misma una burda calumnia. Los progresistas como ella, que quieren eliminar a Israel, en realidad tienen mucho más en común con los antisemitas que comparten ese objetivo.
Criticar a Israel no es la cuestión. Israel no es perfecto, pero gente como Omar y otros partidarios del movimiento antisemita BDS no atacan a Israel por lo que hace, sino por lo que es. Es más, si crees que el único paÃs del mundo que necesita ser eliminado es el único Estado judÃo del planeta, entonces está claro que tienes un problema con los judÃos.
El columnista del Times y otros que odian a Israel están molestos por la violencia antisemita
fomentada por su incitación porque les gusta pensar que el antisionismo es el tipo de cosa que apoyan los liberales de alto nivel de la misma manera que abrazan el movimiento Black Lives Matter y otras causas progresistas. Cree que la atención que se le presta se utiliza para “silenciar” las crÃticas a Israel y permitir que el Estado judÃo siga cometiendo crÃmenes con impunidad.
Sin embargo, su esfuerzo por describir a los partidarios de Israel como una cábala que busca acallar a los crÃticos honestos está directamente sacado del libro de jugadas antisemita tradicional. Dondequiera que surjan los esfuerzos para promover el movimiento BDS, siguen la intimidación y la violencia antisemita. Los ataques a los judÃos son una caracterÃstica del movimiento anti-Israel, no un error.
Ya es hora de que los que desprestigian a Israel comprendan que no pueden seguir pretendiendo que sus esfuerzos no tienen nada que ver con poner en peligro las vidas de los judÃos, no sólo en el Estado judÃo sino en todas partes. Algunos en la izquierda han empezado a darse cuenta de esto.
Por ejemplo, el actor Mark Ruffalo, que hasta ahora odiaba ferozmente a Israel, confesó en Twitter que estaba escarmentado por la violencia contra los judÃos y se disculpó por su atroz retórica sobre un “genocidio” palestino. Puede que no se haya retractado de todo lo que ha dicho, pero ese tuit mostró un progreso. Por hacerlo, recibió un aluvión de odio y acusaciones de que habÃa sido intimidado por los judÃos.
Los ideólogos como Goldberg no están dispuestos a rendir cuentas de esa manera. Quiere pretender que se puede dedicar a calumniar al Estado judÃo sin tener que dar cuenta de lo que esa defensa inspira entre quienes piensan que golpear a los judÃos es una forma más de expresar los mismos pensamientos que ella viste con una retórica más fina en las páginas de uno de los periódicos más influyentes de Estados Unidos.
El problema no es que unos matones desacrediten a Omar o que dificulten que Goldberg justifique sus deshonestos ataques a Israel. Es que los puntos que conectan sus creencias con la violencia antijudÃa no son teóricos. Son demasiado reales.
Jonathan S. Tobin es editor jefe de JNS-Jewish News Syndicate. SÃgalo en Twitter en @jonathans_tobin.