En más de una ocasión se
explica la función del rabino como un sacerdote, pero no es así, ya que no
oficia una liturgia. Esa función le correspondía en épocas bíblicas al cohen,
descendiente por línea paterna de Aarón (el hermano de Moisés, a quien se
atribuye la responsabilidad de la liturgia en el Sancta Santorum del
Templo de Jerusalén). Sin embargo, el Templo hace milenios que ha sido
destruido. De hecho, en el hebreo moderno lecahen es un verbo utilizado
para describir la responsabilidad o desempeño de una función relevante en la
sociedad, por ejemplo como jefe de gobierno o estado, sin vinculación con la
religión.
Tras la destrucción del Segundo
Templo en el año 70 de la Era Común por las tropas romanas, la estructura litúrgica
judía, detalladamente estipulada en la Torá, se tornó imposible de llevar a
cabo. El estupor fue tal que propició la expansión de variantes alternativas
como el cristianismo, mientras el judaísmo trataba de recomponerse con nuevas
estructuras y jerarquías. Para ello se siguieron las pautas que iban marcando
los mayores expertos que sobrevivieron a la debacle, especialmente en la
diáspora babilónica de los primeros siglos posteriores, los llamados gueoním
(plural de gaón, en hebreo sabio, experto) que aportaron sus
conocimientos más allá de los escritos sagrados (la llamada Biblia Oral o Torá
shebe-al pé) para la construcción de un nuevo corpus escrito, comúnmente
conocido como Talmúd. Aunque ya antes, debido a la dispersión diaspórica, se
había ido formando una generación de estudiosos (más allá de castas y tribus),
los rabinos (en hebreo rav significa abundancia, significando que saben
mucho), que aplicaban lo aprendido en las escuelas rabínicas (yeshivot)
a través de los textos sagrados y la lectura de sus interpretaciones por los
citados sabios.
En el mundo sefardí, a un
rabino destacado se le denominaba jajám (en hebreo moderno,
inteligente), no sólo por sus conocimientos sino por su capacidad de dar
respuestas concretas a los problemas de unas comunidades en constante cambio y
evolución. Por cierto, en el hebreo actual hay una expresión coloquial que usa
la misma raíz de jajám: jojmológ, que se dice de alguien que
quiere “pasarse de listo”, un sabihondo o de sabiduría superficial. Por
contraparte, en el mundo ashkenazí se utilizaba el término hebreo mebín
(alguien capaz de comprender) en su pronunciación ídish (meibn), hasta
el punto que hoy día el idioma inglés estadounidense incorpora a su diccionario
el concepto maven, como un experto confiable en un campo en particular,
que busca transmitir conocimientos oportunos y relevantes a otros en el campo
respectivo: algo así como un rabino en temas profanos. En definitiva: que no es
necesario ser un cohen, pero sí algo jajám (sin llegar a gaón,
ni siquiera rav) para convertirse en un maven en esto de la
inteligencia, el conocimiento y la sabiduría judíos.
Por Jorge Rozemblum
Director de Radio Sefarad
www.radiosefarad.com