AMIA CONDENA LA DESIGNACIÓN DE UN SOSPECHOSO DEL ATENTADO TERRORISTA COMO MINISTRO DE INTERIOR DEL NUEVO GOBIERNO DE IRÁN

 La Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) condena y repudia enérgicamente la designación de Ahmad Vahidi, sospechado de haber sido responsable del peor atentado terrorista cometido en nuestro país, como ministro del Interior del nuevo gobierno de la República Islámica de Irán.



El nombramiento efectuado por el recientemente elegido presidente de Irán resulta inadmisible, y tal cual lo expresó hoy la Cancillería argentina, mediante un comunicado que acompañamos, constituye una afrenta a la justicia argentina y a las víctimas del brutal atentado terrorista.

 

Vahidi fue jefe de la Fuerza Quds, el brazo paramilitar del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de ese país en el momento en que se perpetró el atentado del 18 de julio de 1994.

 

Desde 2007, Vahidi –sindicado por la justicia argentina de haber sido partícipe responsable del ataque terrorista contra nuestra institución– es buscado por Interpol y pesan sobre él alertas rojas y pedidos de extradición para que declare en nuestro país.

 

En su búsqueda de Verdad y Justicia a lo largo de todos estos años, AMIA ha dedicado todos sus esfuerzos para lograr que se cumplan los pedidos de detención y ha instado a los países democráticos a cooperar de manera directa para lograr que los responsables comparezcan frente a los tribunales argentinos.

 

Cabe recordar que para la justicia de nuestro país se encuentra probada la responsabilidad intelectual y material del ataque a la sede de la AMIA de ciudadanos y funcionarios de la República Islámica de Irán, y de la agrupación terrorista Hezbollah.

 

A más de 27 años del atentado contra su sede, AMIA vuelve a manifestar su firme reclamo para que los responsables sean juzgados, con las garantías constitucionales que ofrece la ley argentina. Ver cómo los acusados de haber participado en un crimen de lesa humanidad, en el que 85 personas fueron asesinadas y más de 300 resultaron heridas, siguen gozando de impunidad y, además, son recompensados con altos cargos políticos en su país, resulta dolorosamente inaceptable.