El régimen iraní está matando a su pueblo: Biden y la Unión Europea guardan silencio

Cuando el pueblo de Irán se levantó por millones contra el régimen iraní en 2009, el gobierno de Obama guardó un silencio abominable. La gente en las calles de Irán comenzó a corear: “Obama, Obama, ¿estás con ellos [los mulás gobernantes] o con nosotros?”. La administración de Obama no ofreció ningún apoyo. El desprecio de la administración a su agonía no sólo permitió a los mulás aplastar brutalmente las manifestaciones con impunidad; los mulás fueron incluso recompensados con un acuerdo que les permitiría tener capacidad legítima de armas nucleares en el futuro y miles de millones de dólares arrojados.

 

Obama y el régimen iraní vendieron al mundo la idea de que el apaciguamiento hacia los mulás y el levantamiento de las sanciones de la ONU supuestamente ayudarían al pueblo iraní y convertirían al gobierno iraní en un actor constructivo. En lugar de ello, se produjo lo contrario.


Este año, el 15 de julio, muchos en Irán se levantaron de nuevo contra el régimen; de nuevo, la administración Biden permaneció totalmente callada, al igual que Obama. Cuando los habitantes de decenas de ciudades de la provincia de Juzestán, rica en petróleo, se levantaron contra el régimen, se ha informado de que las fuerzas de seguridad mataron a jóvenes manifestantes. Han aparecido vídeos en los que se oye a la gente de Teherán y de otras ciudades corear “Muerte al dictador” y “Muerte a Jamenei”. Además, los trabajadores de la industria esencial del petróleo y el gas han iniciado una huelga nacional.


Según Amnistía Internacional:


“Las fuerzas de seguridad de Irán han desplegado una fuerza ilegal, incluso disparando munición real y perdigones, para aplastar las protestas, en su mayoría pacíficas, que tienen lugar en la provincia meridional de Juzestán… Las imágenes de vídeo de la semana pasada, junto con los relatos que llegan desde el terreno, indican que las fuerzas de seguridad utilizaron armas automáticas mortíferas, escopetas con munición intrínsecamente indiscriminada y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes”.


“Desde que estallaron las protestas por la grave escasez de agua en Juzestán el 15 de julio, las fuerzas de seguridad han matado al menos a ocho manifestantes y transeúntes, entre ellos un adolescente, en siete ciudades diferentes”.


La primera reacción del régimen ante las protestas pacíficas ha sido desplegar la fuerza bruta. Como señaló Tara Sepehri Far, investigadora sobre Irán en Human Rights Watch:


“Las autoridades iraníes tienen un historial muy preocupante de responder con balas a los manifestantes frustrados por las crecientes dificultades económicas y el deterioro de las condiciones de vida”.


El gobierno de Biden, hasta ahora, no ha pronunciado ni una sola palabra de condena. La gente puede y debe preguntarse cómo un país que presume de libertad y derechos civiles puede guardar silencio mientras otros seres humanos son masacrados porque desean esa misma libertad y esos mismos derechos. ¿No es el silencio una traición a la justicia, la libertad y la democracia?


Tampoco es un secreto que el régimen iraní, según el Departamento de Estado de EE.UU., no sólo sigue siendo el principal Estado patrocinador del terrorismo, sino que también “gana [el] récord mundial” por el mayor número de ejecuciones per cápita. El régimen iraní, según Amnistía Internacional, es también el “principal verdugo” de niños.


El gobierno de Biden debe saber, entonces, que si el pueblo iraní logra cambiar este brutal régimen islamista, derribará al principal estado patrocinador del terrorismo, un régimen líder en violaciones de los derechos humanos y un estado líder en el patrocinio del antiamericanismo y la propaganda antisemita.


Además, Irán, con sus proxys, habiendo tomado efectivamente el control de Líbano, Yemen, Siria, Irak y la Franja de Gaza -y ahora, según se informa, con los ojos puestos en Jordania- parece tener planes para convertirse en el principal hegemón de la región. También lleva décadas estableciendo operaciones por delegación en América Latina, en particular en Cuba y Venezuela, el vientre blando de Estados Unidos.


Irán, con su actual régimen, es un peligro no sólo para su sufrido pueblo, sino para todo el mundo. Estos manifestantes, que están inundando las calles y exigiendo que se escuche su voz, están mostrando actos de heroísmo que se sentirán en todo el mundo y en toda la historia.


El gobierno de Biden debería saber que “el que calla, consiente”. ¿Es este el mensaje que el gobierno de Biden quiere enviar como legado a los manifestantes que están arriesgando sus vidas para traer la libertad no sólo a su nación sino eventualmente al mundo? Es tan hipócrita y desgarrador ver que la comunidad internacional y las Naciones Unidas se limitan a observar mientras los manifestantes pacíficos son golpeados, maltratados y asesinados, sin que haya ni un ápice de condena internacional a los tiranos o de apoyo a estas valientes y sufridas almas.


Mientras muchos en Irán están arriesgando sus vidas en su lucha por cambiar su régimen depredador, y mientras muchos han sido asesinados por la fuerza del régimen iraní, la administración de Biden no ha mostrado hasta ahora el más mínimo interés en condenar siquiera verbalmente a los brutales mulás de Irán. En cambio, la actual administración de Estados Unidos sigue coqueteando con ellos, presumiblemente con la esperanza de revivir el desastroso acuerdo nuclear y levantar todas las sanciones para ayudarles a continuar su merodeo, su expansión y su terror.



Fuente: Gatestone Institute