El auge del antisemitismo y sus consecuencias en el mundo

 Los principales instigadores del antisemitismo en la actualidad proceden de la derecha radical, la izquierda radical y el islam radical. Aunque estos tres grandes grupos se desprecian mutuamente y quisieran destruirse entre sí, están unidos en su odio irracional al pueblo judío.

Estos que odian a Israel y a los judíos, están distorsionando y manipulando los importantes conceptos de promoción de los derechos humanos, lucha contra las ocupaciones extranjeras, búsqueda de la paz y la igualdad, para hacerlos encajar en una nueva narrativa de “interseccionalidad”. Es decir, los antisemitas y antisionistas están “secuestrando la solidaridad” al unirse a otros grupos minoritarios, con el fin de utilizarlos para amplificar su odio hacia Israel.

Se han escrito muchos libros sobre este fenómeno, pero parece que la ola más reciente de antisemitismo ha cobrado impulso debido a una engañosa y multimillonaria “máquina de influir” que tiene como objetivo y apoya la perniciosa negación del bien documentado derecho del pueblo judío a su patria ancestral en la tierra de Israel. La abrumadora mayoría de los judíos se consideran partidarios de Israel y, por tanto, todos los judíos están en el punto de mira.

Esta “máquina de influencia” está trabajando horas extras para pintar a la Autoridad Árabe-Palestina y al grupo terrorista Hamás como los desvalidos, en lugar de ser llamados por lo que realmente son. Entidades que lavan el cerebro a niños y adultos con odio a los judíos, pagan salarios a terroristas, todo ello mientras Hamás sigue construyendo una infraestructura de terror diseñada para matar a civiles israelíes y destruir el Estado de Israel.

El alcance de esta “máquina de influencia” se extiende a las universidades, a los medios de comunicación impresos y en línea, y al público occidental en general, sin que se le cuestione de manera adecuada. Para empeorar aún más la guerra de esta desinformación, hay muchos estudiantes y adultos judíos inconscientes e ingenuos, que piensan que si se oponen a sus hermanas y hermanos judíos y al único Estado judío, serán respetados por estos grupos antisionistas. Están muy equivocados.

Exponer y disipar las mentiras y el engaño de manera efectiva requerirá un esfuerzo internacional masivo, que tendrá que incluir la cooperación entre las comunidades judía, cristiana y musulmana. El mundo tiene que despertar y comprender que si permitimos que continúe este peligroso lavado de cerebro, el futuro de toda la humanidad está en peligro, y no distingue entre judíos y no judíos. 

Un ejemplo clásico puede encontrarse en la forma en que la Alemania nazi comenzó exterminando a judíos inocentes, pero finalmente terminó destruyendo la vida de millones de personas que no eran judías. Lo mismo puede decirse de los terroristas que han atacado objetivos en todo el mundo, en Nueva York, Pittsburg, Oklahoma, Londres, París, Arabia Saudí, Afganistán y Gaza. No les importa quiénes son las víctimas reales y no diferencian entre sus creencias políticas o su religión. 

Entonces, ¿cómo podemos luchar contra esta creciente y peligrosa tendencia de personas afines a las que esta “máquina de influencias” les está lavando el cerebro para que se vuelvan antiisraelíes?

En primer lugar, la educación es la clave. Las personas de diferentes religiones deberían aprender más sobre la historia judía y la conexión judía con la Tierra de Israel, especialmente con Jerusalén y Judea y Samaria, que se han convertido en puntos centrales del discurso israelí-palestino.

En segundo lugar, tenemos que desenmascarar a los principales actores y el rastro de dinero que hay detrás de esta multimillonaria “máquina de influir”, que utiliza los medios sociales, los medios de comunicación internacionales, las instituciones educativas, las ONG y otros, para socavar el derecho de Israel a existir como Estado judío-democrático. Por último, tenemos que trabajar más duro para mostrar a los no judíos y a los no sionistas de Occidente que defender a Israel y luchar contra el odio hacia los judíos es algo que les interesa. Si los judíos y el Estado judío se debilitan, Occidente y los valores liberales también se debilitarán. Si los judíos y el Estado democrático de Israel florecen, el futuro de las sociedades occidentales libres también florecerá.

Fuente: Jerusalem Post / Israel Noticias