Egipto mueve ficha para recuperar el respeto en la comunidad internacional

El gobierno de Al-Sisi continúa con sus planes megalómanos para mostrar la firmeza de su gobierno y colocar al país de nuevo como una potencia regional


El país del Nilo ha tenido una década convulsa protagonizando algunas de las protestas más grandes de la
 primavera árabe. Tras las manifestaciones, la llegada de partidos islamistas y los levantamientos militares, Egipto vuelve al mismo punto que antes de la revolución: una dictadura militar, esta vez al mando de Abdel Fattah Al-Sisi. Sin embargo, el contexto y los tiempos han cambiado: Al-Sisi cuenta con un gran apoyo popular y entre la clase política. Ahora solo tiene una última tarea pendiente: ganarse a la comunidad internacional.

Panorámica de El Cairo (ABC Blogs)

La primavera árabe iniciada en Túnez contra Ben Ali fue contagiada a Egipto donde el descontento con el dictador El-Sayed Mubarak era general y la población pedía cambios inminentes. En 2011 comenzaron las protestas en la plaza Tahrir de El Cairo, donde miles de jóvenes se alzaron en contra del gobierno y fueron inicialmente reprimidos por el ejército. Tras el escándalo de la muerte de varios manifestantes en las protestas, Mubarak dimitió y fue juzgado por dicho hecho.

Tras unas elecciones parlamentarias, Morsi, el representante de los Hermanos Musulmanes, fue elegido como presidente de la República. Esto no sería el fin de las protestas, ya que poco tiempo después de su elección Morsi impulsó una serie de reformas en contra de la libertad de expresión e implantó algunos de los preceptos más radicales de la Sharía, la ley islámica. La gente volvió a la calle para pedir el cese de Morsi, pero esta vez era diferente: la población tenía una voz, la del General Al-Sisi, quien tras un golpe de Estado en 2013 se hizo con el poder.


Desde entonces Al-Sisi no se ha movido de su puesto, apoyado mayoritariamente por las élites del país y con una estrategia que recuerda a Arabia Saudí u otros regímenes totalitarios del Golfo Pérsico. El mayor objetivo del presidente es acabar con el terrorismo que desde 2010 ha azotado Egipto con serias consecuencias. Los ataques perpetrados en su mayoría por Hermanos Musulmanes y el Estado Islámico han atacado mayoritariamente las zonas turísticas del Sinaí, de las cuales el país depende en gran medida.

Estos ataques son frecuentes en el Sinaí debido al poco desarrollo de la región a nivel de infraestructuras y demográficamente, pero también han tenido lugar en torno a la capital, como el de 2019 junto a un hospital. Esto daña aún más la imagen de Egipto en la comunidad internacional en términos de seguridad y Al-Sisi quiere hacer todo lo posible por revertir la situación y demostrar cómo el país camina hacia una mayor secularización.

El caos después del atentado en el hospital (ABC)


Los esfuerzos del gobierno militar se han visto traducidos en un refuerzo nunca visto en aeropuertos, puertos y carreteras así como inversiones en tecnología para detectar posibles terroristas, especialmente en la parte sur y asiática del país donde debido a la poca comunicación con el corazón de Egipto, los terroristas lo tienen más fácil para campar a sus anchas. De todos modos, esto no es suficiente para que la comunidad internacional recobre la confianza en el país y Al-Sisi es consciente de ello.

Además, como el país árabe más poblado del mundo cuya demografía es cada vez más joven, Egipto debería ser un referente regional, pero ese puesto pertenece actualmente a Arabia Saudí. Esto pesa fuerte en la consciencia del presidente y ha comenzado a moverse para buscar apoyos internacionales. Curiosamente su mayor aliado durante los últimos años ha sido los Estados Unidos de Trump, el cuál se refirió textualmente a Al-Sisi como “mi dictador favorito”.

Desfile militar de las fuerzas armadas egipcias (Think Marketing)

Aunque el motivo por el que Donald Trump se llevaba tan bien con el presidente egipcio tenga que ver con su visión realista a la hora de interpretar las relaciones internacionales, con gran énfasis en el poder militar y la soberanía nacional, Al-Sisi ha puesto en marcha otros planes para mejorar la imagen de Egipto a través de las pantallas y la publicidad al puro estilo saudí o emiratí. El Cairo prevé inaugurar el Gran Museo Egipcio en 2022, coincidiendo con el 200 aniversario del desciframiento de la piedra de Rosetta y el centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón.

Se estima que la obra habrá costado 1,000 millones de dólares y pretende recoger todas las reliquias del Antiguo Egipcio en un solo museo. Esta construcción megalómana fue promocionada de forma igual de megalómana: el país preparó un desfile inaudito para trasladar las 22 momias del antiguo museo de la plaza Tahrir al nuevo centro de la cultura Egipcia.

El gobierno se encargó de televisar todo el evento y difundirlo por todas las televisiones del mundo para dar constancia del poderío de Egipto y cómo el país se preocupa por la cultura. Incluso durante los vuelos de la aerolínea estatal “EgyptAir”, el servicio multimedia se paró momentáneamente durante el vuelo para enseñar el vídeo promocional del desfile.

El desfile de las momias (The Independent)

Otros objetivos de Abdel Fattah Al-Sisi son reforzar la seguridad en el Sinaí y tener de su lado a la población más joven, la cual es la protagonista en la mayoría de las protestas de los años anteriores. Con el “World Youth Forum”, celebrado en Sharm-el-Sheikh por cuarta vez en enero de 2022, el gobierno mata a dos pájaros de un tiro. El evento consiste en invitar a jóvenes de todo el mundo al Sinaí, con vuelo, comida y estancia incluída para asistir al evento. A él son invitados algunas de las personas más influyentes en Egipto y el mundo, incluyendo presidentes de otros países y celebridades como Itziar Ituño, la cual fue la gran sorpresa en la edición de este año.

Durante el evento, tienen lugar algunos “workshops”, desde charlas sobre el medioambiente, el rol de la inteligencia artificial o un modelo de las Naciones Unidas. El presidente se pasea por cada una de las secciones y se le invita a dar un discurso en cada uno de ellos donde enfatiza el poder de los jóvenes y cómo Egipto se preocupa por la agenda internacional. El colosal evento está financiado por las empresas y bancos más importantes del país como muestra de apoyo a Al-Sisi, así como por otras instituciones de relevancia internacional.

Al-Sisi en el World Youth Forum (Eg24 News)

Con esto, el gobierno no solo quiere mostrar que Egipto está conectado con los asuntos de relevancia actual a nivel internacional sino que también busca reforzar la seguridad e importancia del Sinaí, el cual lleva sufriendo una gran inestabilidad desde la invasión israelita de 1956.

Como fue mencionado antes, los ataques terroristas solían ser frecuentes en esta región pero el gobierno ha tomado medidas sólidas. Por una parte, controla todas las entradas y salidas por vía terrestre en varios puntos de la península y, por otra, el ejército tiene una gran presencia en el interior donde busca detectar posible actividad terrorista. Además, las autoridades están construyendo un muro que separa la zona turística de la costa de las altas montañas del interior, obra que impresiona a los turistas en su llegada a la zona.

La construcción de la valla en Sharm-el-Sheikh (Azerbaycan24)


Por último, Al-Sisi quiere agilizar la construcción de una nueva capital para el país. El Cairo es la segunda ciudad más grande de África y el tráfico es demencial. Para cruzar la ciudad de una a punta a otra a menudo toma largas horas de espera en los atascos interminables de la milenaria capital. Uno de los motivos de la construcción de “New Cairo City” se debe a la mala comunicación ministerial debido a la distancia entre los ministerios dentro de la ciudad. El gobierno quiere facilitar la comunicación política y ya se ha puesto en marcha empezando completamente desde cero, al estilo de Brasilia o de la que será la nueva capital de Indonesia, localizada en la isla de Borneo.

La ciudad no solo contará con la sede del gobierno sino que también acogerá grandes varios residenciales lejos del caos y la suciedad de El Cairo, así como recintos deportivos del más alto nivel. De hecho, el mundial de balonmano de 2021 fue celebrado en una de estas instalaciones, dando a conocer poco a poco la existencia de la nueva capital.

Al-Sisi planea mantenerse en el poder hasta 2034, para poder ejecutar sus planes a la perfección y dejar un Egipto completamente renovado, lejos del gobierno islamista y con proyección para el futuro. El presidente intenta maquillar su opinión internacional y presentarse como líder legítimo tras el golpe de estado de 2013. Solo los ciudadanos de Egipto serán capaces de derrocarlo como ya han demostrado en el pasado.

Egipto posee el control sobre la vía marítima más importante del mundo, el canal de Suez, del cual depende el sistema mundial de comercio. Los británicos se aferraron al canal en 1956 y entraron en guerra junto con Francia cuando Nasser tomó control sobre éste. En 2021 fuimos testigos de cómo el mundo se paraba debido al bloqueo del canal por parte del carguero de Evergreen. En definitiva, Egipto ocupa un lugar más que importante en la geopolítica mundial.

El carguero de Evergreen bloqueando el canal en marzo de 2021 (BBC)

El país de los faraones tiene por delante unos años decisivos que pueden marcar el futuro de sus 100 millones de habitantes, el de los países árabes y el de toda la comunidad internacional.

Fuente: The Political Room