Los vientos de los acuerdos de Munich de 1938, destinados a conformar a Hitler con los Sudetes checos, sobrevuelan como un fantasma en una Europa otra vez temerosa y cuasi sometida. No es el mismo escenario ni los mismos intérpretes, pero la analogía se hace inevitable.
POR NATALIO STEINER
Con muy poco, el dictador imperial ruso, al que hay que reconocer como uno de los mejores ajedrecistas geopolíticos, está logrando no pocos de sus muchos objetivos. El más importante de ellos es la rehabilitación de una Rusia decadente a la que encamina al retorno de algunos de sus viejos anhelos imperiales: volver a las fronteras perdidas en el ominoso 1991, año en que cayó la URSS.
El deseo de Ucrania
Pasó en 2008 con Georgia, cuando en una breve guerra, Rusia le arrebató a esa pequeña república soberana la región de Osetia del Sur y Abjasia. Lo que sucede ahora es la continuación de lo emprendido en 2014 con Ucrania cuando le arrebató a ese país la península de Crimea absorbiendo sanciones ridículas de Europa y EE.UU.
En los dos casos, Georgia y Ucrania, ambos países ex soviéticos, deseaban incorporarse a la OTAN. En los dos casos ese deseo es inviable para Rusia y en ambos sucesos Occidente solo se involucró en la retórica que alimenta al monstruo que engulle todo a su paso.
El presidente ucraniano, Volodomyr Zelensky, insiste en que es un derecho natural de Ucrania que se incorpore a la OTAN. Cierto, pero ni Ucrania irá a una guerra devastadora por ello y ni un soldado de la OTAN morirá por los deseos de Ucrania.
Europa no quiere pagar la entrada con el costo de una guerra. Europa y EE.UU. prometen sanciones si Rusia invade, pero mientras tanto las fronteras con Ucrania están siendo estranguladas por soldados rusos o milicias separatistas pro rusas.
Un desenlace dado por Rusia y Ucrania
Resumo: Se está produciendo un punto de inflexión en la mayor crisis europea desde el fin de la Segunda Guerra. El presidente y dictador ruso está obteniendo una victoria política y estratégica de múltiples consecuencias para Europa, Asia y EE.UU.
Rusia es el país más extenso del mundo con alrededor de 17 millones de km2, y se extiende desde el Báltico al Pacífico. Esta victoria rusa se agiganta en el estrechamiento de relaciones con China, relaciones que están en el más alto nivel de la historia de los dos colosos.
Estamos en presencia de un proceso que modifica el orden internacional surgido luego de la guerra Fría. Esta situación de avance ruso se da en Ucrania, el país más extenso de Europa a excepción de Rusia y que está en un proceso de avanzada occidentalización. Se da también con una administración norteamericana que fracasó en Afganistán, es tibia con Irán y resulta de dudosa credibilidad frente a Rusia.
Así las cosas, está todo dado para que en las próximas semanas Moscú avance sobre los territorios de autoproclamada autonomía en la zona de Dombas. Es que Rusia no dubita en sus objetivos de mediano y corto alcance, y está dispuesto a cumplirlos sin desenvainar más que las espadas necesarias.