¿Podría la crisis de Ucrania conducir a un nuevo orden mundial que afecte a Israel?

El desarrollo de la crisis ucraniana ilustra cómo los principales gobiernos occidentales se enfrentan a la posibilidad de un conflicto entre un rival cercano de Estados Unidos y otro país importante.

En este sentido, da una indicación de cómo podrían desarrollarse los futuros conflictos. La forma de resolver la crisis en Ucrania es sólo un aspecto de la cuestión. Si Rusia invade Ucrania y Occidente la apoya, el conflicto podría intensificarse. El resultado de este conflicto es muy importante. Pero también es importante si Rusia gana rápidamente o si no pasa nada.

Esto es importante para Oriente Medio. El resultado de la crisis ucraniana podría ser una señal para Irán, que podría alentar nuevos ataques por delegación en la región. La sensación de impunidad global de las invasiones y ataques y el sentimiento de que el orden mundial liderado por Estados Unidos se ha derrumbado pueden ayudar a los enemigos de Israel. 

Esto se debe a que, incluso antes de que se produjeran los disparos, países importantes como China mostraron cómo iban a reaccionar. En resumen, China no parece estar preocupada. Turquía, que vende drones a Ucrania pero coopera con Rusia en Siria, no parece estar preocupada. Irán no parece estar preocupado.

La alianza autoritaria China-Rusia-Irán-Turquía, que a menudo actúa de forma concertada para desafiar los intereses de Estados Unidos y Occidente, forma parte del nuevo orden mundial emergente. Este orden surgió en gran medida para desafiar la hegemonía mundial de Estados Unidos en la década de 1990. Está simbolizado por reuniones en diversos foros, como el proceso de Astana sobre Siria, y la Organización de Cooperación de Shangai.

La reacción de Occidente a la crisis ucraniana se ha limitado principalmente a declaraciones, el envío de algunas armas y la retirada del personal de las embajadas. El mensaje es claro: si Rusia se arriesga a recibir palabras duras o incluso sanciones, Estados Unidos y otros países se apresurarán a retirar sus oficinas diplomáticas en Kiev y trasladar su personal a Polonia u otros países. Esto parece dar una especie de luz verde a una nueva crisis. Ver a todo el personal diplomático extranjero corriendo hacia las salidas no inspira mucha confianza. En cierto modo, es un reconocimiento de un hecho consumado, como si la invasión ya hubiera tenido lugar. 

¿Ganó Rusia sin hacer nada?

Existen pruebas convincentes de que Rusia ha conseguido engañar a Estados Unidos y a la OTAN y ha demostrado que la presión en forma de movimientos de tropas puede provocar el pánico en las cancillerías occidentales y obligar a todos los dirigentes occidentales a llamar a Moscú o a plantearse qué hacer a continuación. Mientras Estados Unidos y Gran Bretaña han insistido en proteger a Ucrania, sus aliados de la OTAN han hecho poco. Si los países que en su día estuvieron en la órbita soviética o cerca de la frontera rusa, como Polonia y los países bálticos, se mantienen firmes en estas cuestiones, no está claro qué harán países como España e Italia.

Esto da una indicación de lo que está por venir. Cada vez está más claro que el “orden internacional basado en normas”, que constituía el llamado “nuevo orden mundial” de la era posterior al Golfo, se ha derrumbado en gran medida.

George Bush pensó que con el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos podría consolidar este orden. Sin embargo, incidentes como el de Black Hawk Derribado en Somalia y el fiasco que siguió a la invasión de Irak y luego al colapso de Afganistán han demostrado ampliamente que Estados Unidos no puede imponer un orden mundial, y mucho menos ganar la guerra contra el terrorismo. Esto significa que Estados Unidos ha pasado de las intervenciones humanitarias y el “mantenimiento del orden mundial” en la década de los noventa a operaciones antiterroristas con objetivos muy concretos.

Por el camino, muchos países han aprovechado la oportunidad de sacar provecho de los “fracasos” de Estados Unidos en lugares como Afganistán y de la tendencia del público estadounidense a querer acabar con las “guerras interminables”. Estos países, como Rusia y China, se han vuelto más poderosos.

Rusia ya ha demostrado que puede hacer cumplir sus normas en el Cáucaso y también ha enviado tropas a Siria. Interviene en Libia y África y vende cada vez más sus armas en Oriente Medio y África. Mientras tanto, hay divisiones internas en Estados Unidos y las encuestas sobre el apoyo a Ucrania en ese país muestran que los estadounidenses están divididos. No quieren involucrarse en otra guerra extranjera. Rusia también puede leer las encuestas. 

Esto significa que la crisis ucraniana podría ser un punto de inflexión, al menos simbólico, para cambiar este orden mundial. Sin embargo, también podría demostrar que las amenazas rusas, e incluso una invasión, no se ajustan a los planes de Moscú.

Si Moscú fracasa, podría alimentar el deseo de EE.UU. de cambiar a una postura casi adversa y podría provocar un enorme gasto de defensa en nuevos sistemas y plataformas para contrarrestar a Moscú. Esto, a su vez, podría sacar a Estados Unidos del letargo del caos y el malestar internos provocados por la pandemia. 

Esto es importante para Oriente Medio. Estados Unidos es un socio clave de los países de la región y un aliado de Israel y otros. Sin embargo, Estados Unidos quiere retirarse de la región y reducir su presencia en ella. Cada vez que Estados Unidos señala su retirada, provoca el caos e invita a Irán y a otros países de la región.

Por lo general, se trata de resultados que pueden perjudicar a Israel, ya que Irán lidera proxies que son antiisraelíes. Los proxies iraníes también apuntan a los nuevos socios de paz de Israel en el Golfo. Así, la crisis de Ucrania podría tener ramificaciones que afecten a Israel.

Rusia en sí no es necesariamente el mayor problema. En general, Rusia se lleva bien con Israel. China también ha mantenido relaciones comerciales con Israel. Pero hay grandes interrogantes sobre cómo podría alimentar la agresión iraní en la región. Si se considera que Rusia ha obtenido luz verde para la invasión, entonces Irán puede pensar que puede aumentar sus ataques.

Análisis de Seth J. Frantzman en The Jerusalem post