¿Qué significa para Israel la partida de ajedrez global de Rusia?


Durante estos últimos días, hemos estado en el precipicio de acontecimientos históricos que se centran en la determinada decisión del presidente ruso Vladimir Putin de arrastrar a Ucrania y a otros países de la antigua Unión Soviética de vuelta a la esfera de influencia de Rusia. Se trata de un movimiento bien calculado con una clara estrategia detrás, acompañado de una fuerte voluntad de hacer lo que sea necesario, ya sea económica o militarmente, incluyendo el riesgo de una confrontación directa (aunque no sea militar) con Estados Unidos.

Teniendo en cuenta los precedentes del pasado -Georgia, Kazajstán, Bielorrusia y Siria-, combinados con la inteligencia de alta calidad que Estados Unidos está compartiendo públicamente con el resto del mundo, sería seguro suponer que los rusos pronto llevarán a cabo su plan estratégico y provocarán un cambio de régimen en la capital ucraniana de Kiev. Si se logra ese objetivo, Rusia desafiaría el estatus de Estados Unidos como hegemón mundial.

La decisión de Putin se debe probablemente a su visión de devolver a Rusia la gloria de los tiempos de la Unión Soviética y a su valoración de que Estados Unidos y Occidente se encuentran actualmente en un punto históricamente bajo que le permitiría, junto con China como potencia emergente, crear un orden mundial multivalente.

Aunque Rusia se arriesga a sufrir un duro revés económico, parece que los rusos lo han tenido en cuenta y están convencidos de que pueden recrear sus últimos éxitos y recoger el fruto con el significado histórico más extraordinario para ellos: recuperar el control de Ucrania como parte de su visión de la Gran Rusia.

Mientras tanto, Rusia es también un factor dominante junto a Estados Unidos y Occidente en la consecución de un acuerdo para frenar los esfuerzos de Irán por adquirir un arma nuclear (conversaciones de Viena).

En cuanto al eje estratégico Moscú-Pekín, los chinos parecen adoptar un enfoque más cauteloso, como siempre. Sin embargo, los presidentes chino y ruso están elevando el amplio acercamiento entre los dos países frente a su rival común, Estados Unidos, todo ello asumiendo que Europa es un aliado con un poder limitado.

Cabe suponer que si el plan ruso de apoderarse de Ucrania resulta de un modo u otro, también puede acarrear consecuencias dramáticas para Israel y Oriente Medio. La amenaza iraní para Israel y otros países árabes de la región no hará más que crecer.

Irán está desarrollando impresionantes capacidades ofensivas destinadas a dañar las infraestructuras civiles estratégicas de Israel y de los países árabes, a la vez que se atrinchera en Estados fallidos de toda la región.

Si se llega a un acuerdo, Irán tendría carta blanca para seguir construyendo militarmente con unas capacidades económicas sin precedentes a su disposición como consecuencia del levantamiento de las sanciones. Además, el acuerdo también retrasará (significativamente) el desarrollo de su capacidad nuclear militar, pero no lo impedirá.

Por otro lado, en ausencia de dicho acuerdo, Irán seguirá construyendo su poderío sin obstáculos.

En cualquier caso, Irán se beneficiará de la creciente rivalidad entre Estados Unidos y el eje estratégico ruso-chino, que ve a Irán como un aliado contra los estadounidenses.

Sin embargo, esta situación también puede producir oportunidades para Israel. Estados Unidos puede llegar a la conclusión de que no hay alternativa a Oriente Medio como activo estratégico vital para su seguridad nacional y, en consecuencia, ralentizará sus esfuerzos por retirarse de la región.

Estados Unidos seguirá dependiendo del petróleo de la región y prestará un apoyo masivo a Israel y a los países árabes de la región. Además, Israel seguirá ampliando sus fuerzas y se apoyará más en la alianza con EE.UU. También es seguro que reforzará aún más sus lazos estratégicos de seguridad con los países árabes suníes, que son impresionantemente capaces de mantener su estabilidad.

De todos los acontecimientos y sucesos de la región, parece que los países árabes ven a Israel como un socio estratégico, sobre todo después de que se incorporara al Mando Central de Estados Unidos, un marco estadounidense que supervisa una serie de alianzas militares y de inteligencia entre los países de Oriente Medio. Este logro tiene una importancia excepcional para la seguridad nacional de Israel.

Un ataque al puerto sirio de Latakia atribuido a Israel el mes pasado

Paradójicamente, el interés común israelí-ruso de frenar la influencia de Irán en Siria puede permanecer inalterado, ya que Rusia está interesada en mantener su posición como fuerza dominante en el país. Pero esto requiere que Israel actúe con prudencia ante la crisis ucraniana.

En definitiva, la crisis ucraniana podría acelerar tanto las viejas como las nuevas amenazas, pero también podría generar algunos resultados positivos para Israel. Por lo tanto, Israel debe tener en cuenta ambos plazos.

Por Amos Gilad en Ynet News

Fuente: Ynet News / Israel Noticias