En los últimos dÃas, el presidente ucraniano ha dado varios discursos de forma telemática ante cámaras de representantes de diferentes paÃses. Para cada una de sus audiencias sus palabras estaban dirigidas a recordarles determinadas circunstancias del pasado de dichos estados que les deberÃan obligar moralmente a brindar todo su apoyo para resistir la invasión de las fuerzas rusas, especialmente en el terreno militar. En general, los distintos parlamentos han respondido con sonoras ovaciones. Por el contrario, su discurso ante la Kneset israelà produjo una sensación menos unánime: primero porque algunas fuerzas polÃticas árabes que respaldan la agresión militar rusa (o, al menos, no la condenan) se ausentaron, pero principalmente por lo que se desprendÃa de algunas de sus declaraciones, especialmente las referidas al papel del pueblo ucraniano durante el intento de eliminación del pueblo judÃo en Europa, el Holocausto.
Destacaba Zelensky a los miles de ucranianos señalados como Justos Entre las Naciones por su labor de protección a sus conciudadanos y vecinos judÃos durante la ocupación nazi, sin mencionar el papel de cómplices que muchos más desempeñaron voluntariamente, donde justamente destacaron por su crueldad. Este "negacionismo patriótico” duele aún más viniendo de una persona descendiente de judÃos, aunque siempre evita aludir a ese origen. Por el contrario, en una reciente entrevista, por ejemplo, habla de la muerte de sus bisabuelos por la guerra, no por ser hebreos. Llega incluso de declarar que los ucranianos protegieron a los judÃos, cuando cualquier descendiente de éstos (yo mismo, para el caso de mi lÃnea materna) conoce mil historias terribles de antisemitismo durante la guerra, antes y mucho antes. No en vano, el cosaco Bohdán Jmelnitski (cuyo sólo nombre despierta el pánico entre los que conocemos algo la historia) es a dÃa de hoy uno de los principales héroes nacionales del paÃs.
No quiere decir esto que Ucrania no sea la indudable vÃctima de la situación que se vive estos dÃas, ni que los actuales ucranianos deban cargar con el estigma de sus antepasados, pero tampoco es cuestión de olvidar y tergiversar el pasado, algo bastante extendido entre los estados de esa zona que antaño cobijaba (mejor, mantenÃa encerrados) a los judÃos sometidos al imperio de los zares. Lo mismo puede decirse de muchos próceres actuales de Polonia, HungrÃa, Croacia, etc. que pertenecen a la galerÃa de monstruos antisemitas.
No es de recibo moral la pretendida “desnazificación” que Putin supuestamente está realizando a sangre y fuego, como tampoco lo es la “autodesnazificación” que Zelensky entona ante quienes compartimos con él su origen judÃo. Es hora de que abandone el negacionismo histórico con el que pretende defender al pueblo que preside. No les hace ningún favor invitándoles a creerse lo que no han sido, sin que ello desmerezca lo que son y puedan llegar a ser.
Por Jorge Rozemblum
Director de Radio Sefarad
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