Desde hace más de ocho días que Pedro Lylyk, cónsul honorario de Ucrania en la Argentina, recibe la misma respuesta por parte de sus familiares y amigos de la ciudad capital de Kyiv. “Esperemos que mañana pueda atenderte, sino habré muerto defendiendo mi tierra”, le contestan segundos antes de cortar las llamadas telefónicas de rutina.
Lylyk, también presidente de la Representación Central de Ucrania en Buenos Aires, es quien recibe “tan duras” palabras por parte de primos, tíos, amigos y colegas que residen en Kyiv o la ciudad de Lvyv, situada a unos 70 kilómetros de la frontera con Polonia.
“No hay signos de pánico pero es una situación de extrema tensión. Uno esperaría un escenario de desborde total. Creo que la moral alta es algo muy importante”, destaca el cónsul sobre el diálogo que mantiene con sus íntimos, el cual, según remarca, todavía es fluido, “salvo que en ese momento estén bombardeando”.
Sin embargo, la angustia de no saber si al día siguiente podrán contestar sus llamadas es proporcional al grado de incomprensión que le produce una guerra en estos tiempos. “Es como mirar una película de la Segunda Guerra Mundial, pero lamentablemente no es una serie de Netflix. Están cayendo muchos civiles, al principio los contaban por cientos, hoy por miles”, indica Lylyk a LA NACION.
“Empezó con bombardeos militares y ahora los blancos civiles están a la orden del día”, señala Lylyk sobre la situación que atraviesa Ucrania en el octavo día de guerra, luego que más de un millón de ciudadanos abandonaran el país, según datos de la ONU, y tras el ataque ruso a la central nuclear de Zaporiyia, en el sudeste de la región y la más grande de Europa.
Si bien Lylyk nació en la Argentina, tanto él como su esposa tienen muchos familiares de origen ucraniano que se encuentran refugiados en el país o “peleando” en los distintos frentes. “Algunos son tíos de mucha edad que no están defendiéndose pero sí resguardados”, detalla.
“Tengo primos que están peleando en el frente, algunos de ellos ya cumplieron varios servicios y ya fueron convocados tres veces a la zona de Donbass, en las líneas ucranianas. Están defendiendo sus valores, su tierra y cultura. En ningún momento expresaron que querían irse, aunque ellos saben que pueden contar con nosotros para lo que necesiten”, aclara el cónsul honorario, desde hace ya cuatro años en el cargo, y también reconocido neurólogo que encabeza el Instituto Eneri, referente mundial en Neurocirugía Endovascular.
Dada su profesión, Lylyk capacitó a muchos colegas en el centro especializado que lidera, quienes hoy se encuentran trabajando en hospitales, principalmente en el Instituto Neuroquirúrgico de la ciudad capital de Kiev donde, según resalta, la situación humanitaria y sanitaria es grave ya que “están desbordados” ante la falta de insumos, sangre, y medicamentos, entre otros.
“Trabajan 16 horas por día y cuando terminan su jornada muchos salen a empuñar un arma, para defender el lugar donde viven y alrededores”, relata. “Los civiles están muy involucrados, sobre todo, los que tienen un grado de formación militar”, agrega el cónsul, aunque aclara que también tiene otros amigos que por diferentes razones debieron abandonar su país de origen.
“Hoy hablé con una amiga que tuvo que exiliarse con sus dos hijas, una de 16 años y la otra de 3 y me contó que ya habían arribado a Viena donde una familia las alojó por una semana”, cuenta el neurólogo, quien por estos momentos se encuentra en tratativas con unos allegados para conseguirles a estas mujeres un asilo extendido en la ciudad suiza de Zurich.
Reunión con Rodríguez Larreta
Lylyk mantuvo ayer una reunión con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el diputado Diego Santilli en la que ultimaron detalles para dar con un plan de ayuda humanitaria que contemple, por un lado, las donaciones a Ucrania, al igual que su traslado y logística y, por el otro, un programa para refugiados.
“Rodríguez Larreta y Santilli mostraron su adhesión y nos han recibido con una posición muy clara: saben que hay un país invadido y otro agresor. Se pusieron a disposición para lo que necesitáramos y estamos preparando la ayuda humanitaria, seguramente para una ola de ucranianos en la Argentina”, recalcó Lylyk, sobre el apoyo del gobierno porteño.
Y en relación a la posición de la administración de Alberto Fernández opinó: “A nivel personal mucha gente del Gobierno nos ha manifestado su adhesión, lamentablemente recién con la declaración última de Santiago Cafiero en Ginebra nos sentimos respaldados en la idea que hay un país invadido, algo claro a los ojos del mundo, que nos hubiera gustado que fuese explicitado desde el comienzo”.
“Argentina con Ucrania”
Bajo la consigna “Argentina con Ucrania”, Lylyk convocó a todos los ciudadanos de cualquier espectro político a manifestarse este domingo a la 17.30 en Plaza de Mayo en contra de la guerra. La marcha de caracter nacional terminará en el Obelisco y se replicará en otros puntos del interior.
“Seguramente no logremos la adhesión que tuvo Berlín, pero llamamos a todos los argentinos que sean amigos, compañeros de trabajo, o vecinos de algún ucraniano. Convocamos a todo el espectro político para frenar esta locura y masacre que está sucediente en el seno de la civilización en Europa en pleno siglo XXI”, concluyó.