Ucrania: entre la V y la Z

En la actual invasión rusa a Ucrania, ha cobrado protagonismo visual la Z con que se señalan los carros de combate como símbolo de la deseada victoria que también ostentan hoy muchos vehículos civiles en Rusia. Lo asombroso del caso es que esa letra no forma parte del alfabeto cirílico. Quizás algunos piensen que su misterioso origen proviene de la leyenda del justiciero Zorro que actuó, según el relato, en la zona de Los Ángeles cuando todavía pertenecía a México. Claro que es muy poco probable que, para una gesta de tintes tan reivindicativos del patriotismo eslavo como esta guerra, se hayan inspirado en personajes del mundo audiovisual norteamericano.

Dicen los que dicen saber que sería la transcripción fonética de “za pobedu” (con la Z vibrante, como la S en rose en inglés): “por la victoria”, o bien de “zapad”, oeste, en referencia a la orientación cardinal de los territorios que se pretenden devolver al redil ruso. Más de uno recordará que allá por los 90 la llamada al oeste se convirtió en una popular canción (Go West), pero con un significado muy distinto al actual: “la vida es pacífica allí, al aire libre, donde el cielo es azul”. Hoy, el oeste es una vía de conquista y sometimiento. Lo llamativo del caso es que la misma Z también es la inicial (en caracteres latinos) del presidente ucraniano Zelensky.

Desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, los británicos pusieron de moda otra inicial para señalar la victoria, la V que empezó a ser dibujada como símbolo de la resistencia antinazi y que Churchill transformó en icono universal con el saludo con dos dedos de la mano dibujando dicha forma. Lo que ni él ni nadie podía imaginar es que, dos generaciones después, no sólo dicha señal seguiría vigente, y que recogería la inicial no del apellido del presidente del país agredido, pero sí de su nombre propio, Volodimir, versión ucraniana del Vladimir de su enemigo, Putin, aunque, en el alfabeto cirílico tampoco existe la V, reemplazada en la escritura por una B. Por tanto, las iniciales del primer mandatario de Ucrania se escriben B3 y las del ruso BП.

Lo que este dramático juego de letras demuestra es que esta guerra (como la mayoría de ellas) enfrenta a hermanos (quizás algunos prefieran verse más como “hermanastros”) de lengua, alfabeto y cultura. Pero no sería la primera vez que cada uno mira hacia lados distintos, o que uno esté harto de someterse al otro. Si fuera por lo que tienen en común, toda Hispanoamérica podría haber sido o convertirse en un único país: por el contrario, se han enfrentado en guerras durante los dos siglos que llevan independientes. Otros países que han sufrido guerras internas (eufemísticamente llamadas “civiles”, como si hubieran sido menos militarizadas que las que tuvieron lugar entre estados distintos) entre “puntos cardinales” (norte contra sur, este contra oeste). Y casi siempre dando su sangre por unos colores plasmados en una tela, o como ahora, por apenas una letra de diferencia (y encima, en un alfabeto extranjero).

Por Jorge Rozemblum
Director de Radio Sefarad
www.radiosefarad.com