Luego de la captura, comienza el debate. Por Natalio Steiner

Fueron 60 horas desde el momento del horrendo crimen en los que la persecución y acoso a los asesinos no conoció tregua hasta el momento de su captura.

A los dos terroristas palestinos, que confesaron los crímenes en Elad en el instante en que fueron detenidos, se los veía cansados, hambrientos y sedientos. Estaban ocultos a menos de 2 kilómetros del lugar de la tragedia que provocaron, en medio de un arbusto con altos pastizales en medio de una cantera.

Las fuerzas de seguridad interior, la policía y unidades especiales del ejército, cerraron el cerco detrás de los asesinos que nunca lograron salir de Israel, tal como se presumía. Participaron también unidades de perros rastreadores y los propios asesinos llevaron a la policía al lugar donde habían dejado el hacha. La primera pista que permitió la identificación de los mismos -dado que no tenían antecedente alguno- fue el celular de uno de ellos que se le cayó al momento de salir del auto luego de asesinar a una de sus víctimas al comenzar el raid asesino.

Uno de los terroristas tenía heridas en una pierna fruto de la apresurada fuga, lo que casi con certeza dificultó la huida. Esta siendo atendido en un hospital de Israel. Resultó difícil de digerir ver en una de las fotos a uno de los terroristas esposados fumando un cigarrillo con  tranquilidad. No se trata de un acto de piedad o inocencia sino una estrategia de los servicios de seguridad para lograr su confianza y que comience a dar la mayor información posible que pueda permitir la frustración de algún otro ataque en preparación.

El operativo de captura terminó y ahora comienzan varias preguntas ineludibles. ¿Para qué se los capturó con vida ¿Después de todo tendrán un juicio justo y recibirán perpetua no sin antes contar con algún abogado estatal o pago indirectamente por el Hamás, para mejorar sus condiciones carcelarias obteniendo beneficios como el uso de celular. ¿Qué les espera en la cárcel? ¿Probablemente islamizarse más por el contacto con otros criminales terroristas aún peores que ellos o Di-s libre serán algún día objeto de intercambio de prisioneros e integrar el panteón de los “héroes islamistas”?.

La respuesta a estos interrogantes debería ser la modificación de las leyes por parte de la Knéset para endurecer las penas llegando incluso a la aplicación de pena de muerte a los asesinos terroristas. Recordemos que en Israel rige la pena de muerte aplicada únicamente en el caso Eichmann.

Otra de las preguntas tendrá que ver con la negligencia en el control de los límites territoriales. Los terroristas llegaron de un poblado cercano a Jenin luego de pasar un agujero en la pobre alambrada de seguridad. Es inadmisible que un Estado con la tecnología avanzada de Israel tenga una alambrada común con agujeros que separe a palestinos de israelíes. Esos agujeros son utilizados por los trabajadores ilegales pero también por terroristas sedientos de sangre; chacales humanos como los capturados.

Una tercera pregunta tiene que ver con hasta cuando Israel tolerará no solo a los asesinos sino a los que incitan al asesinato, como el coyote terrorista, Yahya Sinwar, líder del Hamás en Gaza, alguna vez liberado por Israel de su cárcel y ahora instigador desde Gaza.

Por el momento estos interrogantes no tienen respuesta. Como judíos que aún vivimos en la diáspora lo que debemos en este luctuoso momento es pedir a Dios por la vida de los dos heridos de gravedad que se debaten entre la vida y la muerte a pesar de ser operados rápidamente por prestigiosos neurocirujanos. Nuestros pedidos deben estar también con las 3 viudas y 16 huérfanos que dejó este ataque. Esto no es una tragedia de un Estado. Es una tragedia del pueblo judío todo y como tal, de la forma que sea, debemos ayudar a esas pobres familias a recomponer sus vidas y superar el terrible precio pagado por ser judíos y vivir en el Estado judío renacido.