Israel, esa decisión que cuesta o… no tanto .Por Mauricio Uscalovsky

 Los motivos por los que uno elige hacer o no Aliá suelen ser varios o tan solo uno; cada caso es un mundo, no existen dos iguales, ya sea por conformación familiar, estatus social o cualquier otra cuestión.

Los números son importantes y hablan con voz fuerte como la de un locutor. Según la Sojnut, Agencia Judía para Israel, en 2021 fueron 924 argentinos quienes arribaron al estado hebreo. En plena pandemia no mermó, pero fueron menores por las circunstancias de público conocimiento; en 2020 fueron 561 y en 2019, 451.

Los números totales de la Sojnut indican que 25.860 olim (provenientes de toda América Latina) llegaron a Israel por medio de La Agencia Judía durante el año pasado según reporta el sitio web de AMIA.

“Israel siempre me gustó, es nuestra tierra”, deslizó Yudith, una joven de 30 años que arribó hace unos tres años desde Argentina y se encuentra casada muy felizmente con un brasileño. Aseguró que en la Tierra Prometida hay muchas oportunidades para todos, pero remarcó que no hace referencia solo al campo laboral sino a todo. Además, con firmeza afirma: “Me siento muy identificada con la cultura, en mi caso, la ortodoxa”.

Su amiga Miriam, unos años menor, le confesó que también sus motivaciones fueron parecidas, sumado al tema social y estudios.

También podemos nombrar el caso de una pareja que tiene hijos en edad prescolar: “Nuestra principal motivación es la esperanza de un futuro mejor para nuestros hijos y reunir a la familia que tenemos allá”.

Si bien no están tan mal económicamente y se pueden dar el lujo de una escapadita a la costa, reflexionan que llegar a fin de mes y alquilar es muy complicado. “Sabemos que nos espera un futuro mejor y que podemos tener la posibilidad de comprar una casa”, responde con seguridad Ruth, quien ya pasó los 40 años y en poquito tiempo se subirá al avión junto a su marido e hijos.

Nicolás, quien también tiene 4 hijos en la escuela, no se subirá por ahora al avión, pero no está en contra de la Aliá: “Todo lo contrario, yo me pongo feliz al ver que otros dan el paso”, contesta con seriedad.

Lo que lo detiene es lo que hace en su Kehila. “Me gusta lo que hago, acerco a los jóvenes a la Torá y allá quizás eso no se necesita tanto, además, es complicado porque ya estoy casado con hijos y es cambiar de vida totalmente”.

Dicho esto, se puede asomar al escalón siguiente, a indagar que hay detrás de estas respuestas y otras como la de quién escribe que en menos de 20 días pasará a formar parte del Estado de Israel.

¿Qué pasa en Argentina específicamente que hace que los judíos queramos hacer esto en este último tiempo?

Según Hanke’s Annual Misery Index (HAMI), Argentina hasta el año pasado ocupaba el 7° puesto en el índice de miseria en el mundo, basado según analiza Infobae, en la pobreza, inflación, desempleo, tasas de interés y variación del PBI, y lamentablemente va en alza debido a las decisiones que han tomado los gobiernos de turno.

Alberto Fernández, Presidente de la Nación, hace poco manifestó: “Vamos a combatir la inflación”. Frases como estás hay como agua en el río, ¿Pero acaso ningún gobierno en la historia lo había propuesto? Salvo que él mande al ejército a disparar a los carteles que indican los precios, a ver si se borra un cero.

Allá, por sus comienzos había sido el ejemplo ante el mundo ante la venida del Covid-19 por lo bien que estaba haciendo las cosas, pero se terminaron destapando las ollas y el puchero estaba podrido; hospitales colapsados, otros sin construir y otros sin mantenimiento, sumado a una fiestita VIP en Olivos cuando los ciudadanos de a pie no podían siquiera despedir a sus muertos.

Equipo que se desintegra y se van por la puerta de atrás o lo que es peor por la grande y ponen los trapitos al sol haciendo que el público quiera tener una ventana cerca.

En materia de seguridad, barrios que antes eran “caminables” se volvieron un peligro, y no solo por los agujeros que hay en cada cuadra que están ansiosos por ser tapados después de años, sino porque la delincuencia va en aumento y se pelean entre oficialismo y oposición a ver quién hizo peor las cosas, el mejor del peor gana o quizás el que tiene la mejor frase, como por ejemplo la de Patricia Bullrich durante el gobierno de Macri: “Vamos por ellos”. Como si el ladrón o asesino se sienta a mirar la televisión con café y medialunas de por medio y el diario sobre la mesa, o aquel que tiene tiempo de eso se va a entregar a las fuerzas de la ley, en fin, esto logra exactamente el efecto lo contrario, que se armen más.

Un poco más atrás, pero no hace mucho, y que es algo que lastima a quien tiene un poquito de conciencia, es darle banca en el Senado, al ya fallecido, Carlos Saúl Menem, luego de sortear la famosa Causa de Armas de Croacia y después de ser quien gobernó durante los atentados más nefastos contra la historia de la judeidad argentina.. La vicepresidente actual tiene, aún causas abiertas y fue quién en su mandato firmó el inolvidable Memorandúm (que luego cayó por su propio peso) con el principal participe de las masacres mencionadas en el párrafo anterior.

Los partidos de Izquierda que llaman a la disolución del único estado democrático y libre de Medio Oriente, tratan de usurpadores, ladrones y asesinos por defender al pueblo de terroristas.

El autor de estas humildes líneas demuestra con todo lo expuesto, el porqué de su decisión, sumado a todo lo que a un ser judío debe generarle ser parte de Israel, ya sea por su historia, religión o cualquier otro argumento o porque hay algo en el fondo de su corazón que le dicta que lo haga, que aquel que lo hizo o va a hacer solamente entiende.

Es un paso que como se sabe no se atreve a dar cualquiera, ya que hay que dejar muchísimas cosas. La decisión va más allá de cualquier otra cosa, es algo superior, hay que estar dispuesto a soltar proyectos, amigos, familiares, conocidos, aunque todo queda más allá de la distancia, porque hoy la tecnología puede lograr lo que antes no se podía, o esa visita inesperada en presencia que todos esperan, pero como dice la frase “Es distinto”, esas dos palabras son la definición concreta de decir sí a la Aliá.

¿Vos estás listo?