Cuál es pensamiento de los investigadores actuales sobre el antisemitismo y su evolución? ¿Después del Auschwitz, hay lugar para el antisemitismo? ¿Sigue siendo una preocupación actual?
Una gran parte de las respuestas a estas preguntas la da la excelente serie documental “Una historia del antisemitismo”, dirigida por Jonathan Hayoun y presentada durante dos meses por la Deutsche Welle (DW), la agencia estatal alemana de noticias. La serie se ocupa de analizar el origen de todos estos prejuicios. Recorre desde el pogromo de año 38, en AlejandrÃa, hasta la actualidad.
Lo primero que llama la atención es que el único racismo que tiene nombre propio en todos los idiomas occidentales es el antisemitismo. No existe una palabra para expresar el odio a los negros, a los aborÃgenes, a los gitanos y a tantos otros grupos discriminados.
El individuo antijudÃo siempre encontrará razones para odiar. Lo decÃa sabiamente Ernesto Sabato, en ApologÃas y rechazos (1979): “El antisemita dirá sucesivamente -y aun simultáneamente- que el judÃo es banquero y bolchevique, avaro y dispendioso, limitado en su gueto y metido en todas partes. Es claro que, en esas condiciones, el judÃo no tiene escapatoria: cualquier cosa que diga, haga o piense caerá en la jurisdicción del antisemitismo”.
En la serie, Joël Kotek, de la Universidad de Bruselas, en el mismo sentido, hace una interesante distinción: mientras que en la Edad Media el anti judaÃsmo era hostilidad hacia los judÃos por sus costumbres y creencias, es decir “por lo que eran”, el antisemitismo actual es el odio al judÃo “por lo que no es”, por lo que está solamente en el imaginario del individuo racista.
En el documental se informan detalladamente sobre las leyendas de supuestos crÃmenes rituales, el sacrilegio de la hostia, etc., que fueron entrando en las ideologÃas de masas iletradas europeas, durante siglos. La suma de todas estas inculpaciones pavimentó el camino hacia el Holocausto (Shoá) e incluso pogromos posteriores.
La peor de todas las acusaciones contra los judÃos de todos los tiempos es haber supuestamente llevado a Jesús a la cruz (método romano de ajusticiamiento), lo que constituirÃa para el populacho un crimen de “lesa divinidad” (si se me permite el neologismo). Es recién con el Concilio Vaticano II de 1965 (veinte años después del Holocausto), cuando la Iglesia declara que “no se ha de señalar a los judÃos como reprobados de Dios ni malditos”. Luego, varios papas se expresaron fuertemente contra el odio a los judÃos.
Los especialistas, entrevistados en la serie, remarcan que no es necesario que haya judÃos para que haya antisemitismo. Entre los siglos XVI y XVIII casi no hubo judÃos en la Europa Occidental cristiana y, sin embargo, continuaron los panfletos antisemitas. Luego, con la Emancipación (siglos XIX y XX) la agresión contra los judÃos llegó a su máxima expresión.
Una posible conclusión es que antisemitismo va mutando como los virus. En una primera época era un rechazo religioso, luego mutó hacia lo biológico (sangre, nariz o cráneo judÃo) y más tarde, pasó de un supuesto complot local a un complot económico judÃo mundial.
Hoy el prejuicio ha encontrado un aliado en el anonimato de las redes sociales y suele estar disfrazado de anti-sionismo. En sÃntesis, le pedimos a la DW vuelva a poner en Internet esta serie La misma nos revela que el antisemitismo es aún una grave enfermedad de la sociedad occidental y requiere una cura inmediata.
Fuente: ClarÃn