Conflicto israelí-palestino: entre la izquierda ciega y la derecha ilusa. Por Ben Dror Yemini

 Es imposible sostener el lema “basta de ocupación” cuando los palestinos no tienen interés en la paz, y no se puede seguir esperando que la mano dura domestique al terrorismo. Es necesaria una tercera vía.

¿Otro atentado? ¿Otra puñalada? ¿Otra piedra? ¿Otro disparo? Desde la primera Intifada se sucedieron intifadas sin parar. En la década pasada, relativamente tranquila, hubo “solo” una intifada con cuchillos que provocó 47 muertos. El año pasado Hamás y la Yihad Islámica contagiaron la intifada también a la población árabe israelí. En el último mes de septiembre se registraron 254 atentados o intentos. Probablemente haya más en octubre. También hay algunos violentos de nuestro lado, dispuestos a romperle los huesos a un veterano activista de izquierda, lo que por supuesto aumentará el odio.

La izquierda israelí vive de ilusiones. No existe una lucha palestina contra la ocupación, sino que hay un terrorismo en contra de la existencia misma de Israel. Ninguno de los terroristas de la Guarida de los Leones luchó por la independencia palestina propuesta por Clinton o el acuerdo de Ginebra, tratados aceptados por la izquierda. La iniciativa política de retroceder a las líneas del tratado de partición de 1947 tampoco servirá.

Los terroristas son simplemente el brazo ejecutor de las “organizaciones de derechos humanos”, que casi sin excepción forman parte de las campañas del BDS contra Israel. Y viceversa. Las “organizaciones de derechos humanos”, es decir, las que demonizan a Israel, son el brazo propagandístico del terrorismo. El objetivo era y sigue siendo fundar un gran país en lugar de Israel.

Estas “organizaciones de derechos humanos” y los grupos terroristas saben que no podrán vencer a fuerza de atentados terroristas. Lo que buscan es arrastrar a Israel hacia otra ronda de derramamiento de sangre que provoque destrucción. Saben que esto volverá a agitar a la opinión pública internacional. En la próxima operación en Gaza o Judea y Samaria, que probablemente vendrá, las protestas contra Israel se multiplicarán. En Occidente hay una manera de actuar contra el terrorismo de Al QaedaISISlos talibanes y similares, pero se niegan a entender que la Yihad Islámica y Hamás pertenecen al mismo departamento. Se trata de un fracaso estratégico de Israel porque la propaganda anti israelí es un elemento importante del conflicto, incluso a veces el factor decisivo.

Mientras tanto, la derecha de los colonos israelíes exige más construcciones en los territorios y nos empuja a un estado binacional. En las conferencias que mantuve en diversos países occidentales no existe ninguna comunidad amiga de Israel, a excepción de las ortodoxas, que defienda y justifique la expansión de los asentamientos en Judea y Samaria. El sionismo no colapsará por culpa de los palestinos, sino debido a los judíos que comparten con el BDS la visión de un gran país.

¿Entonces qué nos queda? La izquierda sionista no puede continuar con la consigna “basta de ocupación” cuando la dirigencia palestina no está interesada en ninguno de los planes de paz que esa izquierda está dispuesta a ofrecer. Y la derecha no puede continuar con la ilusión de que una combinación de más asentamientos, mano dura y estancamiento político domesticará a los palestinos como cachorros.

Es necesario salir del debate entre “izquierda” y “derecha”, ya que uno y otro fracasaron. Israel necesita una tercera vía. El ex líder militar Giora Eiland, por ejemplo, planteó la idea de una confederación palestina que incluya a Jordania. Puede que sea tarde, pero es una idea. Muchos otros presentaron un esquema de separación demográfica que conviva con el control de la seguridad de parte de las fuerzas israelíes.

Los países árabes están hartos de la negativa palestina. Esta es una de las razones de los Acuerdos de Abraham. Pero la opinión pública occidental tiende a estar del lado de ellos. Es parte del juego. Si la administración estadounidense intercede ante la muerte de un niño palestino solo porque había soldados israelíes cerca del incidente, ¿qué pasará cuando se trate de una operación militar más seria?

La hipocresía de Occidente se supone que no la libera del deber de presentar soluciones. Pero ellos se retiraron de toda discusión y dejaron el campo libre para los representantes de viejos clichés como izquierda y derecha. Esta es una mala noticia para el debate público y para Israel. Es hora de despertar.

Fuente: Ynet