Eli Suli/ La impactante historia del secretario de los Reyes Católicos de España en Yom Kipur

 En la época de los reyes católicos de España, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, trabajaba en la corte el judío Manuel de Texeiro.

Era muy grande el afecto que la pareja real le tenía al cortesano judío. Sin embargo, cuando en 1492 los reyes decretaron el edicto de expulsión de los judíos de España, los monarcas obligaron a su secretario Manuel de Texeiro a permanecer a su lado. Aunque secretamente, Don Manuel continuaba fiel a la fe de sus antepasados.

No eran muchas las prácticas religiosas que él y los demás marranos podían celebrar en secreto.

No obstante, el día de Kipur era estrictamente observado por todos, aun poniendo en riesgo sus vidas. En una cueva escondida, lejos de toda mirada humana, se reunían los Anusim (conversos) para elevar sus plegarias a Di-s.

Pero sucedió que un día de Yom Kipur, los agentes del “santo oficio” de la Inquisición, dieron con el rastro de los marranos. Por lo tanto, todos fueron detenidos, posteriormente juzgados y condenados a morir en la hoguera.

Solo al secretario de la corte, Manuel de Texeiro, por pedido especial del monarca, le fue perdonada la vida, aunque con una condición: “que abominara públicamente de su terrible pecado”.

Don Manuel se negó rotundamente a aceptar dicha propuesta, ya que él quería seguir la suerte de sus hermanos y morir con ellos al Kidush Hashem santificando el Nombre Divino.

Sin embargo, el Rey Fernando que tanto lo estimaba, fue personalmente a visitarlo a la prisión para rogarle que abandonara el judaísmo y se convirtiera al cristianismo.

Don Manuel, con el alma desgarrada, tuvo que aceptar la petición del monarca. Entonces llegó el día del gran Auto de Fe, y uno tras otro iban conduciendo a los condenados hacia la gran hoguera publica, quienes morían santificando el nombre de Di-s.

En ese momento, se acercó el gran inquisidor a Don Manuel, invitándole a expresar públicamente su arrepentimiento, “por el pecado cometido”, tal como se lo había prometido al Rey Fernando. La plaza estaba repleta de gente, de nobles, y de altos miembros de la Corte.

Don Manuel entonces ascendió a las gradas que conducían hasta la ardiente hoguera, mientras todas las miradas estaban dirigidas hacia la erguida figura del judío, a cuyas espaldas danzaban las llamas de fuego.

Entonces, todos los rumores y toda la algarabía de repente callaron, haciéndose un silencio total en la plaza, en espera de la declaración pública que habría de hacer el secretario de los reyes de España.

Cuando en medio del silencio se alzó la poderosa voz de Don Manuel de Texeiro diciendo lo siguiente: “Desde hace 3000 años, el pueblo de Israel le ha guardado fidelidad a la Torá, a la ley de Moisés que le fue dada en el Monte Sinaí, en medio de una columna de fuego. Y de esa misma manera ahora debemos nosotros también volver con ella al regazo del pueblo”.

Y mientras pronunciaba esas palabras, Don Manuel de Texeiro, el tan estimado secretario de los Reyes Católicos de España Fernando e Isabel, se arrojó a la ardiente hoguera y entregó su alma al creador, gritando a mas no poder: “SHEMÁ YISRAEL HASHEM ELOKENU HASHEM EJAD”.

Fuente: ©EnlaceJudío