May Samra, directora de Enlace Judío, entrevistó al presidente de la comunidad judía de Rabat, David Toledano, en la capital de Marruecos.
¿Benefició a la comunidad judía de Marruecos recuperar los vínculos con Israel?
Samra se interesó por el impacto del restablecimiento de los lazos de Marruecos con Israel en la comunidad judía marroquí. Para Toledano esto era evidente, ya que la comunidad, en una época muy importante y actualmente significativamente reducida, siempre ha mantenido lazos muy fuertes con sus familiares en el extranjero.
En Israel residen más de 60.000 judíos de origen marroquí, contó el presidente de la comunidad judía de Rabat, y desde su partida, que se remonta a los años 50, siempre ha habido lazos, aunque a veces resultara difícil mantenerlos, otras incluso imposible.
El anuncio generó gran alegría en la comunidad, que se sintió reforzada y sostenida, sobre todo porque siempre estuvo orgullosa de esta relación, y se alegró de que nuevos acuerdos concretizaran algo que nunca se había roto. Desde su partida, los judíos de Marruecos siempre guardaron una relación muy especial con su país de origen, en general, y culturales, en particular.
El judaísmo marroquí ha generado múltiples riquezas, culturales, filosóficas, lingüísticas, poéticas, gastronómicas… Su sello es evidente, por ejemplo, en el ritual matrimonial, el del nacimiento, el funerario… Los judíos marroquíes siempre reconstruyen su ambiente cuando se instalan en otro lugar, levantan sinagogas, se dice que son de Sefarad porque son judías, pero allí recuperan la liturgia que usaban en Marruecos. Y cuando la visitan los de fuera y rezan con los autóctonos, se emocionan al reconocer el sonido y las voces de su infancia y que han transmitido a sus hijos y a sus vidas.
También está la vida comunitaria, el estilo de vida. Toledano quiso tener en su casa un salón marroquí, a imagen y semejanza del que disfrutó de niño, en casa de sus padres, y la entrevista se celebra en este salón de su casa construido y decorado al más puro estilo marroquí.
A diferencia de Argelia, Irak o Siria, donde la partida de los judíos se produjo en violenta ruptura, los judíos que dejaron Marruecos han guardado sentimientos de nostalgia, de amor, de pesar y cuando regresan, lo hacen con alegría porque encuentran el barrio donde vivieron, la casa donde nacieron, que no ha sido destruida ni expoliada. Se reencuentran con costumbres que les son familiares, visitan las tumbas de sus padres, de sus abuelos… que están protegidas, algo poco frecuente en el mundo judío. Todo esto hace a las relaciones judío-marroquíes muy particulares, únicas entre los judíos de origen marroquí que residen en Israel, Estados Unidos, México, España…
En cierto momento de la historia reciente, Marruecos, un país musulmán y árabe, cabe tenerlo presente, también formaba parte del gran mundo árabe y en ese entonces una tendencia nacionalista árabe de diversas corrientes arrastró también al país norteafricano. Esta política hizo que la comunidad ya no se sintiera cómoda y comenzaron a salir. Hubo momentos difíciles. Toledano expresa con orgullo que hoy están viviendo un momento excepcional con el rey Mohammed VI porque gozan de libertad de expresión, interactúan y mantienen un diálogo que se había perdido.
A los judíos de Marruecos se los llama “los judíos del silencio” porque en esa época difícil, no resultaba oportuno dejarse ver, actuar, comunicarse… Consecuentemente, perdieron el idioma. No contar con una herramienta de comunicación dificultaba extremadamente las relaciones. Hoy internet abre puertas, es posible comunicarse en diversas lenguas, hay apertura, y todo el mundo interviene aquí y allá por todo y por nada. La pequeña comunidad judía que permaneció en Marruecos se siente privilegiada porque tienen la sensación de gozar de una consideración muy por encima de lo que numéricamente les correspondería.
Toledano cuenta con tristeza que la comunidad de Rabat hoy se reduce a una escasa cincuentena y va mermando de año en año porque los hijos parten al acaban su bachillerato para cursar estudios superiores en el extranjero, allí se instalan y comienzan una nueva vida. Pocos son los que regresan. Toledano espera que los Acuerdos de Abraham generen una repoblación judía, que atraiga a los israelíes y, a inversores internacionales, y que la pequeña comunidad se vea reforzada.
No sin nostalgia, presidente comunitario recuerda que tradicionalmente todas las ciudades en Marruecos tenían ciudadanos judíos. Rabat contaba con unos veinte mil. En Salé, la comunidad constaba de 15000 judíos y era muy fuerte e importante. También Tánger, Tetuán, Fez, Mequinez, Marrakech, El Jadida, Safí, Agadir, Esauira… Los judíos de fuera se sorprendían al encontrar judíos en todas partes, hasta en los lugares más remotos. Hay rastros de población judía por todas partes en Marruecos sea en la llanura, en la montaña, en el desierto, en los cuatro puntos cardinales…
¿Qué instituciones judías están en activo hoy en Marruecos?
La mayoría de las instituciones comunitarias están en Casablanca ya que el resto no cuentan con suficientes miembros que hagan posible la vida social. El punto de reunión allí es el club de tenis Le SOC, donde organizan actividades lúdicas, deportivas, espectáculos… La institución L’Oser se ocupa de la atención a los niños y desarrolla una labor importante. Destaca el centro de educación primaria y secundaria, hasta el bachillerato con un nivel muy alto. A él tiene acceso toda la población marroquí, tanto judía como musulmana, y las clases se imparten tanto en hebreo como en árabe. El nivel es excelente, los resultados están entre los mejores de Marruecos. Sus egresados son admitidos en las grandes universidades, sea en Estados Unidos, Israel o Francia. Registra paralelamente entre 300 y 400 alumnos.
¿Qué relación mantiene la comunidad con el gobierno marroquí?
En cuanto las relaciones con el gobierno, Toledano destaca que no son oficiales sino oficiosas. El Consejo de Comunidades Judías de Marruecos se mantiene activo y es el que se relaciona con el gobierno y las autoridades para ocuparse de la parte social y temas internacionales. Actualmente se encuentran a la espera de la nueva ley o decreto que reorganizará la gobernanza de la comunidad judía con tres grandes instituciones. En primer lugar, un Consejo que representará a los judíos de origen marroquí residentes en el extranjero. En segundo lugar, el Consejo de Comunidades Judías que tendrá personalidad moral, y una tercera institución será una fundación que administre los bienes inmuebles y todo lo referente a cultura y culto.
En el diseño de este nuevo esquema de reestructuración comunitaria, ha participado nuestro anfitrión, junto a otros líderes comunitarios marroquíes. La pandemia ha retrasado la puesta en marcha de esta iniciativa porque hubo que priorizar atender necesidades personales pero el Ministerio del Interior ha ha comprendido bien su importancia y le ha dedicado un esfuerzo considerable.
La función principal de la comunidad judía era hasta ahora apoyar a los necesitados, organizar la vida social, religiosa y gestionar los bienes comunitarios. Pero hoy se ha convertido en algo muy importante para nosotros, dice Toledano, y también para el reino magrebí, porque somos el testimonio de un Marruecos plural. Durante mucho tiempo la historia del país se ha volcado hacia los árabes y el islam pero poco a poco, con reivindicaciones de unos y otros, se comenzó a tomar conciencia de que Marruecos no era solo árabe, que tenía una historia antes y durante, en la que estaban los judíos, los bereberes, los cristianos, y fue así como se llegó a la Constitución de 2011 (propuesta por el rey, Mohamed VI, para sustituir a la Constitución de 1996, sometida a referéndum y apoyada por más del 97%) que ha reconocido los diferentes lazos y raíces de la identidad marroquí plural, con vertientes africana, aria, andaluza, judía, árabe y, por supuesto, musulmana. Todo lo cual constituye la historia de Marruecos y del judaísmo marroquí.
Toledano, destacado partícipe en coloquios y debates, se enorgullece de haber llegado a este punto por el que llevan luchando mucho tiempo, introduciendo esta nueva parte de la historia en los libros escolares de Marruecos. Hoy sus capítulos hablan de la presencia judía mucho antes del Islam y se reconoce esta presencia de forma oficial, algo excepcional en un país árabe musulmán.
¿Cuál fue el impacto de los Acuerdos de Abraham?
May consideró que este cambio pudo ser consecuencia de los Acuerdos de Abraham, pero el presidente comunitario lo descartó de pleno, alegando que de todo el proceso siempre estuvo informado de primera mano. Su relación estrecha con personalidades incluye al embajador israelí Gadi Golán, vecino contiguo, quien un día lo llamó para decirle que la oficina de enlace, abierta en 1996, debía cerrar. La despedida del personal de la embajada fue un momento desolador para todos. Ocurrió en el año 2000, unos meses después del fallecimiento de Hassan II, coincidiendo con la Segunda Intifada. Había tensión en la calle, manifestaciones y la diplomacia marroquí no podía sostener que siguiera habiendo una oficina de enlace, aunque estuviera muy poco activa en ese entonces.
La apertura de Marruecos, el reconocimiento histórico, son, según Toledano, independientemente de las relaciones israelíes, poniendo énfasis en el hecho de que “Marruecos e Israel son países soberanos. La comunidad marroquí no tiene nada que ver con sus acuerdos. Es una comunidad de nacionalismo marroquí, nacionalidad marroquí, que vive en un país llamado Marruecos y que tiene responsabilidades, pero no se debe mezclar estos asuntos ni pretender que somos la causa o la consecuencia de lo que sea, remarcó Toledano”. “Dos países totalmente soberanos y autónomos se relacionan entre sí. Como comunidad, estamos tal vez en el nivel de las consecuencias beneficiarias o no de ciertas cosas. Pero no estamos en absoluto en el nivel de actores, sobre todo porque no es necesario. No ha habido tal impacto porque estas decisiones se tomaron mucho antes y gracias a la solicitud de Su Majestad que toma en consideración su población judía y la historia de este país, que ha pagado de su bolsillo la renovación de los cementerios y otros lugares y que anima a la comunidad a renovar los sitios y a abrirlos al público para mostrar la riqueza de esta historia de Marruecos y sus recuerdos”, afirmó Toledano con contundencia y rotundidad.
La directora de Enlace Judío se interesó por esos sitios y Toledano habló de entre 170 y 180 cementerios que fueron renovados en todo Marruecos, lo cual ha sido recogido en un libro editado por el Sr. Serge Berdugo, ex ministro y secretario general de las comunidades israelitas de Marruecos, evidenciando presencia judía en todas partes. Se gastaron 2 millones y medio de dírhams, ($ 250.000) en el cementerio de Salé pero se ha hecho en todo el reino marroquí, en Fez, Esauira, en Tánger… costeado por el Rey.
Para el presidente Toledano, este es un momento excepcional porque, gracias a Mohammed VI, no solo gozan de libertad de expresión y reconocimiento los judíos, también el mundo amazir y bereber. En un pasado no muy lejano, se podía ir a prisión solo por mencionarlos. Desde la asunción del rey al trono de sus antepasados, se percibe una gran evolución.
¿Cómo ve Toledano el futuro los judíos en Marruecos?
Hablando del futuro de la comunidad judía, Toledano recuerda que fue tema de un coloquio, entendiendo que la comunidad está en declive. Compara la situación con el aceite de Janucá: imposible predecir cuánto va a durar. La nueva organización, que involucra al judaísmo exterior, puede ser un punto de inflexión, cree, para perpetuar el judaísmo de una historia multisecular con más de 2000 años de presencia judía.
Hablemos de antisemitismo
El tema era insoslayable. Samra quiso conocer la situación al respecto en la actualidad. Para Toledano, “en Marruecos hay un antisemitismo ‘normal’, como en el resto del mundo. Innegablemente existe pero, no habiendo más judíos con los que confraternizar, el 99% de las relaciones se dan con musulmanes. Son cordiales, estrechas…”. “Siempre hay ultras aquí y allá, pero, globalmente, diría que estamos más seguros aquí que en París”.
Aire marroquí en los hogares
Como colofón a la entrevista, Samra pidió a su anfitrión que describiera el salón marroquí en el que se encontraban, a lo que Toledano accedió orgulloso.
“Es un salón típicamente marroquí, decorado con ‘eliges’, la palabra árabe equivalente en español a ‘azulejos’. Hay zonas con pequeñas piezas hechas en Fez, montadas pieza por pieza, desiguales. Eligido el diseño, las piezas se montan en paneles, guardando una precisión extrema. Genios árabes de la geometría han ideado este tipo de decoración considerando que no puede haber imágenes en las mezquitas, ni en las sinagogas, por lo que recurrieron a motivos geométricos. En el techo, una zona en yeso está trabajada con cuchillo totalmente a mano. El trabajo ha tomado varios meses y en él se aprecia [la flor] salto de Salomón, es decir, la estrella de ocho brazos. Los brazos distribuyen las distintas figuras que se entrelazan creando esta forma tan bonita, inspiradora y relajante, siempre dentro de la simetría. La estrella central, siempre de ocho brazos, en el interior es igual. El ‘salto de Salomón’ es la base de la decoración, y también está presente en pequeñas baldosas de cerámica. Los artífices de la obra no ven la cara buena puesto que trabajan con la cara posterior. Todo se monta al revés siguiendo una distribución matemática. Acabado el panel, se lo consolida con cemento y adhiere a la pared.
“La flor ‘salto de Salomón’ tiene su origen en Turquía, era una estrella de 8 brazos. Una parte que se hace en cristal, lo que en árabe se llama ‘buscar la realidad’, procede de Irak y es tradicional. Allí, un fabricante francés crea este verde especial en los vitrales, que aporta una luz muy particular al salón.
“Un típico salón marroquí tiene banquetas para recibir mucha gente, hacer fiestas… ofrecen mayor convivencia.
“La sinagoga Rambam en París fue construida por marroquíes que han incorporado a la decoración piedras de Jerusalén y madera trabajada al estilo marroquí”.
Un encargo muy especial
Se acercaba Sucot, y Samra no comentó que traía un encargo de su hermano ortodoxo: llevarle un etrog, porque “los etroguim de Marruecos tienen fama de ser los mejores del mundo”. Toledano estuvo de acuerdo en eso si bien le pareció que tal vez fuera pronto para conseguirlos. Aun así, se ofreció a utilizar sus contactos para que su huésped pudiera satisfacer el encargo.
Fuente: ©EnlaceJudío