AMIA concluyó recientemente las obras que puso en marcha, en enero de este año, para fortalecer la infraestructura destinada a la seguridad del cementerio comunitario de Tablada.
Las obras, que demandaron un esfuerzo presupuestario muy relevante, permitieron dotar al lugar de un sistema electrónico de seguridad perimetral que contempla 4.700 metros lineales; además la incorporación de 4.700 metros de alambrado, y la elevación de la altura de todo el muro exterior del cementerio (más de 2.000 metros lineales).
En este mismo sentido, el plan de mejoras requirió la adecuación del sistema eléctrico, con la instalación de nueve tableros seccionales, que fueron complementados con la colocación de un circuito subterráneo, a lo largo de 4.500 metros, que posibilita la operación de los sistemas.
Ante los graves hechos de vandalismo que se registraron en el cementerio y que la institución denunció oportunamente en sede policial y ante autoridades gubernamentales locales y provinciales, AMIA llevó adelante las obras correspondientes para cumplir con su misión de preservar respetuosamente la memoria de las más de 130.000 personas que descansan en este lugar de carácter sagrado.
Más allá de los pedidos que se elevaron insistentemente para que las autoridades adoptaran las medidas necesarias para que cesen los actos de profanación, la institución diseñó y concretó un programa integral de protección, para reforzar las medidas de prevención y seguridad.
Como se sabe, la administración de los cementerios (Beit Jaim o “casa de la vida”) es una tarea fundacional de la AMIA, y resulta clave para la continuidad de la vida comunitaria. Su cuidado, preservación y mantenimiento es una labor prioritaria para la organización.